www.diariocritico.com
Annapolis: ¿más cerca la paz?

Annapolis: ¿más cerca la paz?

miércoles 26 de diciembre de 2007, 03:12h

El 15 de julio pasado, a pocas horas de haber asumido Shimon Peres la Presidencia de Medinat Israel, el presidente Bush anunció al mundo su intención de convocar una conferencia para la búsqueda de la paz en el Medio Oriente. Faltándole, entonces, 18 meses para culminar su segundo periodo presidencial, Bush buscaba nuevo aire político, intentando salir del atolladero de Irak y Pakistán. Desde el día que hizo este inusitado anuncio, Condoleezza Rice, secretaria del Estado de Bush, dedicó prácticamente todo su tiempo y su avezada inteligencia a la cuidadosa y meticulosa preparación de ese evento. La mejor prueba del énfasis que puso la administración Bush en esta conferencia fue la frecuencia con que Rice viajó al Medio Oriente en los meses previos, encontrándose en cada uno de esos viajes, en intensas reuniones de trabajo, con Ehud Olmert y Mahmud Abbas, los más altos representantes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina, respectivamente.

No deja de ser significativo que la conferencia se iniciara el 27 de noviembre de 2007, dos días antes de que se cumplieran sesenta años de la histórica decisión que tomara la Asamblea General de las Naciones Unidas de crear el estado de Israel, el 29 de noviembre de 1947. Desde ese día hasta hoy, los belicosos vecinos de Israel no han cejado en su desintegrador empeño por acabar con el Estado de Israel. La última manifestación de ese bárbaro proceder, como bien se sabe, ha salido de los labios envenenados del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, quien ha afirmado "que hay que borrar a Israel del mapa". Pese a esos sesenta años de incomprensiones circundantes alrededor del estado de Israel, allí está, pujante y erguido, en su propia firmeza existencial.

En sólo sesenta años, Medinat Israel ha pasado de ser una nación virtual, creada por una decisión suscrita y formal de solidaridad universal, a ser uno de los países que lidera el mundo en muchos rubros. Pese a su ínfima extensión territorial, es un país indiscutido del primer mundo que cada día demuestra lo que alguna vez dijera Shimon Peres: "Israel es una nación con una ínfima geografía y una descomunal historia".

Annapolis dejó muchas expectativas en el logro de una paz posible, realista y tangible en el Medio Oriente. A lo mejor esas conquistas no se ven de inmediato, lo cual no debe llevar ni a la desesperanza ni a la desilusión, sin llegar, por supuesto, a fantasías inalcanzables. Algo muy positivo de la reunión de Annapolis, sin llamarnos a engaños, fue la presencia abierta de países árabes, que, hasta ahora, habían sido refractarios a encuentros diplomáticos con Israel. Tal es el caso de Arabia Saudita. Y aun más inusitado, insólitamente inusitado, fue la presencia de Siria en la reunión, enemigo acérrimo, por décadas, de Israel.

Lo más sorpresivo de Annapolis es que ocurrió en unos tiempos difíciles, muy difíciles, para el liderazgo de Ehud Olmert y Mahmud Abbas, al fin y al cabo, insistimos, los protagonistas fundamentales que tienen que alcanzar la paz en el Medio Oriente. Algunos dirán, quizás, que en esa debilidad reside la fortaleza diplomática para llegar a un acuerdo de paz, al mismo tiempo digno y efectivo. Los próximos días dirán, si no la última, la penúltima palabra. Quizás cuando eso ocurra, ya ni siquiera Bush esté en la Casa Blanca. Y quién sabe si el negociador internacional que pueda finalmente lograr que Olmert y Abbas firmen convencidamente un acuerdo de paz en el Medio Oriente, sea una figura ya consagrada por sus ejecutorias anteriores, lleno de charm, carisma y sapiencia política. Nos estamos refiriendo al mismísimo Bill Clinton, nativo de Arkansas y ex presidente de Estados Unidos. Pueden creernos que lo que decimos no es un albur. Aguardemos los acontecimientos...

Gustavo Arnstein
Director de Nuevo Mundo Israelita (Venezuela)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios