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¿Qué es en realidad la cleptomanía?
(Foto: securitasdirect)

¿Qué es en realidad la cleptomanía?

miércoles 25 de abril de 2018, 12:49h

La cleptomanía se trata de un tipo de trastorno de control de impulsos, caracterizado por la presencia de una fuerte necesidad (impulso) de robar cosas, sean o no necesarias. Más concretamente, se trata de una enfermedad, catalogada por el Manual de diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales (en su cuarta edición) cuya característica principal es la dificultad recurrente para controlar los impulsos por robar.

Hablamos de un trastorno complejo, puesto que puede darse en la persona afectada, de manera única o en presencia de otro trastorno, como depresión mayor, ataques de pánico, fobia social, anorexia o bulimia y trastorno obsesivo compulsivo. Los individuos afectados, tienen la necesidad imperiosa de robar y cuando lo hacen, liberan toda la tensión acumulada, se sienten bien haciéndolo, aunque, en ocasiones, después del hecho, aparece la culpabilidad.

A parte de la culpabilidad, existe dolor emocional en las personas que roban de manera compulsiva, puesto que, la lucha por controlar los impulsos, suele convertirse en algo duro para los afectados. En la mayoría de los casos, la cleptomanía, no se cura como tal, sino que se aprende a manejar o gestionar, con habilidades y herramientas adecuadas para el control de impulsos.

El Manual de Diagnostico mencionado anteriormente, (DSM-IV), nos indica los criterios para diagnosticar la cleptomanía, y algunos de los síntomas más destacados, son:

  1. Necesidad e impulso constante de robar algo, lo que sea. Muchas veces, no necesitan lo que cogen, simplemente lo roban para sentirse aliviados. Este impulso va acompañado de inquietud y ansiedad antes de llevar a cabo la acción.
  2. Sensación de alivio y tranquilidad después de robar; en algunas ocasiones, tras este alivio aparece la culpa, pero no es tan elevada como para poder controlar su impulso.
  3. No existe intencionalidad de hacer daño o perjudicar al otro, no roban a una persona en concreto, ni a una tienda específica, sino que alivian su impulso por la incapacidad de controlarlo.
  4. Robo compulsivo, lo que especifica este trastorno dentro de los tipificados como control de impulsos; la euforia que sienten después de hacerlo, los lleva a repetir de nuevo el acto.
  5. Inexistencia de trastornos de conducta o episodios maniacos.

Como en todas las enfermedades, debido a toda la información errónea que existe en internet, y al propio desconocimiento, existen muchos mitos que sería conveniente aclarar. El primero, es aquel que dice que los cleptómanos, sienten placer por robar, pero no sienten culpa. Pues bien, no es exactamente robar, lo que genera ese placer, sino que aliviar el impulso es lo que da lugar al descenso de ansiedad, y pasado el tiempo, pueden aparecer los sentimientos de culpa, por el hecho en sí.

Otro de los mitos, indica que los cleptómanos son ladrones profesionales y los robos van mejorando según pasa el tiempo. Esto no es así en absoluto, los que padecen cleptomanía, no son profesionales, sino todo lo contrario, roban en el momento del impulso, sin haber planificado la acción, y el valor de lo robado puede ser de lo más insignificante, por ejemplo, una caja de clips en una oficina. La diferencia entre un ladrón profesional y un cleptómano, no solo está en la planificación del acto y el valor del objeto a sustraer, sino que los ladrones pretenden lucrarse con los bienes robados, mientras que el cleptómano, puede incluso no utilizarlo nunca o no saber para qué sirve.

Respecto a la imputabilidad del hecho, referida a los trastornos de control de impulsos, todos ellos están vinculados a conductas ilegales, aunque, salvo algunas excepciones, su importancia es irrelevante. En el caso de la cleptomanía, se considera un hurto inmotivado, carente de valor, no premeditado y claramente unido a la patología psicológica.

La imputabilidad en este tipo de alteración, suele estar disminuida e incluso en algunos casos se llega a hablar de anulación completa de la misma. Esto tiene su origen en que, en la base de estos trastornos, existe una perturbación severa del control volitivo, condición sobre la que se fundamenta la imputabilidad. El cleptómano, aunque sabe que lo que hace, es decir, es consciente de la ilicitud del hecho, actúa motivado por un impulso cuanto menos incontrolable por la voluntad. Por este motivo, la imputabilidad se encuentra perturbada significativamente. No obstante, es necesario analizar cada caso en concreto, y evitar las generalizaciones carentes de rigor.

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