El aficionado fetén siempre, o casi siempre, encuentra algo a que agarrarse en tardes en las que el denominador común es el aburrimiento. Y en el caso de este festejo del jueves, con razón. Ya que Román volvió a destacar, con buen toreo y agallas, en la plaza que tanto le ha dado. Aconteció en su primero, úncio salvable por su casta del encierro de Fuente Ymbro que sólo permitió detalles a José Garrido y nada a un Adame espesote.
Esa maravillosa y revolucionaria novela que fue 'Tiempo de silencio', de Luis Martin-Santos, en el oscuro panorama literario español en plena dictadura, y que ahora se acaba de llevar al teatro, resume el balance estadístico de los tres corridas, en las que en 15 ocasiones tras la muerte de los bureles se 'escuchó' silencio, y valga el oxímoron. Cual en la de este jueves, en la que Román se salvó de la quema y nos salvó del sopor.
Es verdad que frente a sí tuvo el único toro con posibilidades, 'Hechizo', que sin ser una explosión de casta, sí albergaba la suficiente codicia, movilidad y prontitud para arrancarse de lejos hacia el engaño. El valenciano lo entendió a la perfección y en una porfía con el ingrediente esencial de la emoción que inició con estatuarios, dándole siempre distancia, lo fue hechizando, leáse empapando en la flámula por ambos pitones, con el mérito añadido de llevarlo a cabo en el platillo del coso.
Además tragó en algunos momentos en que el animal, dominado, embestía ya con menor intensidad. Lo que no fue óbice ni cortapisa para que Román -así se viene a Madrid a dar la cara, así- concluyera su buena labor con un arriesgado tres en uno y una serie de ayudados por bajo antes de fallar a espadas, lo que le privó del trofeo que merecía.
El resto del encierro de Fuente Ymbro, sin ser en exceso peligroso, adolecía de sangre brava a pesar de que, más o menos, cumplieron ante los pencos e incluso derribaron, a lo que unieron unas fuerzas justas. De modo que Román ya se estrelló con su segundo, pese a que lo sacó a los medios y lo cambió de terreno al tercio sin éxito.
Lo mismo que le pasó a José Garrido, quien apuntó su calidad con el percal en su lote y en los quites de los de Joselito Adame. Incluso aplicando la técnica 'extractiva' que inventara el tristemente fallecido Dámaso González, capaz de dar pases a un armario, logró algún natural destacable con su primero. Lo que ya fue misión imposible con el que cerró función, aunque es justo agradecerle -al extremeño, no al bicorne- la brevedad para finiquitarlo.
Esa voluntad de Garrido, a pesar de que era casi imposible el lucimiento por la catadura de sus bichos, se echó en falta en un Adame vulgarote y ventajista que no dijo nada. También es justo, y necesario, reseñar el oportunísimo quite que El Sirio le hizo a Tomás López cuando éste cayó en la cara del primero tras banderillearle y todo presagiaba cornada.
Pero ahí apareció ese gran subalterno sirio que es Hazem Al-Masri para evitarlo. Sin embargo, nadie le auxilió a él cuando en su turno en el siguiente toro, después de un par 'asomándose' al balcón de sus ofensivas guadañas, fue perseguido y alcanzado, escapando milagrosamente de ser herido, lo que fresultó un alivio para el cotarro y, claro, sobretodo para este gran subalterno.
FICHA
Toros de FUENTE YMBRO, de excelente lámina, nobles, flojos y descastados excepto el 2º. JOSELITO ADAME: silencio silencio. ROMÁN: gran ovación tras aviso; silencio. JOSÉ GARRIDO: silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 10 de mayo. 3ª de Feria. Dos tercios de entrada.
Si (
No(
