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'True Detective 3': recuperando las esencias
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'True Detective 3': recuperando las esencias

miércoles 27 de febrero de 2019, 12:51h
La tercera temporada de True Detective ha supuesto una vuelta a las esencias de la primera temporada, a poner el foco en los personajes por encima de la trama, a crear atmósferas sosegantes y profundizar en la mente de sus protagonistas. El nivel ha sido ampliamente superior a la decepcionante segunda temporada pero la falta del elemento sorpresa hace que tampoco esté al nivel de la primera. Eso sí, ha sido un fascinante camino hasta al final acompañando a los detectives Hays y West, a pesar de todas sus irregularidades.

>>> ATENCIÓN SPOILERS >>>

Como siempre Nic Pizzolato se ha tomado su tiempo para ir cocinando todo a fuego lento, la trama se ha dividido en tres espacios temporales distintos, 1980, 1990 y 2015, centrados todos en el caso de la desaparición de Julie Purcell y el asesinato de su hermano. La serie nos mete de lleno en el caso, un caso que nos llega a obsesionar como al protagonista Warren Hays, necesitamos saber, comprender y, sobre todo, necesitamos una resolución pero al final nos damos cuenta de que la serie trata más sobre su obsesión por su mujer, tan intrínsecamente relacionada con el caso. La vida es más importante que el trabajo parece decirnos Pizzolato.

Es una buena idea pero falla un poco como resolución, tras siete capítulos haciéndonos nuestras ideas sobre el caso, como Hays y su esposa Amelia, al final nos damos cuenta que éste no era lo importante, y que ni siquiera era lo que nos habíamos imaginado, una red de influentes pederastas que compran niños a su placer, sino algo mucho más prosaico, una niña de papá traumitazada por la muerte de su hija, decide comprar a la hija de una de esas familias que en EEUU llaman 'basura blanca' ('white trash') con la mala suerte de que termina matando accidentalmente a su hermano. Toda la serie haciendo que nuestras mentes se fueran a los peores escenarios posibles para ver algo que no nos esperábamos. No está mal, lo malo es cómo se resuelve, tras múltiples pistas al final Junius Watts, el hombre negro con un solo ojo, termina desvelándolo todo de una tacada sin mucho más misterio.

Y es que como thriller 'True Detective' deja que desear, al fin y al cabo la investigación no es sino una excusa para hablarnos de sus personajes, principalmente de Warren Hays, sin olvidarse de Amelia y su compañero Roland West. Como dejó claro la primera temporada Pizzolato es mucho mejor definiendo los personajes que las tramas, creando atmósferas que resolviendo misterios. Lo bueno es que sus personajes son como él, ni Hays ni West son especialmente buenos policías, eso sí, como personajes de ficción son fascinantes. Al fin y al cabo, lo que nos trata de decir Pizzolato es que lo importante es la obsesión, no el caso, lo que queda en nuestra cabeza cuando todo lo demás comienza a desaparecer.

Creo que ahí está una de las claves, Pizzolato ha ido jugando continuamente con las distintas líneas temporales y solo ha salido un par de veces de ellas para enseñarnos otros momentos. Una es cuando Hays acompaña a su hija Becca a la universidad, encontramos a un padre que tiene una relación genial con su hija, a pesar de que la serie nos cuenta que algo ha debido pasar en los últimos años. El otro momento es cuando va a visitar a Amelia y esta está dando una clase de literatura a personas mayores y no a niños. Se miran, son felices, el caso ya no les obsesiona, la vida se ha impuesto y la trágica historia de los Purcell ya no determina su vida.

Un final feliz

Por eso el final es tan potente, una vez muerta Amelia, con problemas con su hija y con la memoria jugándole malas pasadas, Hays vuelve al final de su vida al caso que marcó la misma. Tiene que resolverlo finalmente para encontrar un sentido a todo. Cuando lo logra con West hay algo que no encaja, Julie ha muerto de sida. Tantos años buscando un cadáver... pero al final tiene una revelación, en forma de aparición/alucinación con Amelia, la tercera detective del caso, es ella la que le da la clave "y si Amelia no hubiera muerto, y si se hubiera casado con el niño que la quería en la escuela, y si su muerte no fuera sino una forma de que dejaran de buscarla".

Hays finalmente se encuentra con Julie cara a cara, ha rehecho su vida y ahora tiene una hija de la misma edad que ella cuando coenzó todo, pero cuando está delante de ella se olvida de porqué está allí, ironías del destino. Al final vuelve con su familia, todo se ha aclarado con su hija, su compañero Roland West también está allí y va a vivir con él, parece feliz, entonces Hays parece recordar algo, ¿será a Julie? Nos adentramos en su enmarañada mente, pero lo que este está recordando es el momento en el que torpemente le propuso matrimonio a Amelia. Un final feliz, nuevamente, como en la primera temporada, la luz imponiéndose a la oscuridad, Julie estaba viva y feliz, y lo importante no era tanto resolver el caso, como ser capaz de vivir feliz con su familia, de construir algo propio.

Es un final positivo para una serie oscura, en la que todos los personajes parecen esconder dentro terribles historias. Pero ese es el estilo de Pizzolato, historias en las que apenas entra la luz pero que la buscan incesantemente, puede que le falte algo de ligereza en su estilo, que sea demasiado que cada escena, cada conversación, parezca contener una carga demasiado profunda, pero, desde luego, es su firma. Para ello no ha podido encontrar mejores actores que Mahersala Ali, el renacido Stephen Dorff y Carmen Ejogo que han estado estupendos a lo largo de toda la serie. El primero acaba de recibir su segundo Oscar por 'Green Book' pero esta es una actuación mucho más importante.

Puede también que a la serie le haya faltado el ritmo que sí la supo imprimir Cary Joji Fukunaga en la primera temporada pero, por lo general, me ha parecido una serie notable y altamente recomendable.

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