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Strad (Jorge Guillén): energía rebelde, contagiosa y llena de vida

Strad (Jorge Guillén): energía rebelde, contagiosa y llena de vida

lunes 30 de abril de 2018, 10:58h

Botas altas militares, vaquero roto negro y camiseta también de color negro. Un aro en la oreja y el antebrazo derecho cosido a tatuajes, poblada barba negra y tupé rojizo. Violín sostenido con la izquierda y el arco en su derecha, sin parar de moverse al ritmo que él mismo provoca, Jorge Guillén, desde ahora también Strad, madrileño, 28 años, encandiló durante casi dos horas de buena música a los centenares de seguidores que congregó el pasado sábado, 28 de abril, en plena plaza Tirso de Molina, en el Teatro Nuevo Apolo, que llenó hasta la bandera. Objetivo: la presentación de su nuevo trabajo, ‘Strad, el violinista rebelde’.

Sonó de todo y con una factura llena de energía y elegancia: rock, música celta, electrónica, jazz, flamenco, rap, o el más clásico sonido del Barroco, y nombres como Queen, Michael Jackson, Led Zeppelin, Serrat o el maestro Rodrigo, entre otros. Todo cabe en este concierto de ‘El violinista rebelde’, como llamaba su madre a Jorge Guillén, cuando todavía era un alumno de violín tan alocado como saltarín, de quien, probablemente solo uno de sus abuelos -andaluz y también músico, como él- llegaría a pensar algún día que iba a liderar un grupo tan potente como Strad, que iba a verlo disfrutar como un enano sobre un escenario. Fue el pasado sábado 28 de abril, bautizando ante el público una nueva formación musical que él mismo encabeza y que va a dar mucho que hablar: Strad.

El violinista Jorge Guillén no es nuevo en estas lides a pesar de su juventud casi insultante porque lleva ya más de 20 años pisando escenarios. Es también violinista principal de las diferentes agrupaciones de Ara Malikian. Pero es como Strad donde Jorge combina a su antojo todo tipo de música, haciendo del violín la voz principal de un grupo formado por cuatro inmensos músicos que también lo acompañan en escena Joaquín Alguacil (Guitarra), Tania Bernáez (Bajo Y Contrabajo), Julio Martín (Teclado), que sustituía a David García, y Vicente Hervás (Batería).

Con una puesta en escena impresionante y un sonido perfecto, los cinco músicos se distribuyen a lo ancho de todo el escenario, al fondo. De izquierda a derecha, guitarra, teclado, batería y contrabajo, a distintos niveles. Y en el centro -delante, detrás, arriba y abajo-, moviéndose sin parar a lo largo de las casi dos horas de espectáculo, violín y violinista danzando de acá para allá, saltando, vibrando de emoción al ritmo de la música y haciendo vibrar a todo el público de principio a fin del concierto. Por cierto, un público absolutamente variopinto (niños, padres, jóvenes y abuelos, sin parar de jalear, de tararear, de seguir el ritmo dando palmas y sin dejar de aplaudir hasta el mismo final del concierto, con una versión marchosa e irresistible -valga la paradoja- del Resistiré del Dúo dinámico, que parece haberse erigido en el himno de nuestra inconformista juventud desde el principio de la crisis económica que, al parecer, acabamos de abandonar.

Emoción rebelde

Jorge Guillén presentó algunos de los temas que iban a sonar después y se descubrió también como un monologuista y comunicador divertidísimo en el fondo, aunque correctísimo en las formas, al advertir al público -semblante serio pero con heredada retranca andaluza-, que siempre había querido formar un grupo “rebelde”, como Strad. “Por eso -dijo- escogí minuciosamente a todos los componentes: un grupo rebelde tiene que tener en sus filas a alguien que haya pasado por la cárcel y, aunque aún no lo tenemos, lo mismo un día está con nosotros Isabel Pantoja…”. Prosiguió más adelante asegurando que una banda “rebelde” que se precie debe tener también en sus filas a algún músico de color, y “aunque Vicente no es negro -refiriéndose al baterista-, es bajito y tiene el pelo a lo afro”. Y, por último, un grupo rebelde tiene que tener -enfatizaba Strad- una chica estupenda en su seno, y no había más que ver a Tania para ver que, al menos, esta condición la cumple de sobra.

Junto a temas legendarios del rock, del clásico y del pop, Strad presentó también temas propios, como Preludio, ese SOS, un canto al amor libre, o una deliciosa versión del tema Lucía, de Serrat, que el artista dedicó a sus tres abuelos -presentes en la sala-, y que tocó sentado en la escalerilla que da acceso al escenario para bajar después a darles un emotivo abrazo. Ellos, sentados en primera fila, disfrutaban tanto o más que el artista, y no pudieron dejar escapar alguna lágrima de emoción.

Y no faltaron tampoco en el escenario algunos artistas invitados, amigos de Strad y extraordinarios músicos, que levantaron aún más, si cabe, el ya de por sí elevado ánimo de la audiencia: José asunción, violinista; Domingo Antonio edjang, El Chojin, rapero y Héctor Osorio, El Turko, percusionista.

Tras su última gira, ‘Confesiones’, Strad seguro que vuelve a los escenarios de algunos de los más de 30 países que ya han tenido la fortuna de escucharlo (Japón, USA, México, Rusia, Ecuador, Colombia, Cuba, Brasil, Chile, Argentina, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania, Francia, Rumania, Bulgaria, Líbano, Túnez, etc.), y de volver a pisar de nuevo los más importantes festivales internacionales como el Festival Cervantino de México, Festival Iberoamericano de Bogotá, Festival de Internacional de Yokohama (Japón), Festival de Arte de Shanghái (China), etc.

Por si alguien albergaba aún alguna duda, Strad ha demostrado que el VIOLÍN es un INSTRUMENTO de lo más polivalente, tan rockero y cañero como el que más. ¡Larga vida a Strad!

‘Strad, el violinista rebelde’

Artista: Jorge Guillén - Strad (Violín y monólogos) 


La Banda: Joaquín Alguacil), Tania Bernáez, David García y Vicente Hervás

Sonido: Higinio (Técnico de P.A.) y Chema Molina (Técnico de Monitores) 


Luces: Bucho Cariñena y Peque

Tour Manager: Jose Manuel (Miau Music) 


Teatro Nuevo Apolo, Madrid

28 de abril de 2018

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