Tras meses de debates, el proceso de la aprobación de la reforma fiscal norteamericana llega a su fin. Ayer tanto la Cámara de Representantes como el Senado aprobaron la mayor reforma tributaria en 30 años, aunque antes de su promulgación, será necesario que la Cámara de Representantes tendrá que votarlo hoy nuevamente al haberse modificado en el Senado tres provisiones técnicas que incumplían la normativa. Los republicanos que dominan ambas Cámaras del Congreso, insisten la reforma impulsará el crecimiento económico y el empleo. También consideran la medida como clave de cara a poder mantener las mayorías de escaños en ambas Cámaras en las elecciones de noviembre de 2018 en las que se renovarán los 435 miembros de la Cámara de representantes y 33 de los 100 escaños del Senado. Esta es la primera gran victoria legislativa de la actual Administracion después de que el Senado rechazase hace unos meses el desmantelamiento del programa de salud del anterior presidente. Aunque existen dudas sobre el impacto real que puede tener esta reforma fiscal sobre el crecimiento económico, la Reserva Federal, que a partir de febrero tendrá al frente un nuevo presidente, deberá valorar si el impacto sobre la economía puede tener un efecto más cíclico, lo que podría llevar a que la Fed acelerase las subidas de tipos de interés, o por el contrario, si el efecto puede ser más duradero, lo que elevaría el crecimiento potencial de forma más permanente, y podría llevar a la Fed a un posicionamiento más moderado en el ajuste de los tipos.