Como ya hiciera ayer nada más hacerse oficial el comunicado de disolución de la banda terrorista, el presidente Rajoy ha sido contundente para referirse al fin de ETA y lo que supone para la actual sociedad española. "Hoy no es un día de celebración, sino de recuerdo de quienes ya no están con nosotros, su dolor es irreparable", resaltó en un momento para escenificar el rostro firme y amargado de un Gobierno del PP contra la organización que tanto daño ha causado al país.
Comenzó dedicando sus primeras palabras "a los 853 asesinados por ETA en 50 años", recordando el drama de las "vidas arrebatadas", puesto que "no son una estadística más", sino "personas únicas e irrepetibles". Un discurso claramente dirigido al colectivo de víctimas, que tanto ha hecho por apoyar al PP y que tradicionalmente se ha vinculado a este partido y no espera un cambio de discurso ante el fin de ETA.
Por eso, Rajoy dejó claro que no habrá ningún cambio político en lo que se refiere a los presos de ETA y los miembros en activos y huidos de la Justicia, porque "no hay lugar para las justificaciones ni para las excusas" ante "tanto dolor e impiedad". "Los protagonistas son las víctimas, no los asesinos, es una cuestión de democracia", sentenció.
Argumentando que ETA quiso instaurar un régimen de terror como "única forma de lograr unos objetivos políticos" que nunca se alcanzaron, elevó la postura oficial de su Ejecutivo, que no es otra que la de ver en esta final de ETA un "fracaso inapelable de un proyecto político corrompido por la violencia". "Hoy ETA ha reconocido por fin que toda su historia ha sido un fracaso", volvió a insistir, recalcando el término sobre el fracaso y la derrota terrorista frente al Estado de derecho. Porque, recordó, la banda "no ha logrado ninguno de los objetivos que se marcó en su trayectoria criminal".
Cero concesiones
Ahora disuelta, la organización vasca "no" va a "obtener nada" por anunciar su final: "Lo dije ayer y hoy lo repito: los crímenes de ETA se seguirán investigando, sus delitos se seguirán juzgando y en su caso, condenando, y sus condenas se seguirán cumpliendo. No hubo ni habrá impunidad. Nada les debemos ni nada tenemos que agradecerles. Han tardado demasiado tiempo en reconocer su derrota".
Rajoy también tuvo palabras para rendir homenaje a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, jueces, fiscales y demás actores del sistema democrático, porque "todos han sido determinantes en la derrota de ETA". Asimismo, tuvo un momento para la institución monárquica: "Mención a la Corona, siempre comprometida con la democracia y siempre cercana a las víctimas".
Zapatero no fue un "traidor"
Curioso y especial fue el instante en que Rajoy dio su "agradecimiento a todos los presidentes del Gobierno anteriores", aunque sin mencionar a ninguno ni tampoco, por tanto, excluir a nadie, por lo que se da por hecho que incluyó a José Luis Rodríguez Zapatero, a quien en su día acusó de "traicionar a las víctimas" en sede parlamentaria por negociar el fin de ETA en el proceso de paz de 2005-2006. Eran tiempos de batalla política y todo valía. Pero el tiempo lo pone todo en calma y en su lugar.
Para acabar, Rajoy anunció la reunión extraordinaria del Pacto Antiterrorista para analizar el nuevo escenario abierto tras el fin de ETA, resaltando que este pacto "supuso una respuesta firme como nación ante el intenso dolor y el horror terrorista de la banda".
Antes de irse, sin cambiar el tono amargo, sí recordó el hecho, con un trasfondo más amable y optimista, que "hoy muchos niños y jóvenes no recuerdan qué fue ETA", y que "afortunadamente, para ellos parece algo irreal e inconcebible, pero ocurrió...".
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