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Llamado a la oposición

Llamado a la oposición

miércoles 26 de diciembre de 2007, 02:37h

No obstante la maquinaria electoral oficial defendida con inmensos recursos materiales y comunicacionales, la oposición, mejor, los solidarios con el "NO", lograron un extraordinario avance institucional. Algunas organizaciones, ante el denuedo progresivo del ciudadano, decidieron participar formalmente en el referéndum del 2 de diciembre. No fue timorata la campaña llevada a cabo por muchos comunicadores para estimular la abstención; fue franca y abierta. En elecciones anteriores ocurrió lo mismo. Entretanto los chavistas iban a la parte medular: custodia, o mejor, presencia, en los centros electorales. Muy activos el día de las elecciones para garantizar la participación de sus partidarios; los acarreaban y garantizaban el traslado a los centros.

No es un secreto que el oficialismo radical, encabezado por Chávez, no cesa en su intención de aprobar la reelección presidencial. Se ha iniciado un coercitivo proceso contra los funcionarios públicos para recoger firmas y mediante otro atajo institucional presentar la reforma pero, esta vez, por "iniciativa popular". Son inútiles los recursos institucionales que intente la oposición ante las confiscadas instancias jurisdiccionales si los resultados son predecibles. Los teóricos sostienen que son pasos necesarios en acatamiento a procesos legales y constitucionales de la República. Pero ello no basta.

¿Cuál es el llamado entonces a la oposición? Además de los discursos proselitistas propios de cualquier campaña electoral y de las necesarias aclaratorias sobre los pretendidos gazapos que pretenden imponernos, la oposición debe ocuparse de entrenar equipos, desde ahora mismo si fuere posible, para el manejo y custodia de las mesas en los centros electorales; de lo que comúnmente se llama el padrón electoral. Es conocido que en el referéndum del 2002 muchas mesas no tenían representantes de la oposición, ni testigos, ni nadie que convalidara los verdaderos resultados. Dentro de algunos meses habrá elecciones de gobernadores. Veremos si entonces se insiste en el asunto del fraude y la abstención y faltando una semana se comienza a improvisar para cubrir, a medias, la representación en las mesas.

Llegó la hora de exceptuar, en la medida de lo posible, la agenda que impone Chávez cada vez que habla. Mientras nos ocupamos de señalar la irracionalidad de cada uno de sus interminables discursos, el oficialismo mueve sus fichas presta a ocupar su sitio ante un eventual acto electoral. Olvidémonos de los atajos, así sean constitucionales, tales como Una Constituyente o Referéndum a mitad de período. Destaquemos los errores gubernamentales y esperemos el vencimiento del período electoral de Chávez para retomar el orden perdido.

Miguel Bahachille
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