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La izquierda desvaloriza la unidad de España

viernes 08 de febrero de 2019, 08:35h

En una sesión de la ADVT (Asociación para la defensa de los valores de la Transición), celebrada anteayer y por invitación de Abel Cádiz, muy antiguo compañero de la UCD y de la Transición, de la que fui protagonista desde la creación del Partido Liberal en 1976 y la propia UCD en 1977. En ella, Juan Claudio de Ramon Jacob-Ernst, diplomático nacido en 1982, y perteneciente según el mismo a los Leticios me hizo reflexionar sobre Valores y Desvalores de la Transición.

Naturalmente todo se centra en las razones que llevaron a los españoles a crear y refrendar la Constitución de 1978, como un intento de Reconciliación de las dos Españas surgidas de la II República y de la larga Guerra civil 1936-39 y que se constituyo como Valor esencial de la Transición encarnada en la Monarquía de Juan Carlos I, donde los españoles de todos los partidos, creaban un régimen ayuno de Revolución o de Violencia, en el cambio desde la Dictadura de Franco a la Democracia Europea que hoy constituimos. Franco murió en la cama y podría haberse organizado un nuevo régimen basado en la Confrontación, lo que no ocurrió, pero que en la actualidad ha ido cambiando, sobre todo después de la Ley de Memoria Histórica de Rodríguez Zapatero.

Efectivamente, La Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura,​ conocida popularmente como Ley de Memoria Histórica, es una ley del ordenamiento jurídico español, aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007,​ partiendo del proyecto de ley previamente aprobado por el Consejo de Ministros del 28 de julio de 2006,​ durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero (VIII y IX legislaturas) como presidente del Gobierno.

Incluye el reconocimiento de todas las víctimas de la guerra civil (1936-1939) y de la posterior dictadura del general Francisco Franco (1939-1975), pero no la apertura de fosas comunes en las que aún yacen los restos de represaliados por los sublevados, autodenominado bando nacional durante la contienda, realizadas desde entidades privadas -como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y el Foro por la Memoria- o comunidades autónomas. Esta Ley comandada por el PSOE, venia poner en el panel de la actualidad, lo olvidado durante 29 años de Transición. Desde entonces las Comunidades autónomas mas independentistas o donde dominaba la izquierda, especialmente desde el surgimiento de Podemos, se han dedicado a promocionar la Guerra civil y la II república, en plan reivindicativo en contra de la Unidad de España, propiciando el desmembramiento de la Nación.

Yo, que había votado en contra de la Constitución de 1978, por no parecerme suficientemente liberal, y por ser republicano, debo de aceptar que la Monarquía, especialmente desde el advenimiento de Felipe VI, sin llegar a ser monárquico, buscando una II Republica Constitucional que en nada se parezca a la II, debo aceptar por patriotismo liberal, de mis ancestros liberales desde 1812, que habiendo entrado y salido de la monarquía en varias ocasiones. La actual, es la que nos ha proporcionado el mayor índice de nivel de vida político y cultural de la Historia de España.

En los últimos tiempos el cretino Zapatero y su muy digno alumno Pedro Sánchez, han llevado a la izquierda y a los independentistas a desvalorizar la Unidad de España.

Bien es cierto, que esta desmedida violencia, especialmente en el golpe de Estado de Puigdemont en Cataluña, han conseguido el efecto contrario al que pretendían, llenándose los balcones de casi toda España de banderas nacionales. Es más, en las últimas elecciones andaluzas y en la preparación de la gran manifestación del próximo 10 de marzo, como ya lo fue en la manifestación de Barcelona del 9 de septiembre de 2018, ha surgido un movimiento unionista de los partidos de la derecha y del Centro Ciudadanos, Partido Popular y Vox, que parece que en las próximas elecciones de mayo y acaso en unas generales si se digna convocarlas Pedro Sánchez, que dejaría a la izquierda en minoría según las encuestas, lo que aunque no es la primera vez que ocurre en la Transición, si seria un milagro que desbarataría las intenciones falsamente progresistas y populistas de la actual izquierda española.

Efectivamente para los nacidos en plena Transición como Juan Claudio de Ramón, no valen las estrategias de reconciliación de 1978, ahora se trata de conseguir que la izquierda reflexione sobre los axiomas que la están llevando al precipicio, y acepten los principios liberales de Pablo Casado y Albert Rivera y probablemente también de Santiago Abascal, para formar una unidad sin fisuras que permita una II Transición, en la que aunque estén alejados lleguen a integrarse los independentistas, vascos y catalanes que han llegado al límite de la línea roja que separa las dos Españas. Estos Leticios o partidarios de Felipe VI y su vigorosa reacción contra la proclamación de la republica catalana son probablemente el futuro de España, a la que nos unimos los que propiciamos la 1ª Transición en paz y armonía, aunque asimétrica. Es decir reducir las actuales autonomías a solo 2, como fue la intención que le manifesté a Adolfo Suárez en 1977, incluyendo entonces a Galicia, siendo Presidente del Comité de Organización del Centro Democrático (UCD) y principal razón por la que no quise ser diputado por Alicante en junio de 1977.

La vida da muchas vueltas para acabar dándote la razón que ya en su momento tenías.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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