Quosque tandem, inde-pendencieros

La paciencia franciscana del gobierno PSOE no ha dado ni está dando ni dará resultado alguno con los golpistas de Cataluña.

-”¡Facista!” (sic)

Y es que esta turbamulta solo quiere tres cosas a las que supedita todo y a las que llama negociación:

1) Referéndum no constitucional pero vinculante y solo para catalanes de pura cepa (esta claro que la mayoría electoral de Ciudadanos y los votantes del paciente y buena persona de Miquel Iceta no son catalanes sino otra cosa).

2) Absolución de los golpistas [-”¡Facista!” (sic)] en preventiva y perdón urbi et orbi para todos los cobardes fugados.

3) Perdón eterno de los 79.000 millones de euros que Cataluña debe al resto de España, deuda pública y privada.

En estos momentos y a la espera de la que se va a montar en Barcelona el 21 de diciembre, porque los CDR golpistas [-”¡Facista!” (sic)] ya se están coordinando para reventar al gobierno (solo hace falta mirar el TL de @CDRCatOficial donde se están planificando huelgas, cortes de carreteras, barricadas y enfrentamientos armados en la Llotja de Mar bajo el epígrafe “Seremos ingobernables”), el gobierno de Pedro Sánchez está a verlas venir. Sin embargo, convendría ir engrasando la maquinaria jurídica y preparar ya la aplicación de los artículos constitucionales 116 (estado de alarma, excepción o sitio) y 55 (suspensión de los derechos fundamentales) porque esto no va a acabar nunca sino es por la vía de la coerción legítima del estado.

El supremacista Torra y los golpistas [-”¡Facista!” (sic)] de Elsa Artadi, Salvador Duch (a) el gargajista, Joan Tardá con su pareja cómica Gabriel Rufián de oficio patán, la rookie-gagá Pilar Rahola y los presos en La Catedral de Lledoners-Escobar, ahítos de batidos multifrutas, polivitamínicos y butifarra -que las huelgas de hambre con pan son menos- lo dejaron bien clarito en EnfoCats: hasta que no haya sangre en las calles no habrá in-indé (la pendencia ya la ponen ellos).

En la izquierda siempre hemos sido buenistas, dialogantes, pacíficos y tranquilotes. Pero lo de güevones empieza a ser estúpido. Estos individuos no van a parar y todos los esfuerzos del gobierno Sánchez por llegar a una entente cordiale solo han encontrado enfrente gentes que tiran piedras y esconden la mano, provocadores de toda laya en cuatribarrado que a través de la cobardía pasivo agresiva de sus acciones tensan la cuerda una y otra vez alejando cualquier conato de diálogo constitucional.

El pulso al estado que están llevando a cabo es inaceptable y que el estado se mantenga en la mesura más amable ya no ayuda más. Como ciudadano espero que mi gobierno me proteja de los enemigos exteriores e interiores del estado y que cuando alguien intenta con todos sus medios derribar la forma de vida de 45 millones de españoles, actúe con presteza y contundencia.

La aplicación del estado de alarma en Cataluña, la imposición del toque de queda y las detenciones masivas de golpistas callejeros [-”¡Facista!” (sic)] aplacarán a la bestia y evitarán tener que dar rienda suelta al ejército por la Diagonal: con el debido mandato parlamentario, la USECIC y la ARS de la Guardia Civil se bastan y sobran para imponer y mantener el orden público en la nunca proclamada (hasta para eso son cobardes) República Calçotera de Cataluñistán. Su entrada, su trabajo y su eficacia dejarán detenciones y algún porrazo y evitarán el desfile doloroso del ejército, mucho menos delicado como es obvio, por toda la A7, desde Amposta hasta la Junquera.

Los inde-pendencieros esperan que el 21/12 ni el ejército ni la GC estén en Barcelona y que, llegado el momento, los Mossos se comporten como un ejercitito filo-esloveno pero de estar por casa que les allane el camino de la mano del Guy Fawkes catalán, Quimet Torrat.

La otra opción, la del silencio cartujo con paciencia franciscana, nos va a llevar de cabeza a elecciones generales anticipadas con victoria claramente previsible de C’s+PP+Vox (es lo que quieren los golpistas [-”¡Facista!” (sic)] porque el cerdo en su cochiquera se solaza) y el resultado, entonces, sí que será sangriento y doloroso para todos, los catalanes y los golpistas [-”¡Facista!” (sic)].