Lo de Piqué ya no tiene solución. Si siempre le ha gustado expresarse sin filtros sobre sus convicciones políticas, molestase a quien molestase, ahora su guerra contra el equipo vecino de Barcelona, el Espanyol, le ha elevado al trono de los polemistas.
Pocos ven ya con sentido la guerra que ha iniciado contra los periquitos, mucho más allá de comprender sus quejas por los insultantes cánticos que los aficionados del club blanquiazul le dirigen a él y a su pareja, Shakira, de carácter más que execrable. Él, que no es capitán del Barça pese a ser canterano y llevar años en el club porque sus propios compañeros prefieren no darle este rol, debe poner paz en todo este tipo de polémicas ajenas al fútbol.
Lleva más de una semana siendo noticia después de que eliminase al Espanyol en los cuartos de Copa del Rey criticando que este club ni siquiera tenga ya sede en Barcelona, ya que su estadio está en la localidad vecina de Cornellá. Una polémica absurda a la par que infantil y vacía. No contento con la controversia originada en este tiempo, ayer, tras el nuevo enfrentamiento con este equipo, esta vez en Liga, la lió al celebrar el gol que marcó en el minuto 82. Si bien mandó callar al estadio con un gesto de mandar silencio, levantó no sólo su dedo índice, sino también el dedo meñique, dejando bien claro que ponía los cuernos a la afición perica. "Sólo les mandé callar", dijo. "Mandarles callar era lo mínimo que podía hacer", explicó también.
Piqué sobre el Espanyol: "Cada vez están más desarraigados, su propietario es chino al igual que todos sus consejeros"
Pero no contento con eso, una vez acabado el derbi, habló con la prensa para continuar con la polémica de la 'barcelonidad' del Espanyol: "Cada vez están más desarraigados, su propietario es chino al igual que todos sus consejeros", insistió. Piqué se enfrenta ahora a una posible sanción de la Liga por influir en generar violencia en el mundo del deporte e inspirar odio entre las aficiones.
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