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La tradicional Corrida de la Prensa cerró la Feria

El Rey, que presenció la corrida, recibió a la terna de matadores tras la misma.
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El Rey, que presenció la corrida, recibió a la terna de matadores tras la misma. (Foto: Plaza1)

San Isidro: destaca Paco Ureña en una 'victorinada' muy vulgar con presencia del Rey

Un encierro escaso de casta dio por tierra con la ilusiones del lorquino, Manuel Escribano y Emilio de Justo

domingo 10 de junio de 2018, 23:11h

El esperado final del ciclo isidril en la Corrida de la Prensa con los toros de Victorino Martín, que lucieron divisa negra al pisar Las Ventas por primera vez tras la muerte de su mítico creador, no fue en paralelo con la expectación. Ni Don Felipe de Borbón, que por fin acudió a una corrida, se quiso perder un festejo que resultó cárdeno –léase gris- por el poco juego de los bureles a los que sólo un entregadísimo Paco Ureña sacó partido, quedando en voluntariosas las labores de Escribano y De Justo.

La reaparición de Paco Ureña, forzando la máquina por no estar totalmente recuperado de sus problemas de huesos, tuvo su reconocimiento desde los tendidos con la ovación que se le tributó al destrenzarse el paseíllo. El lorquino, torero de Madrid desde hace años, sin embargo, una vez más, no logró superar la maldición que siempre, por fas o por nefás –léase por fallos con las armas toricidas o por el mal juego de sus bureles- a la hora de descerrojar la Puerta Grande de Las Ventas.

Y tampoco iba a ser este domingo, a pesar de que Ureña, visiblemente disminuido, echara toda la carne en el asador frente a su primero, flojo y noblote aunque no fácil. Como siempre, con la verdad y los intentos de pureza por delante, sin tomarse una sola ventaja, siempre cruzado, le muleteó con hondo clasicismo en varias cortas tandas de redondos cerradas con pases de pecho barriendo los lomos del bicorne y con la emoción como denominador común. Aunque el animal era renuente a tomar la franela por la izquierda, Ureña le obligó para acabar de nuevo con la derecha sin la ayuda de la espada y el del desprecio.

La oreja iba a ser de peso, en caso de acertar con el estoque, que quedó desprendido y trasero necesitando de dos golpes de verduguillo, por lo que se esfumó el posible trofeo. Idéntica decisión puso el lorquino en el quinto, pero el bicho sin un ápice de casta no quería pelea y sólo permitió a su matador robarle unos templados pases en redondo, y el gran triunfo que esperan, y desean, de manera parigual coletudo y afición venteña quedó, una vez más, para otra ocasión.

Por esta falta de casta y entrega, incluso con mucha nobleza general, la corrida, con la estampa clásica de ‘albaserradas’ y muy bien armada, defraudó comparada con su historia: ni salió la en otros tiempos peligrosa alimaña tobillera, tan característica en lo negativo, ni tampoco el burel humillado que se rompe en la muleta embistiendo con el hocico hoyando la arena. De modo que en el tono grisáceo de su juego, se diluyeron también las ansias de Emilio de Justo y Manuel Escribano. Aunque no de forma parigual.

Porque el cacereño pechó con un lote áspero y bronco al que dio vueltas y revueltas buscando el casi imposible lugar mágico de las distancias y las querencias. Muy valiente De Justo, sólo hay que achacarle que en sus dos porfías no fuera más allá de pases de uno en uno, faltándole la rima de la ligazón por si le hubiera dado por repetir a sus dos enemigos. Destacaron en el segundo con los palos -una voz espetó aquello de "aprende Escribano"- los subalternos Morenito de Arles y Pérez Valcarce, obligados a saludar, y en la brega Ángel Gómez.

No es que el sevillano no lo intentara todo, incluso marchándose a la raya del tercio en sus dos toros para esperarles a la salida de chiqueros –el que abrió función ni le hizo caso, sí el otro, al que veroniqueó luego pasional y entregadamente-. Pero luego Escribano, y tras bandirellarlos con vulgaridad, tampoco fue más allá de acumular pases y pases sin un ápice de calidad que calaran en el público.

FICHA

Toros de VICTORINO MARTÍN, de excelente presentación y muy ofensivos de pitones, cumplidores en los caballos excepto los mansos 5º y 6º, y de muy poco juego en general: tres manejables y 1º, 5º y 6º descastados. MANUEL ESCRIBANO: silencio; silencio. PACO UREÑA: ovación tras aviso; silencio tras aviso. EMILIO DE JUSTO: ovación tras aviso; ovación. Plaza de Las Ventas. Corrida de la Prensa dentro de la Feria de San Isidro pero fuera de abono. LLeno de 'no hay billetes'. Asistió en una barrera dle 9 Don Felipe de Borbón al que la terna brindó su primer toro.

Crónica del festejo anterior

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