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'El hilo invisible': la frialdad de la perfección
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'El hilo invisible': la frialdad de la perfección

viernes 02 de febrero de 2018, 14:29h
Paul Thomas Anderson ha creado con 'El Hilo Invisible' su particular universo sobre el amor obsesivo o 'amour fou', lo que pasa es que ese universo parece compartir bastantes cosas con el del Alfred Hitchcock de 'Vértigo' y 'Rebeca', dos películas con las que se la puede relacionar. Es una película que roza formalmente la perfección pero que peca de fría, es, por eso mismo, una película muy parecida a su personaje principal y, uno sospecha, que a su director.

La película se centra en la relación perversa y malsana que mantienen Reynolds Woodcock y Alma, un perfeccionista modisto y su peculiar musa. Anderson teje una película a medida de sus personajes, rodeándolos de una elegante puesta en escena, una cuidada fotografía y una magnífica banda sonora, a cargo de Jonny Greenwood de Radiohead. Pero el resultado final, pura alta costura, queda deslucido porque esos personajes son demasiado fríos y poco cercanos. Es una película freudiana que ralla en el sadomasoquismo, es una película en la que el único amor posible parece ser el amor obsesivo, el amor loco, pero a Anderson se le olvida contarnos como se ha avivado ese fuego.

Parte de esa frialdad viene de que no sabemos cómo se ha encendido esa llama, si en 'Vértigo' Hitchcock nos enseñaba en su primera parte como el personaje de James Stewart se obsesionaba por el de Kim Novak, aquí pasamos directamente a la obsesión, unos simples intercambios de mirada nos tienen que servir de base para todo lo que se despierta entre ambos. Es una película totalmente de época, en este caso de los años 50, con la mujer en un papel de total dependencia del hombre, en este caso también del artista. Y aquí está otro de los problemas, Woodcock, el personaje principal interpretado con la solvencia habitual por Daniel Day-Lewis, es un personaje bastante odioso, nuevamente un artista vuelve a enseñarnos como para crear hay que ser un poco imbécil. Le pasa un poco (pero no tan exagerado) como a Aronofsky con 'Madre!', ¿cómo alguien en su sano juicio puede interesarse por alguien así? ¿Se enamoran del arte o del artista? Son preguntas interesantes pero la película pierde al no conseguir transmitirnos la misma fascinación que Alma siente no solo por su obra sino por el propio Woodcock. Puede que Anderson esté haciendo una correlación entre personaje y autor, pero eso no le deja en buen lugar.

Lo que sí logra es fascinarnos por la obra en sí, podemos imaginarnos a su director planificando con cuidado cada escena, trabajando con su magnífico elenco para lograr semejante resultado, uno en el que además de la pareja protagonista (Vicky Krieps está, como mínimo, a la altura de Day-Lewis) hay que destacar a una Leslie Manville que logra una espléndida actualización del ama de llaves de 'Rebeca' como la hermana de Woodcock.

'El hilo invisible' es una película sobre la obsesión, ya sea en el amor, el arte o el trabajo, modelada hasta el último detalle por un Anderson que parece dominar a la perfección el tema. Su único problema es que le sienta de maravilla a su autor y a sus actores pero cuando uno se intenta poner en su lugar o, digamoslo así, se pone el vestido, no le sienta igual. Quizás es que se le ven demasiado las costuras...

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