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Agur Carmen - Váyase Señor Sánchez

viernes 26 de octubre de 2018, 09:44h

Seguramente iba a ser el último acto político de tu vida y yo no lo sabía. Lo explico. Acaba de morir Carmen Alborch, Ministra de Cultura, Senadora, Directora de Museos, Escritora, amante de la cultura y lo digo porque hace un mes me llamaron de radio nacional para iniciar un programa semanal de entrevistas a dos con personas que habíamos pasado por las Cortes y a mí me tocaba con Carmen Alborch a quien conocí y traté como Ministra y que fue quien me sustituyó como Secretaria primera del Senado en 2008 ocupando el que había sido mi despacho y el mismo conductor.

Todavía recuerdo su entrada en el hemiciclo del Congreso como nueva ministra de cultura. Fue radiante y una de las escenas estelares de aquella legislatura y recuerdo asimismo su simpatía en un viaje que hicimos a Paris con la Comisión de Amistad que ella presidía en ese momento.
Tras haberme comprometido a ese programa, hace quince días me llamaron diciendo que se posponía. Ahora entiendo porque. Y lo lamento. Era una socialista culta e inteligente, de sonrisa amable y a quien le gustaba venir a Euzkadi. Descanse en paz.

Váyase Señor Sánchez

Este es hoy el nuevo grito de guerra de la derecha española aunque no deja de ser curioso cómo cambian los afectos en política. Hace unos meses los silencios de Rajoy se valoraban como el culmen de la sapiencia y la estrategia más sublime con el consabido comentario sobre el magnífico buen hacer en el manejo de los tiempos. Aznar era un apestado, un metepatas, un tipo antipático que lamía sus heridas en el rincón de su casa y no hacía más que incordiar y amenazar que se iría con Ciudadanos, la fuerza emergente.

Tras la presentación ayer del libro del ex presidente, ante un PP baboseando y aplaudiendo, con Mayor Oreja rendido a sus pies, así como de las flores de éste a Casado y su intervención parlamentaria este miércoles sin papeles y denunciando el “golpe de estado” en Catalunya, Casado es ahora el líder summa cum laude, aunque su master esté en entredicho, y Aznar su gran mentor, mientras al pobre Rajoy casi nadie le recuerda salvo Maillo y algún otro despistado. Sic transit gloria mundi.

Ha sido Tardá quien le ha lanzado la mejor flor al ex presidente. ”Usted Casado nos fusilará como le fusilaron a Companys. Es la diferencia con Rajoy que a lo sumo nos encarcelaría como así lo ha hecho”.

Y como telón de fondo varios debates, todos ellos muy preparados.

El de Rivera algo descolocado por la tronituancia de Casado que parecía el resultado frankensteiniano de una suma de Blas Piñar con Calvo Sotelo, PP y Vox. Y un Sánchez bien asesorado por su hechicero de cabecera.

Redondo, sacándole las vergüenzas y yendo al cuerpo a cuerpo como lo hizo con Rajoy en aquel debate televisivo cuando le dijo que era un indecente. Lo malo de este espectáculo es la polarización que fomenta así como el atrincheramiento y la ruptura de puentes. El lenguaje moderado e institucional es responsable pero también aburrido y monótono y no hay nada mejor, para la política espectáculo, que la sal gruesa definida en aquello de “más vale un coño a tiempo que una ave maría mal rezada”.

Pero no se asusten. Los incultos dicen que es algo inédito. No es verdad. Todo ésto es más viejo que la chelito. Todo está inventado. Debates broncos como los de hoy los hemos visto en el pasado, incluso con mayor nivel de sangre en las alfombras, como cuando se discutía sobre ETA o como cuando Aznar, con aire prosopopéyico le decía al entonces Presidente del Gobierno, ”¡Váyase Sr. González!”.

Nada nuevo bajo el sol de invierno, Sra. baronesa.

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