El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer poner fin a sus compras de deuda a finales de este año y reducirlas a partir de octubre a 15.000 millones de euros mensuales. Al mismo tiempo, anunció que los tipos de interés seguirán en sus niveles actuales al menos hasta el verano de 2019. La medida, según destacan todos los diarios, supone un punto de inflexión en la normalización de la expansiva política monetaria que la entidad puso en marcha en 2015 para afrontar los efectos de la crisis en la eurozona.
El presidente del banco, Mario Draghi, señaló que estas decisiones se han tomado "sabiendo que la economía está en una mejor situación, aunque con un incremento de la incertidumbre". Draghi reconoció que los riesgos por el incremento del proteccionismo y la volatilidad de los mercados financieros se han hecho "más prominentes", pero mostró su confianza en la fortaleza económica de la eurozona, además de destacar los "progresos" recientes en la evolución de la inflación hacia un objetivo por debajo del 2%.
En otro momento de la reunión, celebrada en Riga (Letonia), con presencia por primera vez de Luis de Guindos en la vicepresidencia, Draghi dijo que, aunque la inflación subyacente continúa siendo moderada, se ha "recuperado de los recientes niveles muy bajos", además de considerar que la incertidumbre respecto a su evolución se ha reducido. El Consejo anunció que prevé mantener los tipos de interés en sus niveles actuales al menos hasta el verano de 2019 y, en cualquier caso, tanto tiempo como sea necesario para asegurar que la evolución de la inflación "permanece en línea con las expectativas actuales de un cambio sostenido de ajuste".
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