Crónica de ambiente: Éxito absoluto del maestro Sacristán

En el "templo" del Romea, uno de los teatros más emblemáticos y antiguos de la ciudad, se respiraba el aire de los grandes acontecimientos. El nombre de José Sacristán es garantía de calidad. Y si a ello se une la novela de Miguel Delibes (única autobiográfica) trasladada al teatro: "Señora de rojo sobre fondo gris", el plus de interés estaba amortizado...

Me gusta llegar una hora antes (máximo 45m.), y observar la gente que viene a los estrenos (u obras normales) mientras degusto un café...Los actores que tienen interés en ver a sus compañeros: observé en la barra al maestro Ferrán Rañé. Pasa junto a mí en el bar José María Pou (director artístico del Romea, precisamente), camino probablemente del camerino para saludar a su compañero Sacristán, o visitar el despacho en el teatro...

En los estrenos, la gente suele llegar tarde" el tráfico", "estoy muy liado"...( ya). En mi ubicación del anfiteatro- 1 piso, y desde una segunda fila, hay una porción del escenario que no permite visión. Pero se oye, y con la voz clara y diáfana de Sacristán, ¡más!...Antes de comenzar la función espectadores "nerviosos" consultan sus móviles (se resisten a apagarlos): ¿ será una novia que rompe " por burofax", o quizá un jeque árabe que pretende cerrar un negocio?!. Ah!.

Los móviles ya apagados, algunas toses... y diez minutos comenzada la función, una pareja en la última fila del primer palco, decide marcharse del espectáculo. ¿Pensarían que surgiría una muestra de vedettes, o dos grandes pantallas audiovisuales de un espectáculo " por todo lo alto"??...Pero,era sólo un monólogo... Cualquier minudencia de este tipo, rompe el rito sagrado del teatro que exige: concentración, y respeto hacia el actor que está solo en el escenario, y el resto del público...Un espectador a mi izquierda, se queda dormido unos minutos, cerca del ex árbitro futbolístico de Primera División Sergi Albert, habitual espectador de los teatros de Focus.

Voz en off.

Tras hora y media (de la que damos cuenta en el necesario comentario), tanda de aplausos, bien es cierto que faltos de mayor entusiasmo que en otras ocasiones...Sacristán por otro lado, no es hombre que reclame el reconocimiento sonoro fácil ( como sí hacen otros actores, propiciando múltiples salidas para saludar de nuevo)...Aunque algunos, vemos desde el primer piso, en plantea se levantan para agradecer la hora y media de bendita función, que nos ha regalado el maestro...

Ya en el hall, los corrillos habituales. Estrecho la mano a Sacristán, humilde como siempre, y serio en esta ocasión. Luego se pone a hablar con Mercedes Sampietro, que poca gente (salvo que los que se leen el programa de mano del espectáculo), sabían que ponía la " voz en off" que representaba a la mujer fallecida del protagonista Delibes, que encarna el actor de Chinchón... El espectador- y periodista en este caso- se va con la satisfacción de haberse reconciliado, con una de las pocas cosas "serias" , que existen en la actualidad, y la modernidad (además de las corridas de toros): el teatro...