La campaña de desprestigio contra Feijóo y Cifuentes da pie a un relato en positivo de Soraya Sáenz de Santamaría, aparentemente autocrítico. Otras aspirantes, como Cospedal o Ana Pastor, asumen su papel secundario, si bien la presidenta del Congreso es muy respetada.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, sigue teniendo opciones de suceder a Mariano Rajoy aunque le incomode a Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno y también aspirante a inquilina del principal despacho de la Moncloa. Al menos es la impresión generalizada que defienden casi todas las organizaciones territoriales del PP, según ha confirmado nuestro diario hermano 'Mundiario'.
La excepción podría ser un sector del Partido Popular del País Vasco pero su peso político en el PP y, sobre todo, sus resultados electorales no son precisamente el mejor aval para el aspirante a ocupar el palacio de la Moncloa.
En el plano mediático madrileño, la calculada campaña de desprestigio contra Feijóo y Cristina Cifuentes da pie ahora a un relato en positivo de Sáenz de Santamaría, con ribetes autocríticos para hacerla más creíble. Mientras, otras aspirantes, como María Dolores de Cospedal o Ana Pastor, asumen su papel secundario, si bien la presidenta del Congreso es muy respetada. Pastor es probablemente la persona de mayor confianza política de Rajoy, en clave personal, lo que le concede un estatus especial, además de opciones a ser doble aspirante en Madrid y en Galicia.
El entorno político y mediático de Soraya Sáenz de Santamaría, en parte subvencionado, analiza el relevo de Mariano Rajoy con un guión a medida de la vicepresidenta
El entorno político y mediático de Sáenz de Santamaría, en parte subvencionado, analiza el relevo de Rajoy con un guión a medida de la vicepresidenta del Gobierno. Lo disimulan pero en su argumentario afloran todos sus intereses: Rajoy sigue mandando, cosa que a ella le interesa; máxime si manda en la sucesión, y los ataques a sus evidentes errores en la gestión del procés y en otros frentes de la acción de un Gobierno a la deriva serían vengativos. En este cómodo relato, ella sería una política moderna, incluso progresista –capaz de plantar cara a Albert Rivera-, mientras que Cospedal sería una mera adversaria decorativa. Feijóo –ya atacado en algunos medios de Madrid antes que Cifuentes- hablaría de más y a destiempo, y Cifuentes estaría quemada con su master de la Universidad Rey Juan Carlos a vueltas. Solo una persona joven haría subir 5 puntos al PP: se supone que ella. El mismo relato respeta a Ana Pastor pero sin mayores concesiones: basta con no cabrear a Mariano con lo que se diga de ella y casi mejor no decir nada. Todo muy pensado. Pero se nota mucho.
La cruda realidad revela que Feijóo es el único político con votos propios que puede suceder a Rajoy. Le avalan tres mayorías absolutas consecutivas, un caudal electoral que no está al alcance de nadie en el actual PP. Además, cuenta con el aval de la mayoría de los barones, encabezados por el líder del PP en Castilla-León, Juan Vicente Herrera. "Como mucho, Soraya sería candidata, pero no presidenta", dicen desde el sector que confía más en las posibilidades electorales de Feijóo en las urnas. El rechazo al líder gallego podría estar más dentro que fuera del PP.
En paralelo, Sáenz de Santamaría es una funcionaria cuestionada, sin apenas apoyos en el partido; Cristina Cifuentes se está quemando sola, además de no ser tan moderna como aparenta; Pastor atesora cualidades personales y políticas -ya salieron artículos sobre ella en ese sentido- pero no es una política de votos ni tiene un carisma arrollador, y Cospedal, si bien controla Génova con el mando a distancia, es una derrotada en las urnas en su propia comunidad autónoma. De hecho, a Cospedal la han querido jubilar, pero no lo ha entendido, y en Génova no se la ve casi nunca. "A día de hoy, Feijóo es el preferido en casi todos los sitios, lo cual también le granjea envidias que derivan en enemistades", resume una fuente cualificada del partido del Gobierno.
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