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Panel Banda Azul (Blue Ribbon panel)

lunes 29 de abril de 2019, 12:28h

En Estados Unidos (y otros países anglosajones) existe una posibilidad política que reúne a miembros muy cualificados de dos partidos en una comisión especial. Esta comisión asienta sus valores en la expertise de sus miembros que se encauza para encontrar temas, recomendaciones y soluciones muy rápidamente que puedan servir de guía a los que tienen que gobernar. Nada tiene que ver con la representación política de los invitados a participar.

Lo importante de esta blue ribbon comission es que es independiente de la táctica política de sus partidos y que sus conclusiones -que suelen presentar como mucho en cuestión de semanas- suelen ser puestas en marcha y práctica por el gobierno en turno.

Esta España que renació en las urnas el 28A ha dicho varias cosas de interés: la primera, queremos que nos gobierne el PSOE de Pedro Sánchez. La segunda, Pablo Casado no cuela ni con maquillaje de Halloween. La tercera no queremos que los tramposos en amarillo pollito se acerquen al gobierno ni a pedir árnica y la cuarta, fachas, tenéis vuestro espacio, pero es pequeño, irrelevante y vuestra ganancia es la pérdida del PP desnortado por Casado Blanco, el hombre cuya competencia política se reduce a sus apellidos de tea party.

¿Y ahora qué? Ojalá un gobierno en solitario con apoyos concretos pero asesorado por una Blue Ribbon Comission en la que estuvieran el PSOE y Ciudadanos. A ver, que esto no es una merienda a la que hay que invitar a todos; es una comisión de asesoría técnica.

-Oiga, ¿Y PP y Podemos qué?

Su representación oficial ya está en el Congreso en sus respectivos grupos parlamentarios; esto es otra cosa. El Blue Ribbon Panel busca reducir la inflamación y la polarización que Casado y su Primo de Zumosol Santiago Abascal han provocado en la sociedad y, al tiempo, presentar al gobierno guías, vías y líneas de trabajo que, en nuestro caso y con nuestra coyuntura, pasarían por tres ejes: uno, solucionar el problema del independentismo en Cataluña de una vez y para siempre; dos, remodelar la estructura laboral española sin perder un ápice de las conquistas sociales en este tema y tercero, dotar al Poder Judicial de todos los medios que desde hace 30 años necesita (y que esto sea el primer paso serio para reformar la administración del estado).

La idea es que PSOE gobernara con los apoyos de Podemos y el resto de minipartidos a excepción de los sediciosos y que el Blue Ribbon Panel asesorara al gobierno.

Pero como esto es política ficción y nuestra realidad es cainita, el PSOE intentará gobernar en solitario -y hará bien-, mientras el ego de Albert Rivera se crecerá metiéndole el dedo en el ojo a Casado (¿Todavía no ha dimitido?) y marcando distancias con Vox con el objetivo de convertirse en el único líder (posible) de la oposición. Otra cosa será que lo consiga.

En tiempos de cambio, propongo hacer mudanza, al revés de la fórmula ignaciana: corremos el riesgo de quedarnos retrasados en todo, política, ciencia y tecnología, modernización de una administración obsoleta... (por cierto, Casado Blanco ha perdido todo el Senado y los despistados de Podemos siguen sin entender la importancia que tiene, pero ellos son así, hablan con la /a/ y, salvo Iglesias, viven todos en Yupilandia).

Un gobierno de coalición con Podemos a mí particularmente me parece un error porque no aportaran nada salvo enredar más llamando Boletina Oficiala de la Estada al BOE y complicando cada decisión política. Estos aficionados en moradito nazareno están bien como Pepito Grillo del hemiciclo, pero no en el gobierno: les faltan tantos hervores como a los indepes que, ante la prohibición de usar la expresión “Presos Políticos”, optaron por “Prisis Pilítiquis”: ni ingeniosos, ni adultos, ni creativos; solo incansables tocapelotas.

Convendrá más a Pedro Sánchez gobernar en solitario -¡si lo hizo con 84 diputados cómo no con 123- e ir recabando apoyos en función de las decisiones y, desde luego, sin pedir a los indepes ni permiso para pasar por el pasillo: es necesario relegar a estos individuos a la nada que representan para que, en un par de legislaciones, se disuelvan como un azucarillo. ¿Y el indulto? Yo no lo daría y, a fortiori, lo usaría como espada de Damocles o cimitarra de Saladino contra los indepes: si tocáis las narices, se quedarán en el trullo 20 años. Sed dóciles y constitucionales y puede que salgan a la calle.

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