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Moción de cordura

sábado 26 de mayo de 2018, 13:07h

Nos asomamos a la cuarta moción de censura de la democracia en un ambiente político inédito. Nunca en tiempos recientes habíamos asistido a un parlamento tan fraccionado y heterogéneo como en esta legislatura. Las anteriores mociones eran motivadas por una estrategia política del líder de la oposición para mantener un cara a cara con el jefe del ejecutivo o como hizo Pablo Iglesias, para adquirir notoriedad ante el electorado. En esta ocasión, ha sido la Audiencia Nacional quien en una sentencia emitida al juzgar la trama Gürtel, ha hecho inevitable que se reaccione ante el fallo judicial emitido.

También tiene de excepcional, que por primera vez en democracia, esta moción de censura tiene visos de triunfar, algo que era impensable en los anteriores intentos. Por tanto, nos encontramos ante un nuevo escenario donde por primera vez el inquilino de la Moncloa, empieza a consultar los precios de las empresas de mudanzas, por si tiene que poner sus enseres personales, en otro domicilio más modesto.

Es a todas luces manifiesto, que el fallo judicial, si bien no ha aportado nada que no sospechásemos, si ha ratificado la golfería y corrupción sistemática ejercida por el Partido Popular, donde no se salvan más que los vigilantes jurados de la sede de Génova 13. Es por tanto imprescindible reaccionar ante esta situación, desalojando del gobierno a un partido corrupto desde sus cimientos, o mejor dicho, desde que un tal José María Aznar, tomara las riendas de la formación política.

Todo lo destapado por Luis Bárcenas (ex Luis el Cabrón) no solo es cierto, sino que parece que solo es una parte de lo que queda aún por salir. Según se conoce en su círculo de amistades, la información recogida en grabaciones y videos de las fechorías corruptas en forma de sobres de dinero negro azabache, comprometen gravemente a altos dirigentes populares. Bárcenas solo va a esperar al principio de la semana que viene cuando la Fiscalía decida si Rosalía Iglesias, su mujer, tenga que pasar por las dependencias penitenciarias para formar parte del CPE (Club de Populares Encarcelados) creado oficiosamente a raíz de los frecuentes ingresos en prisión de los políticos de ese partido. Según me dice mi primo, ese personaje que todo lo sabe, tiene certeza que el hijo de Bárcenas va a cambiar el nombre de su grupo musical pasando de su actual denominación (Taburete) a llamarse Banquillo, como sentido y emocionado homenaje a su familia.

La moción es inevitable, higiénicamente necesaria y políticamente inapelable. Pedro Sánchez está obligado a presentarla en este momento y no antes como algunos le pedían desde las filas de Podemos, de ERC e incluso desde su propio partido, durante su campaña de primarias y una vez alcanzada de nuevo la Secretaria General del PSOE. Yo siempre me he preguntado ¿por qué había dejado su escaño si pensaba volver a presentarse a primarias? Es cierto que el acto de renunciar al acta de diputado le ennoblece pues así se hacen las cosas en política, pero a su vuelta como líder de la oposición, su discurso quedaba muy mermado al no poder desarrollar debates en sede parlamentaria con Rajoy y el resto de líderes políticos. Eso ya es pasado y ahora queda el debate más importante de los últimos años entre un atrincherado presidente del Gobierno y un emergente líder que aspira a serlo.

Rajoy como era de esperar, ha cargado toda su artillería ante la presentación de la moción de censura, con los argumentos que no por mucho repetirlos, no sean igual de ridículos. Se ha jactado el inquilino de la Moncloa de la recuperación económica de España, ha dado argumentos sobre la estabilidad del empleo y de lo que él llama sentido común en política y dice que todo esto se pone en peligro ante la iniciativa de los socialistas. Pues bien, contra estos argumentos, habría que decir que el empleo es más precario y peor pagado que nunca. Razón de ello es que si bien se han creado nuevos puestos de trabajo, las cuentas de la Seguridad Social no se equilibran, pues los datos de afiliación y los de recaudación no aportan lo necesario para sustentar el sistema público de pensiones. A este respecto, es la demanda en la calle de los pensionistas algo insólito en democracia, ya no solo por el vergonzoso 0,25%, sino porque los “abuelos” se han convertido en el sostén familiar de sus descendientes.

Pero de nuevo sorprende la precipitación de Albert Rivera con sus declaraciones. Il bello, parece que se conoce mal las reglas de juego parlamentario. Una vez presentada y registrada en el Congreso de los Diputados la moción de censura, sale Naranjito a la palestra pidiendo elecciones anticipadas, algo imposible de realizar, una vez puesto en marcha este mecanismo parlamentario. O no se conoce la legislación, o es un adicto a los micrófonos como consecuencia de sus asiduas intervenciones en El Gato al Agua de Intereconomía, que como todos sabemos, es un medio que se caracteriza por su pluralidad... (¡manda huevos! Como diría Trillo) Mucho tiene que cambiar el político naranja, si aspira a ser algún día el que dirija el destino de nuestro país.

Con Pedro Sánchez se abren nuevas expectativas, entre ellas la recuperación del estado del bienestar y de ciertas conquistas sociales congeladas por el gobierno, que han empobrecido y aumentado el sufrimiento de miles de familias. El injusto trato económico que se ha dado a la dependencia, las escasas oportunidades de empleo para los jóvenes que han tenido que hacer su Erasmus laboral forzados por la ausencia de empleo en España, la dignidad de las pensiones, el salario mínimo interprofesional o la inclusión de la renta social universal como objetivo de país que crece y se consolida en optimas posiciones en el concierto económico europeo, esperan su impulso con un renovado ejecutivo liderado por Pedro Sánchez.

Rajoy hizo una comparecencia catastrofista una más. No olvidemos que han sido los tribunales quienes han dicho que el aún presidente del Gobierno, ha mentido en su declaración como testigo en la Audiencia Nacional y un presidente que miente, no puede ni un minuto más estar presidiendo el Consejo de Ministros.

Queda solo por analizar la aritmética parlamentaria para alcanzar al menos los 176 diputados con los que derrocar a los populares. La llave una vez más desde 1977, la tienen los nacionalistas mientras la ley electoral no cambie. La democracia es la suma de ideologías cuyas fuerzas son renovadas por los ciudadanos cada vez que son convocados a las urnas. A este respecto, Cataluña es un buen ejemplo de que las cosas son difícilmente gestionables cuando las fuerzas están divididas casi al 50% y además, no existe un árbitro que ponga orden y busque consenso ante el disparate secesionista, asemejándose a un patio de colegio con bulling y lazos amarillos incluidos.

Si alguien piensa que el desencuentro catalán puede tener alguna salida con un PP en la Moncloa o con Ciudadanos y su discurso claramente enfrentado en las instituciones catalanas, se equivoca de pleno. Hay que anteponer el dialogo a la visceralidad y la búsqueda de consensos frente al desafío. Solo el debate en un espacio constructivo, dará con una solución pactada que reconduzca la situación y en eso el PSC tiene mucho que aportar. Cuando el poder era ostentado por los socialistas en Cataluña (tripartito de Montilla) la convivencia fue posible y solo el recurso de inconstitucionalidad presentado por los populares contra el Estatut, radicalizó la situación.

La política es el arte de negociar, ceder y consensuar, pero qué duda cabe, que para que eso sea posible tienen que estar en la misma sintonía todas las partes. La postura del PSOE sobre la unidad de España, es incuestionable, otra cosa es la manera en la que la convivencia sea posible, algo en lo cual deben intervenir todos para ser capaces de buscar un marco adecuado. Busquemos por tanto que esta moción de censura, traiga además la cordura tan necesaria para poder convivir sin sobresaltos y sin “golfos patrioteros” que además quieren darnos lecciones. Curioso es observar que tres pilares tan importantes como la economía (Rodrigo Rato) el medio ambiente (Jaume Matas) y el empleo y la Seguridad Social (Eduardo Zaplana) tengan a sus ministros de entonces procesados… ¡por corrupción! ¿Aznar, dónde estabas?

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