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Cifuentes y el master de alto riesgo

viernes 06 de abril de 2018, 07:23h

Resulta que además de existir partidos de futbol de alto riesgo, jornadas del mismo signo o fenómenos meteorológicos donde se disparan las alertas de colores por graves riesgos como lluvias o vientos, en las ultimas semanas estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo fenómeno: el master de alto riesgo. Dícese como tal de aquel al que concurre un político/a que presumiendo de estar trabajando todos los días más que una “kelly” de hotel, pero con muchísimo mejor salario, se matricula en un master universitario al cual no puede acudir por sus quehaceres públicos pero que como ocurre en el caso de la aun presidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes, corre el peligro de quedar en evidencia cuando aprueba con buenas notas de aquella manera tan sospechosa.

Parece que Cifuentes está en una encrucijada de difícil solución, de la cual la única culpable parece no ser solo ella, sino una trama debidamente ordenada y sumisa a sus órdenes, que mancha el prestigio de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) salpicada por escándalos como en más de una ocasión han salido a la luz pública. Esta importante institución parece que al igual que el monarca emérito del que toma su nombre, no aprueba últimamente un examen de reputación corporativa. Creada en 1996 es actualmente la segunda universidad de Madrid en número de alumnos matriculados, lo cual le confiere una importancia capital a nivel docente, pero a decir de muchos y los datos lo corroboran, parece que también es un centro que ha acogido a políticos y familiares del Partido Popular cual oficina del SEPE (antes INEM) donde además las puertas giratorias funcionan con un mantenimiento impecable. A modo de ejemplo podemos encontrar en la nómina a Isabel Ruiz-Gallardón García de la Rasilla (prima de Alberto Ruiz-Gallardón ex presidente de la Comunidad de Madrid de quien depende la universidad, ex alcalde y ex ministro), Margarita Cifuentes hermana de la susodicha Cristina Cifuentes, salpicada también por el escándalo que supuso su elevación de rango, pues la tal Margarita era hasta 2016 simplemente personal de administración, pero el entonces rector Fernando Suarez del cual hablaremos más adelante, la contrató con una fórmula reservada a “profesores de reconocido prestigio”, cuando no contaba con ninguno de los requisitos que la ley universitaria vigente, el convenio profesional o los estatutos de la propia URJC contemplan para acceder a ese tipo de contrato. Continuando con la relación de peperos o familiares, encontramos a María del Mar Alarcón (cuñada de Francisco Granados, rey de la Púnica) o Isabel Mayor Bastida, sobrina del ex ministro Jaime Mayor Oreja, cuyo hermano Carlos Mayor Oreja, fue consejero de Educación con Aguirre y también colocó a su jefa de Gabinete durante su etapa en el Ejecutivo autonómico, Consuelo López Vila, como jefa de Gabinete del entonces rector González-Trevijano. El mencionado penúltimo rector, también fichó a Ricardo Martí Fluxá, secretario de Estado de Seguridad en el primer Gobierno de José María Aznar, como presidente del Consejo Social de la URJC y Alfonso de Esteban, ex decano de la Facultad de Comunicación de la URJC pasó a ser miembro de la Junta Electoral Central del PP, con lo cual dejó la universidad, no sin antes “colocar” en la institución a su hijo y la pareja de éste.

Pero caso aparte merece el ya mencionado rector Fernando Suárez, acusado de más de una docena de plagios de textos que provenían de alumnos de doctorados, o de documentos de la Real Academia de Historia. Suárez siempre los calificó de “disfunciones” o errores por “ser humano”, aunque quedó documentado el fraude y al menos uno de esos despistes está ya en un juzgado de Madrid que abrió diligencias el pasado mes de octubre por un “posible delito contra la propiedad intelectual”. El caso se abrió por la demanda ante la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Madrid del penalista de la Rey Juan Carlos, Antonio Cuerda, pero hay al menos 30 profesores de esta universidad pública que le acusan de haber plagiado en once publicaciones...

Es evidente que este episodio del master de alto riesgo, se perfila como la tumba política de la que tantas veces ha presumido de transparencia que de tan transparente como ha sido, se ha convertido en invisible, lo que justifica que nadie la haya visto por las aulas. Ella que presumía de ser “la coletas” como alternativa de la derecha a Pablo Iglesias, ha caído en su propia trampa populista. Toda la serie de que aparecen en las informaciones periodísticas descubiertas por eldiario.es y El Confidencial, dejan en evidencia que este master tiene trampa. Se está demostrando que todo el entramado de documentos falsos construidos “ad hoc” compromete a responsables administrativos y académicos de la URJC que en caso de demostrarse implicaría la comisión de un delito por falsedad documental. Algunas personas obedecieron sin más las instrucciones emanadas desde la Puerta del Sol para construir un argumento “creíble” que sirviese de coartada ante las informaciones aparecidas, pero tal vez guiados por el deber de obediencia, sumidos en un océano de ignorancia, o tal vez de prepotencia, no recabaron que todo este “montaje”, podía tener consecuencias no solo administrativas, sino penales. Es la propia universidad quien ha remitido a la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Madrid que investigue las irregularidades denunciadas. La última de estas ha tenido como protagonista a Alicia López de los Mozos, la profesora que supuestamente actuó como presidenta del tribunal que calificó con un 7,5 el proyecto fin de curso de la dirigente del PP, que ha confesado que nunca formó parte de ese jurado, que no evaluó ningún Trabajo Fin de Máster de Cifuentes y que su firma fue falsificada para fabricar un documento con apariencia de legalidad. Las otras dos profesoras cuya firma acompañan en el acta falsificada a la anterior, han esgrimido una baja médica por depresión por la enorme presión que están sufriendo...

El tono de soberbia de la presidenta tuvo su punto más álgido cuando comunicó que iba a presentar una “querella criminal” contra eldiario.es para defender su honor ultrajado. Con este acto se posiciona en la casilla de salida de las hostilidades, pero olvida la licenciada en derecho (jamás ha ejercido como abogada) que ante un tribunal, bromas las justas pues por allí deben pasar desde los teóricos compañeros de master que solo conocen a Cifuentes por sus apariciones por Telemadrid, hasta personal administrativo y docente de la institución, con la obligación de decir verdad como testigos, so pena de ser declarados culpables de falso testimonio. La bravata, su tono prepotente y sus débiles e indemostrables argumentos sobre sus notas, es uno de los muchos y lamentables episodios vergonzosos que se han descubierto en la Comunidad de Madrid durante estos 23 años de mandato del Partido Popular, en cuyas esferas de poder siempre ha estado Cifuentes.

Ahora viene la inevitable moción de censura con el PSOE a la cabeza y el apoyo de los votos de Podemos para desbancar a Cifuentes, pero es también el gran momento para ver que signo tiene el voto de Ciudadanos, ese partido que no es ni de derechas, ni de izquierdas, ni de centro, sino más bien según sople el viento y mande el IBEX 35. Los de Rivera han exigido una comisión de investigación, como si los periodistas no hubieran investigado y contrastado todo lo publicado, lo cual induce a pensar que están dando un balón de oxígeno a la asfixiada presidenta regional. Según dicen los de naranja, ellos vienen a regenerar la vida democrática española; ahora tienen una oportunidad de oro para demostrarlo.

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