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Crítica de la serie 'Troya': tan necesaria como insuficiente
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(Foto: Netflix)

Crítica de la serie 'Troya': tan necesaria como insuficiente

Por Pablo M. Beleña
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jueves 03 de mayo de 2018, 11:38h

Partiendo de que el mundo del cine y lo audiovisual le debía al mito de la guerra de Troya un producto de calidad, no es 'Troya: La caída de una ciudad' ningún fiasco, ni mucho menos. Es, a grandes rasgos, una buena miniserie de 8 capítulos que dejará satisfechos a parte de aquellos que crecieron con los versos épicos de 'La Iliada' de Homero' pero que también dejará un sabor de boca insuficiente para los más puristas.

'Troya: La caída de una ciudad' ha sido una arriegada apuesta de Netflix por llevar el antiguo mito de la Grecia antigua a la pequeña pantalla con su habitual calidad de gran pantalla. Ha buscado una épica y una presentación espectacular, siendo bastante fiel a los textos homéricos, pero que peca de inexactitudes y falta de rigor en su exposición. Su gran pecado: caer en la trampa de los buenos y los malos, de la épica y la ética. Si Homero dejó algo claro con el mito de la guerra de Troya es que en la guerra no hay buenos ni malos, ni bandos buenos ni bandos malos. Hay humanos que caen en la tentación de la sangre, la traición, la cólera desmedida y los excesos. Hay humanos víctimas de su orgullo y su soberbia y también de sus errores por dejarnos llevar por los más bajos instintos.

Revisar el mito de Troya es un error, y querer poner a los griegos como sangrientos guerreros sin piedad, con reyes y líderes estúpidos e iracundos, sin piedad ni corazón, es un craso error. NI los troyanos fueron víctimas ni tampoco fueron más héroes que los helenos. Sin embargo, esta serie ha cometido el mismo error que 'Troya', la película de 2004 protagonizada por Brad Pitt y dirigida por Wolfgang Petersen: sólo el valiente guerrero Aquiles es digno de alabanza y los demás compañeros griegos son villanos que aniquilaron la bella ciudad de la actual costa turca.

Separemos conceptos: 'La Iliada' es un canto a una guerra que presuntamente tuvo lugar aproximadamente entre el 1200 y el 1000 antes de Cristo. En la recopilación de los versos de Homero se canta a los héroes protagonistas de la batalla, todos ellos bajo los mismos honores: desde los campeones troyanos Héctor, Paris, Eneas a los reyes griegos Agamenón, Menelao, Odiseo, Aquiles, Diomedes, Ayax, Néstor, Aquiles... Y sí, la perspectiva es más griega que troyana, y en las historias homéricas nos dejan claro que la guerra sería una especie de juego de tablero entre los dioses olímpicos, que compiten por sus favoritos.

Un acierto de esta serie de Netflix ha sido saber introducir con cierta lógica y realismo el papel de estos dioses, sobre todo Afrodita, pero también Atenea, en el argumento. Otro gran acierto ha sido no cambiar la suerte de ninguno de los personajes, como la atrocidad que cometió la película 'Troya' de matar a Menelao, cuando 'La Odisea', también atribuida a Homero, nos pinta un más o menos idílico regreso a la vida normal de este rey con su esposa robada, Helena. Por el contrario, el gran error vuelve a ser caer en el sentimentalismo y la obsesión por buscar 'malos de la película'. Los hermanos Agamenón y Menelao son retratados de forma despiadada y baja, obsesionados con limpiar el honor tras el rapto de Helena por el joven príncipe Paris, cuando la historia original es más equidistante, sí, equidistante, en estos tiempos de política donde a veces se cuestiona esta actitud.

Otra apuesta arriestada ha sido la de introducir papeles de hombres de raza negra para querer actualizar el mito. Sobre todo, chirría en el caso de Aquiles, al ver a éste y a su amado Patrocolo mostrados como hombres negros. Evidentemente no es nada que moleste por temas raciales, sino por las inexactitudes históricas que suponen. También Néstor aparece como negro y el mismísimo Zeus, rey de los dioses del Olimpo. En esa época, ni los griegos estaban mezclados con hombres negros y tan sólo eran visibles por el intercambio comercial con el resto de civilizaciones mediterráneas, eminentemente africanas.

Otros fallos e inexactitudes

En general, el gran fallo de la serie, para los que conocen la historia original, es la falta del retrato. Apenas se consiguen buenos retratos de los protagonistas, salvo el caso del genial Odiseo, encarnado aquí por el querido Manos Frías de 'Juego de Tronos' (Joseph Mawle). Exceptuando ese acierto, Agamenón se salva, aunque tachado como hombre despiadado y odioso. Menelao no está bien representado, Paris, protagonista absoluto de la serie, es encarnado por un flojísimo Louis Hunter. Helena sí está bien interpretada y retratada por Bella Dayne, que afronta el difícil reto de representar a la mujer más bella del mundo, según los cantos homéricos.

En ese error de retratar correctamente las pasiones de los héroes, Aquiles es fatalmente representado por David Gyasi, casi como un mal chiste, quitándole toda épica al personaje más mítico de los cantos homéricos. Ni la cólera de Aquiles ni su grandeza son bien expresados, y la pérdida de Patrocolo y su relación apenas consigue el efecto que en 'La Iliada' se explica.

Por supuesto, con 8 capítulos era de esperar que no hubiera tiempo para contar más historias de otros personajes fundamentales en 'La Iliada': el suicidio del Ayax enloquecido por la guerra y los dioses, las gestas de Diomedes, la sabiduría de Néstor... 10 años de guerra que no se tratan al detalle y ni se incide en el paso del tiempo como causa de desgaste de los protagonistas. Odiseo queda como único gran hombre entre los helenos y sorprende también mucho cómo la serie eligió resolver el cierre con el famoso Caballo de Troya.

Y un fallo más: no revelar el origen de Aquiles y explicar por qué muere al ser disparado por una flecha de Paris en el talón, el famoso talón de Aquiles. En la serie se explica de pasada que su madre, la ninfa Tetis, que tuvo a este hijo con el rey Peleo, sumergió al pequeño en las aguas de la laguna Estigia con el objetivo de hacerle inmortal e inmune a todas las heridas. Como tenía que sujetarle de alguna parte del cuerpo para sumergirle y no ahogarle, eligió agarrar su talón, por lo que esa zona no estaba protegida de la magia de las aguas. De ahí que nadie pudiera matarle, salvo esa flecha que no fue fortuita, sino que dirigió hacia la zona vulnerable el dios Apolo.

Aciertos

Por supuesto que no todo iban a ser palabras negativas. 'Troya' es una serie que con un presupuesto comedido refleja bien la épica de esta guerra que duró una década en el antiguo mundo. La ciudad es excepcionalmente recreada, con rigor histórico, y las batallas son en líneas generales épicas y fantásticas, aunque con limitaciones presupuestarias. Apuesta con acierto por dar especial protagonismo a Helena, aunque para ello reparta en exclusiva a la pareja enamorada la exclusividad del protagonismo de la historia.

Héctor es retratado como el máximo exponente del héroe incorruptible y lleno de honores, dignidad y honradez. Si bien nos faltó el paseo de Aquiles dando varias vueltas con el cadáver del príncipe desgastándose en la arena, la tristeza por su pérdida se transmite de manera sobresaliente, así como su legado.

También son excepcionales las actuaciones de secundarios como Andrómaca y Briseida, o los reyes Príamo y Hécuba. Majestuosa la fotografía y la calidad fílmica de toda la parte artística: vestuarios, ambientación... Los guiones son muy buenos y evitan que en ningún momento caigamos en el aburrimiento, sino que el ritmo es creciente y adecuadamente gestionado para que la historia dure 8 capítulos con una intensidad bien repartida.

El final

Siempre difícil de contar, el desenlace con el Caballo de Troya no está bien narrado porque la serie apuesta por sorprender al espectador que no conoce la historia original, de forma que hace creer que los griegos se han marchado en retirada y dejan el caballo como ofrenda, en medio de la playa. No es mala idea la de buscar esta sorpresa, pero al no mostrar cómo se gesta el plan para esconder a los soldados en su interior, también se deja de explicar cómo Odiseo llega a la idea gracias a las sugerencias de Atenea, diosa de la estrategia bélica y la sabiduría.

Lo que sí es cierto es que no encaja bien que sólo hubiera dos hombres en el caballo de madera, Menelao y Odiseo, cuando en los versos homéricos Odiseo y sus hombres son los que inician el saqueo y destrucción de Troya. En todo caso, no está mal llevado el plan a la pantalla y es acertada la trama que da especial protagonismo a Helena, que gestiona con dos espías griegos en distintos momentos cómo resolver el conflicto, algo que no sucede en el texto original, por cierto.

Para quienes esperan una segunda temporada, evidentemente el guiño de la última escena centrando la atención en Odiseo es una clara referencia a que ahora podría haber un relato de lo que fue 'La Odisea', el relato de los años que llevaron a este rey de Ítaca regresar a su tierra tras pasar aventuras, penurias y glorias. Y no se trata de un spoiler, pero quienes han leído este libro atribuido a Homero -con mucha controversia, por cierto- saben el resto de finales y de regresos: Menelao y Helena regresan felices a Esparta, ya fuera del influjo de la diosa Afrodita sobre la reina, que manipuló sus sentimientos hacia Paris; Agamenón es asesinado por su esposa, que no le perdonó nunca sacrificar a su hija para ir a la guerra; Eneas escapa, efectivamente, y llega a fundar Roma, como cuenta 'La Eneida' de Virgilio.

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