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Un pésimo encierro de El Torero dejó en blanco a David Galván y Pablo Aguado

Las Ventas: el aroma y el calor torero de Juan Ortega salvan una gélida tarde de Domingo de Resurrección

Las Ventas: el aroma y el calor torero de Juan Ortega salvan una gélida tarde de Domingo de Resurrección

domingo 21 de abril de 2019, 21:58h
La sufrida existencia del aficionado se conforma con poco en cantidad si alborea la cada vez más difícil calidad. Como la que atesora ese torerazo pleno de sabor y olor que es Juan Ortega, que también con el calor de la pureza salvó una tarde de mucho viento y gélida en el ruedo y los tendidos de la cátedra-Una frialdad a la que también ayudó el escaso juego y fuerza de los bicornes de El Torero ante lo que se estrellaron David Galván y Pablo Aguado.

Tras el petardo de los victorinos el Domingo de Ramos se esperaba en Las Ventas en el de Resurrección una ídem del buen toreo con el paseíllo de tres coletudos de la línea artística y muy del gusto de Madrid, donde ya han dejado huella en tardes anteriores. Mas esta vez, salvo Juan Ortega en su primero, poco pudieron cascabelear Galván y Aguado, también con el viento en contra, amén de la escasa casta de sus bureles, que para más inri bordeaban la invalidez (el cuarto era un inválido total para los asistentes excepto para el usía Víctor Oliver, que lo mantuvo en el ruedo pese a sus continuas caídas. Este nuevo presidente, como todos los que ocupan el palco venteño, promete mucho… en contra de los aficionados, y el sistema puede estar tranquilo con él.

Una tranquilidad y un saber estar en la cara del toro sin alardes ni gesticulaciones que es seña de identidad de Juan Ortega, no la más importante, con serlo. Porque, además, es diferente a los pegapases habituales –figuras incluidas- porque rezuma sentimiento y torería dentro de su ortodoxia. Mostró su buen aroma con percal en gustosas y lentas verónicas rematadas con medias abelmontada para recibir a su primero y para lucirse de nuevo en el quite.

Como lo repitió con redondos y naturales de bello trazo, así como trincherillas e improvisados remates para salir de la cara del funo tras cada suerte y siempre tirando del único animal que ofreció posibilidades, aunque lastrado por su flojera. Esas pocas fuerzas del animal impidieron que la aromática faena calara en las profundidades del alma de los espectadores, amén de un feo espadazo y los pañuelos no sumaron número para el trofeo.

Pero dio una de las vueltas al ruedo más sentidas y respetadas y el sevillano, al que disfrutaremos en San Isidro, aumentó el buen cartel de que goza en la cátedra. Con el descastadísimo y andarín sobrero quinto sólo pudo apuntar tibios detalles de su acendrada torería. Cual le ocurrió a David Galván en el que abrió función y al que el presidente estrelló dejándole sin oportunidad de posible lucimiento al no devolver el ya mencionado inválido cuarto.

Tampoco Pablo Aguado pudo aportar más que algún arrebol suelto con ese animal sin codicia ni fuerza, que fue el tercero, y anduvo firme y tragando con el último que se defendía y desarrlló cierto peligro con la flámula.

FICHA

Cinco tors de la gandería EL TORERO y 5º, sobrero, de LAGUNAJANDA (al ser devuelto el titular); desiguales de presentación y parejos en su ausencia de casta -excepto el codicioso segundo- y fuerzas, aunque nobles. DAVID GALVÁN: palmas; silencio. JUAN ORTEGA: vuelta tras aviso; silencio tras dos avisos. PABLO AGUADO: sllencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 21 de abril, tradicional corrida del Domingo de Resurrección. Un tercio de entrada.

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