Al parecer fuentes de Moncloa sólo hablan de una carta de Bruselas donde se solicita más información sobre los Presupuestos del año que viene, recién enviados en forma de borrador, y que no hay una alerta ni una llamada de atención por parte del máximo organismo comunitario.
La Comisión Europea, que preside Jean-Claude Juncker, enviará formalmente una carta donde pedirá más explicaciones sobre los números presentados en las cuentas públicas para 2019, por mucho que el Gobierno Sánchez se apresurara ayer a decir que Bruselas ya había mostrado una primera reacción positiva. "Muy positiva", aseguró de hecho el Ejecutivo español al respecto.
Y es que justo ayer Sánchez habría conocido esa impresión de Juncker en la reunión que ambos mantuvieron en Bruselas con motivo del Consejo Europeo que analizó las negociaciones del Brexit. Ahora, como 'revancha', algunos medios se apresuraron a publicar que Bruselas ponía pegas a las cuentas, aunque esa carta no será una descreditación para el Gobierno, sino que es habitual, explica la administración socialista, que la Comisión quiera más explicaciones y haga algunas matizaciones o correcciones técnicas, así como nuevas aportaciones de información.
La posición definitiva de Bruselas, por tanto, está por venir, y no será inmediata. Las posibles dudas estarán fijadas claramente sobre los ingresos, no sobre en qué gastará más el Estado respecto a años anteriores en material social. La Comisión quiere saber la procedencia y la fiabilidad de esos ingresos extras previstos que sostienen los gastos.
El Gobierno español envió este lunes 15 a la Comisión Europea el borrador de sus presupuestos para 2019 con una senda de déficit público del 1,8%, 5 décimas superior al previsto por el anterior Ejecutivo del PP. Ahora, la Comisión Europea debe analizar el presupuesto, así como los del resto de países de la eurozona, para comprobar si cumplen las normas europeas de disciplina presupuestaria y las recomendaciones hechas al país. El Gobierno espera una reacción positiva de Bruselas para aplaudir a un país como España, pro-europeo, y aprovechar para dar un aviso a Italia y sus gestos anti-euro.
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