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Los que pedían elecciones anticipadas

miércoles 01 de mayo de 2019, 13:27h

Recuerdo que de pequeño le preguntaba a mi padre que quería decir la expresión “tierra trágame” pues con la inocencia infantil, me parecía una forma muy cruel de invocar a la muerte desapareciendo cual aventurero en arenas movedizas. Mi progenitor me explicó con gran pedagogía, que era una acción figurada que decían aquellas personas que tras haber realizado una acción o simplemente por haber pronunciado una frase o un juicio, habían quedado en el más absoluto de los ridículos y querían desaparecer al instante.

Creo que esta introducción viene que ni pintada para aquellos que, desde el día siguiente a la investidura de Pedro Sánchez como ganador de la moción de censura contra Mariano Rajoy, dijeron que lo que había que hacer era convocar elecciones lo antes posible y escuchar al pueblo soberano, único y legítimo hacedor en una democracia. En aquellos momentos, estábamos enfrentándonos a una situación inédita tras la Constitución de 1978 pues si bien ha habido cuatro mociones de censura, las tres anteriores no pasaron de ser un gesto testimonial pues estaban condenadas al fracaso, a sabiendas de que era imposible alcanzar la mayoría absoluta necesaria para relevar al presidente del Gobierno en ejercicio. La primera de ellas en 1980 la llevó a cabo un emergente líder como era Felipe González, al que todos auguraban su futuro como presidente del Gobierno de la nación. Aquella iniciativa fue sin duda para dar visibilidad al joven dirigente socialista, enfrentándose a un Adolfo Suárez que comenzaba a sentir erosionado su poder al frente de la cada vez más descompuesta UCD y con ruido de sables en lontananza, como luego se vio en el intento de golpe de estado del 23F de 1981. De la segunda en 1987 auspiciada por el sucesor de Manuel Fraga, Antonio Hernández Mancha, tan solo decir que fue el mayor ridículo parlamentario que se recuerda desde la restauración democrática. Su tono histriónico y su gesticulación fuera de lugar, fue su tumba política y la de su partido denominado entonces Alianza Popular, que es como decir el mismo perro, con distinto collar del que hoy conocemos como Partido Popular. La tercera fue un acto propagandístico y puesta en escena de un Pablo Iglesias que, ante la corrupción galopante y el mantenimiento de los recortes sociales, se presentó como futuro aspirante al sillón de la Moncloa, en lo que parece una enfermiza obsesión del profesor universitario en tocar moqueta, pues propone en la actualidad, desempeñar una cartera ministerial en un hipotético gobierno de coalición con el PSOE. El fracaso estaba asegurado y solo sí los socialistas hubieran apoyado la censura a Rajoy, hubiera tenido éxito, pero estos sabían muy bien que ese no era el momento y mucho menos Iglesias su hombre.

De la última moción de censura de mayo 2018 todos nos acordamos y no voy a hacer historia, pero si quiero dejar un apunte muy claro: fue el golpe más estratégico que jamás se ha dado en la política española reciente, y me explico. Hay que recordar que por abril del pasado año el CIS (con el PP en el poder y sin Tezanos al frente) otorgaba al PSOE la tercera posición en intención de voto con un 22% tras Ciudadanos (22,4%) y éste pisando los talones al PP (24%), es decir, las fuerzas de Naranjito Rivera habían adelantado a los socialistas y se presentaban como una clara opción de gobierno ante los electores. Fue entonces cuando Pedro Sánchez se lanzó a instar a todas las fuerzas políticas con exclusión de los populares y Ciudadanos, para desalojar a Rajoy de la jefatura del ejecutivo, tras una condena más por corrupción a cuenta de la trama Gürtel. Este golpe fue el pistoletazo de salida de la remontada socialista, culminada con la contundente victoria en las urnas de la candidatura encabezada por Pedro Sánchez el 28A. Es por tanto que el partido socialista le debe a Sánchez algo más que una victoria electoral, pues tras el espectáculo bochornoso de su destitución como secretario general del PSOE, se lanzó a recuperar su posición política con todo el aparato y hasta los históricos dirigentes en contra, ganando las primarias por segunda vez y liderando el partido sin escaño tras su renuncia, lo cual hacía aún más que complicada su labor. Creo que no estaría de más una rectificación y un reconocimiento hacia su persona, por parte de algunas figuras de peso que han sido muy importantes en el socialismo, tiempo atrás.

Que los españoles no somos tontos ni nos dejamos manipular, es un hecho incontestable. Ocurrió en 2004 cuando tras los atentados del 11M, el Gobierno de Aznar quiso hacernos ver que la autoría de aquellos crímenes era obra de ETA, cuando las evidencias apuntaban a un ataque islamista directamente relacionado por la presencia militar española en la guerra de Iraq. Ahora a pesar de la suciedad de una campaña donde el insulto, las descalificaciones y las calumnias han sido el leit motiv de PP y Cs (dejo al margen a Vox porque todo lo que dicen es vomitivo) las urnas a puesto a cada uno en su sitio ¡La democracia es así! Nos guste o no el resultado.

Los que pidieron elecciones anticipadas e incluso llegaron a calificar de ilegítimo y peligro publico a Pedro Sánchez, se jactaron de que gracias a ellos se había dado la voz al pueblo y así “echarían al okupa de la Moncloa”, han hecho bueno aquello del “tierra trágame” después del ridículo tan espantoso que han protagonizado. Es evidente que la coherencia de Pedro Sánchez (el hombre del “no es no”) se ha mantenido cuando le decía a Rajoy que no se podía gobernar si no se ganaba la votación a la propuesta de presupuestos que se presenta al Congreso para su aprobación, y en este caso, ante el “no” de los independentistas catalanes (¿Dónde estaba el pacto con ellos, Casado y Rivera?) se decidió disolver las Cortes y consultar a los españoles.

La victoria del PSOE en una España que ya no es bipartidista, alcanza un éxito inusitado no sólo por el gran número de escaños, sino porque ganasen en casi todas las provincias incluido Madrid, hecho sin precedentes desde 1996. Posiblemente veremos en los próximos días declaraciones de la oposición repitiendo el mismo discurso sobre los independentistas y los terroristas de ETA, pero para disgusto de algunos, ni los independentistas van a lograr sus objetivos y ETA ya no existe…

Estamos ante una nueva legislatura donde una vez más, veremos a una oposición luchando entre sí por el dominio de la derecha y una ultraderecha franquista y rancia, que podrá la nota del paleolítico y las cavernas, lugar del que proceden. Veremos cómo del Valle de los Caídos, sale la momia de Franco a la que seguro despedirán los votantes de Abascal compungidos, esos mismos que se dicen constitucionalistas, pero solo la puntita como decía aquel del chiste. También asistiremos a ver como Arrimadas buscará a Quim Torra por el hemiciclo, pues “sin ti no soy nada”. A Pablo fraCasado viendo como tiene menos diputados que presos hay del PP, a Rivera al borde de un ataque de nervios como de costumbre y sacando al igual que en el debate televisivo, múltiples artilugios que el prepara Villegas mientras sale del armario de la mano de Malú, y a Javier Maroto buscando su escaño y gritando como ET “mi casaaaa”. Pero también echaremos de menos a Carolina Bescansa y su bebé en brazos y a Íñigo Errejón y su carita angelical. Ambos eran la nota inocente de la carrera de San Jerónimo.

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