Continúan las pesquisas en torno a la muerte del periodista Jamal Khashoggi, que según la fiscalía turca, fue estrangulado al entrar el pasado 2 de octubre al consulado saudí en Estambul. Según el fiscal, Khashoggi fue descuartizado y disuelto en ácido, y las autoridades turcas señalan a las saudíes como responsables de haber ordenado su asesinato. Aunque Arabia Saudí ha negado su implicación en el crimen, las autoridades admitieron el asesinato del periodista en el consulado.
Khashoggi entró en el consulado de Arabia Saudí en Estambul para conseguir una documentación y nunca más salió. Mientras Turquía reclama que se investigue y se juzgue a los responsables allí, desde la Unión Europea han instado a la ONU a emprender una investigación de los hechos. A esta petición, que secundó el Gobierno de Pedro Sánchez, como paso previo para actuar respecto a Arabia Saudí, se suma también Amnistía Internacional.
La ONG reclama al secretario general de la ONU, Antonio Guterres una investigación "independiente", a través de una recogida de firmas. "Khashoggi se marchó de Arabia Saudí hace un año para evitar la terrible oleada de persecución y detenciones arbitrarias contra periodistas, activistas y defensoras de derechos humanos. Su desaparición y asesinatosignifica que la esperanza de encontrar un lugar seguro en el extranjero se reduce".
"La intervención de la ONU es la mejor garantía contra el encubrimiento saudí o los intentos de otros gobiernos de esconder el asunto bajo la alfombra para proteger lucrativos vínculos comerciales con Riad", señalan desde Amnistía.
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