Escrito por Tim Crouch y dirigido por Carlos Tuñón, durante todo un mes, el actor Luis Sorolla estará en el Ambigú del Pavón Teatro Kamikaze con ‘Un roble’, llevando a cabo con él, más que un montaje, una experiencia teatral que, probablemente, seducirá a los espectadores asiduos, dejará perplejos a los ocasionales (también llamados paracaidistas) y espantará a aquellos que apenas lo frecuentan. Con un poco de paciencia –tampoco mucha- entenderás el porqué de esta afirmación inicial tan directa.
Aquí la convención teatral aparece totalmente desnuda, sin más engaños, subterfugios o fingimientos que los acordados por uno de los actores, Luis Sorolla, de un lado, y por un segundo actor invitado y el público, por otro. En todo caso, este segundo actor se subirá a escena sin conocer nada de la obra que va a interpretar y sin haber leído ni una palabra del texto. El día del estreno, que fue cuando acudí a ver ‘Un roble’, el invitado fue Israel Elejalde (los restantes figuran abajo en la ficha del espectáculo, aunque el espectador no sabrá de quién se trata hasta el mismo día de la representación… Perdón, de la experiencia teatral para dos actores, queríamos decir).
Uno de los personajes, el que asume Luis Sorolla, es un hipnotista que ha perdido su capacidad de sugestionar a otros a raíz de un accidente de tráfico en el que se ha visto envuelto.
El segundo personaje -en esta ocasión, asumido por Israel Elejalde-, no conoce nada de la obra que va a interpretar y no ha leído ni una sola palabra del texto… Lo único que sabe es que su personaje ha sufrido la pérdida de un hijo. A partir de ahí, el personaje de Sorolla va estableciendo una serie de convenciones que, poco a poco, irán conociendo tanto el segundo actor como el público. Las cosas son como son, no como el primer actor dice que son, y la ruptura espacial y temporal se van a romper inmediatamente, no tanto para restar credibilidad a nada, sino para hacer consciente al espectador de que es su imaginación, su propio esfuerzo para aceptar una convención, quien sustenta la base de la emoción (el dolor, la tristeza, la alegría…) que genera siempre el hecho teatral. Un hecho que, por lo demás, sabemos que no es real, pero nos impacta en tanto o mayor grado que si lo fuera.
No hace falta ni una escenografía especialmente elaborada para el montaje, ni una iluminación específica. De hecho, en él se utiliza el espacio y la luz de otro de los espectáculos programados en el Pavón Kamikaze, Una enloquecida aventura interior. El paisaje sonoro (una carretera secundaria, con coches que vienen y van con cierta frecuencia, algunas melodías para piano…), que es manejado directamente por el primer actor desde un ordenador situado al fondo del escenario, y que él trastea con extrema facilidad (o hace que maneja, claro…, porque las cosas no siempre son lo que parecen).
Teatro sobre el teatro. Teoría y práctica sobre el teatro a menos de dos o tres metros de ti. Una experiencia interesante.
‘Un roble’
Dirigido por Carlos Tuñón
Escrito por Tim Crouch
Traducido e interpretado por Luis Sorolla
Plástica: Antiel Jiménez
Iluminación: Miguel Ruz
Sonido: Nacho Bilbao
Ayudante de dirección y producción: Mayte Barrera
Asesor hipnosis: Jorge Astyaro
Interpretación musical: Juan Casero
Comunicación: Josi Cortés
Fotografía: Luz Soria
Arte gráfico: María La Cartelera
Producido por Nacho Aldeguer y Luis Sorolla
De estreno en España de la mano de Bella Batalla y Esto Podría Ser, equipo especializado en teatro inmersivo y experiencial, Un roble contará con la participación de los siguientes intérpretes invitados, por orden alfabético:
Fran Cantos, Inma Cuevas, Israel Elejalde, Irene Escolar, Javier Godino, Pilar Gómez, María Hervás, Pablo Messiez y Pepe Viyuela (El nombre del intérprete invitado se anunciará en la fachada de El Pavón Teatro Kamikaze una hora antes del inicio de la función)
Pavón Teatro Kamikaze, Madrid
Hasta el 14 de noviembre de 2018