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Serio partido de España para avisar a Alemania de cara al Mundial (1-1)
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(Foto: RFEF)

Serio partido de España para avisar a Alemania de cara al Mundial (1-1)

sábado 24 de marzo de 2018, 10:28h

A tres meses del comienzo del Mundial de Rusia, cualquier partido tiene una especial significación por lo que supone como banco de pruebas. Más cuando se juega contra Alemania. Nada de amistoso, que supongo que es algo de lo que también participan Lopetegui y Löw, que en la contienda no se han andado con miramientos. Uno y otro han alineado a los presumibles onces que tomen la salida en el Mundial con algunos retoques obligados por ausencias, Busquets, por ejemplo.

Del tamaño de la intención, palpable en el equipo español formado de salida, dio cuenta inmediatamente la selección desde la apertura de uno de los que saben cómo amargar a los alemanes, Andrés Iniesta, ese chico que dice que se irá del equipo nacional tras el Mundial, ojalá se equivoque él y no los demás, fabricando un pase magistral, que, magistralmente, paró y remató por alto Rodrigo para batir a Ter Stegen entre el jolgorio generalizado de los seguidores españoles.

El jolgorio de los aficionados se repitió una docena de minutos más tarde, tras un larguísimo balón de Ramos a la banda opuesta ocupada por Isco. No llegó al balón por centímetros Héctor en su intento de despeje de cabeza a la desesperada, pero sí Isco, que esperaba que ocurriera lo que finalmente sucedió, sobre la raya casi para entrar libre ya de cualquier marca. Lo hizo como una bala para colocar un balón al que Iniesta no llegó por centímetros. Fue tanta la belleza de la acción que rendidos a sus pies cayeron los que tenían que hacerlo, es decir, los españoles, y los aficionados alemanes que ovacionaron calurosamente ese ejercicio de casi perfección al que solo faltó eso, un par de centímetros para acabar de rematarlo.

El partido tuvo su aquel para España como era de esperar. A los 23’ pudo empatarlo Timo Werner con un disparo cruzado que rozó el poste izquierdo del portal defendido por De Gea, primera de las ocasiones alemanas del encuentro y fruto, naturalmente, del talento que no se debe discutir al campeón del mundo. Aún lastrados por su inferioridad ante la calidad del toque del medio campo español, deliciosos con frecuencia Iniesta, Isco y Silva, tener enfrente a Khedira, Ozil, Kroos, Müller, Draxler y la “compaña” es como para temer, y con razón, que en cualquier momento hay equipo ahí capaz de causar grandes problemas. Ocurrió, sin embargo, que España jugó bien frecuentemente, con el tiki que se le conoce en no pocos instantes y de ensueño en algunos instantes, que dejaron boquiabiertos a los espectadores. Me refiero a los germanos, claro está. Un chutazo inesperado de Thomas Müller, con mucho espacio libre alrededor, lo aprovechó, no obstante, Alemania para empatar cuando no había atisbo alguno de ello. No fue un gol fruto de su constante presión arriba, sino un chispazo aislado. Un zarpazo. Aceptémoslo: son los que son. Y es bueno no fiarse de ellos. No fiarse nada. Porque cuando menos se piensa.

A la hora de partido el encuentro estaba como al comienzo, o sea, en tablas, pero España había conseguido paliar los efectos morales de la igualada, que no era poca cosa. A los 64’ una falta de Koke a Müller a ocho metros del borde del área grande acabó en la cabeza de Hummels que mandó el balón al larguero. Lopetegui tiró entonces de Diego Costa, uno de esos delanteros capaz de amargar la vida de cualquier defensa, sea alemán o ugandés. A los 67’, un largo balón cruzado de Asensio no lo alcanzó Silva por el canto de un euro antes de que entrara Sané. El partido estaba en esos momentos para cualquier cosa: que lo ganaran los unos, que lo ganaran los otros o que se quedara como estaba. Cuando Silva dejó su puesto a Lucas Vázquez (70’), el medio campo del equipo de Lopetegui había sufrido una transformación casi absoluta. Solo quedaba Thiago. Löw cedió menos en ese punto. Ozil y Kroos tuvieron que aguantar como jabatos hasta el final.

Tan inesperadamente como había igualado Alemania pudo marcar España en el minuto 75 cuando Costa no aprovechó un flagrante error defensivo, uno de los muy pocos de los alemanes, que puso el balón en sus pies y en las mismas narices de Ter Stegen. No sacó tajada de aquella ocasión pintiparada Diego, oportunidad postrera de un equipo que no solo aguantó el tipo ante el campeón del mundo y en su terreno sino que durante un buen rato le tuvo en las cuerdas. Y el que estaba refugiándose en ellas, no lo olvidemos, era Alemania.

Fuente: RFEF

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