José Sacristán recrea con solidez y amenidad el espíritu de Delibes en 'Mujer de rojo sobre fondo gris'

Sacristán tiene un peculiar tono de voz, perfecta vocalización, sentido de las pausas y el ritmo, y todo eso consigue de pleno llegar al espectador. Solo en el escenario, sin alharacas, vistiendo una chaqueta de pana beige, pantalones oscuros y camisa roja, haciéndose preguntas a sí mismo, como si rindiera cuentas a la mujer fallecida, a su compañera del alma que interrumpía, en su personaje de Nicolás, una feliz carrera de pintor.

Espectáculo intimista, con luz tenue, quizá para un teatro de menor aforo...Flota en el ambiente el dolor propio, y el de su hija en prisión (la obra se enmarca en el conflictivo año 1.975)...

Un trabajo en conjunto de otro Pepe (Sámano), director y productor del espectáculo, a lo que se añade el ingente esfuerzo de una joven Inés Camiña, en la adaptación teatral de la única obra biográfica de Miguel Delibes.

Y un comentario añadido

Los aspectos más escabrosos aunque narrados de forma natural, son los que se refieren al proceso de la enfermedad de la mujer del escritor (en este caso, pintor en la ficción). En algún momento del monólogo hay espacio para la leve sonrisa dentro de un drama, que parece menos drama, en la voz y la interpretación de Sacristán...

Pocas veces había encontrado un título tan sugerente: "Mujer de rojo (la luminosidad del amor en la intensidad) sobre fondo gris" (el gris de la decadencia, que lleva a la muerte).

Una obra que nos habla de la felicidad y de su pérdida. Y lo hace por el camino recto de la verdad. Como dice el maestro Sacristán, "Delibes nos enseña a mirar".