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'Una vida americana': la herida de vivir
(Foto: Javier Naval)

'Una vida americana': la herida de vivir

lunes 05 de febrero de 2018, 08:11h

Lucía Carballal (Los temporales, A España no la va a conocer ni la madre que la parió y, muy pronto también, La resistencia) sorprende de nuevo con su nueva propuesta, un “road trip de caravana y bosques protagonizada por mujeres”, como ella misma ha definido su último texto, ‘Una vida americana’, que ahora llega al Teatro Galileo de Madrid en un excelente montaje dirigido por Víctor Sánchez Rodríguez y protagonizado por Cristina Marcos (Paloma, la madre de las dos hermanas), Esther Isla (Linda), Vicky Luengo (Robin Rose) y César Camino (Levi, novio de Linda).

Paloma, -ahora emparejada con otra mujer- y sus dos hijas, Linda y Robin Rose -que tiene problemas de identidad sexual desde hace tiempo-, madrileñas del barrio de Tetuán, viajan a Estados Unidos para pasar allí un tiempo indeterminado. Viven de alquiler en una caravana situada en un camping, en las afueras de Minneapolis, en un bosque cercano al lago Crow Wing, en Minnesota. Es un 4 de julio, el Día de Acción de Gracias, suena el himno nacional estadounidense en la emisora de radio que se escucha en esa vieja caravana, y la madre y las dos hijas han llegado hasta allí buscando al padre perdido, Warren Clarkson. El entonces joven y atractivo americano se cruzó en la vida de Paloma en aquel Madrid de los años 80 en que ‘La Movida’ lo cubría todo. Y las consecuencias pudieron verse muy pronto: Linda y Robin Rose. Lo malo fue que un día, Warren se largó a su país sin saber por qué, o por qué no, sin dejar rastro, y nunca más se supo de él.

El viaje a América, que parte de la necesidad inaplazable de Linda por encontrar a su padre, más que por recuperar el pasado, busca dar un sentido pleno al presente, aunque para eso necesita conectar con el ayer, que representa la figura de Warren. Sin embargo, este no aparece y es Levi, el novio de Linda, quien sustituirá a la figura paterna en esa búsqueda frustrada. Aunque esa es solo la lectura superficial del drama, la parte visible. Además, en planos más profundos, hay que apuntar también a la búsqueda de la familia, su crisis de identidad en varios ámbitos (una madre ahora lesbiana, una hermana con género neutro -ni él, ni ella- y la otra con una depresión de caballo por no aceptar la situación que le ha tocado vivir). Y, en un tercer estadio, la falta de identidad nacional, cada vez más acusada, en un país -el nuestro- en donde su gente se siente mucho más identificada con la música country o el ‘American Pie’ con el que se despide ‘Una vida americana’, que con las coplas de Concha Piquer, la música de Falla o la de Amancio Prada.

Los personajes viven dramas distintos, que están muy bien dibujados por los cuatro actores en escena. Mientras Paloma, la madre, ha superado ya el pasado y está ahora encantada con su novia peruana, sus hijas son su gran preocupación. Linda y su hermana están atormentadas por causas distintas, pero que las hacen igualmente infelices y ensimismadas en sus conflictos personales. Y Levi, novio de Linda, conecta mejor con su suegra que con la propia Linda. Graciosísima esa cena de sabat judío con alguien (el propio Levi) que tampoco se siente judío…

La escenografía de Alessio Meloni sitúa la caravana de la familia en uno de esos bosques americanos llenos de árboles gigantes, ríos y lagos caudalosos, cuyo rumor parece inundar todo el escenario, aunque solo sea por la densa niebla que generan sus aguas, y la música de Luis Miguel Cobo acaban de redondear el ambiente de la América profunda en donde está enclavada esa caravana que sirve de improvisada casa a la familia Clarkson que tampoco allí acaba de encontrarse a sí misma.

El montaje, gracias a Victor Sánchez, es más que sugerente y ha sabido enlazar los distintos aspectos que encierra un texto tan elaborado y complejo como el que nos ha regalado su autora, Lucía Carballal, que se afianza así como una de las voces más lúcidas y valientes del panorama teatral español de nuestros días.

‘Una vida americana’

Texto: Lucía Carballal

Dirección: Víctor Sánchez Rodríguez

Intérpretes: César Camino, Esther Isla, Vicky Luengo y Cristina Marcos

Diseño de Iluminación: Luis Perdiguero

Escenografía: Alessio Meloni

Vestuario: Guadalupe Valero

Música: Luis Miguel Cobo

Ayudante de Dirección: Antonio Escámez

Producción Ejecutiva: Jair Souza-Ferreira y Elisa Fernández

Dirección de Producción: Miguel Cuerdo

Teatro Galileo, Madrid

Hasta el 4 de marzo de 2018

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