Pedro Sánchez se ha confirmado como el presidente pop-rockero. El socialista es un declarado amante de la música indie y como ya había hecho otros años cuando no estaba lógicamente en este cargo gubernamental, ha acudido la noche del viernes al célebre Festival de Benicàssim, el FIB. La polémica ha surgido, en todo caso, porque algunas fuentes aseguran que usó transporte oficial de presidente del Gobierno para acceder hasta la localidad castellonense.
Sánchez, fan del grupo The Killers, no tuvo problemas en dejarse ver por la zona noble y los asistentes del festival le vieron junto a su esposa, también amante de esa música, Begoña Gómez. Sánchez vestía informal, pero con camisa de manga larga azul, a diferencia de cuando en otra ocasiones se le pudo ver con camiseta rockera.
Desde la mañana del viernes se venía especulando con esta posibilidad porque tenía en su agenda la visita oficial a la Comunidad Valenciana para verse con el también presidente socialista Ximo Puig. Además, en Castellón, firmó en el libro de honor del ayuntamiento. De nuevo, las malas lenguas apuntan a que fue un encuentro forzado para justificar su presencia en el festival, ya que no era una entrevista oficial con el mandatario autonómico.
Sánchez se situó en un lugar privilegiado, en las gradas laterales del escenario, si bien fue bien recibido por los 'fibers', como se les conoce a los miles de fans del festival, y fue vitoreado a gritos de "Pedro, Pedro". Su anterior asistencia al FIB fue en 2016, justo después de las elecciones generales que le apartaron meses después del puesto de secretario general del PSOE, para luego recuperarlo en la primavera de 2017.
La oposición ya ha acusado a Sánchez de justificar un viaje oficial para usar el avión presidencial a costa de las arcas públicas y así poder darse el gustazo de acudir al FIB a coste cero.
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