Desbordado por la realidad, la que nunca ha querido aceptar, Mariano Rajoy se ausentó con polémica en la sesión de la tarde del debate de la moción de censura a su propia persona. El todavía presidente levantó todo tipo de especulaciones, pero fuentes de La Moncloa aseguraron que el presidente no iba a dimitir y que acudirá hoy a la Cámara para votar la moción de censura.
Dejó el asiento vacío por la tarde en su escaño, ocupado por el bolso de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, generando más comentarios y bochorno, como todas sus decisiones en momentos controvertidos. Pablo Iglesias, líder de Podemos, no dejó pasar este hecho y espetó desde la tribuna del Congreso: "Es inaceptable que el escaño del presidente del Gobierno esté ocupado por un bolso".
La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, fue la que tuvo que dar la cara por el PP y por el Gobierno y confirmó a la prensa que Rajoy no iba a dimitir porque eso no garantizaría al partido seguir en el Gobierno y acusó a algunos partidos de difundir ese rumor para tratar de "tapar la vergüenza" de que mañana vaya a ser investido Sánchez con los votos de "radicales y separatistas".
Como confirmaron varios medios, la realidad es que Rajoy se refugió, literalmente, en un restaurante, que no en un bunker, pero casi. Se encerró durante casi 8 horas con varios de sus ministros más allegados y salió del local pasadas las 22:00 horas de la noche, rodeado de periodistas pero sin responderles ni una pregunta. Se entiende que Rajoy cerró los últimos cabos de su gobierno, se despidió de esos ministros y pudo estudiar alguna salida honrosa para este viernes histórico: la primera moción de censura que prospera en la reciente democracia española.
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