Si la reunión de Pedro Sánchez con Pablo Casado ayer lunes fue algo más suave de lo esperado, con un líder del PP aún cabizbajo tras su debacle electoral, este martes le esperan al presidente del Gobierno dos entrevistas mucho más duras.
Por una parte llega el líder de Ciudadanos, segun en liza en la oposición. Frente a los 66 diputados del PP, la formación naranja aportará 57 escaños contra el Gobierno, porque lo que ya se conoce es que Albert Rivera se negará a cualquier pacto con Sánchez, pese a la rumorología de estas últimas semanas. No le hace ni falta recordar el ya famoso cántico de la militancia socialista de "Con Rivera, no" para trazar su estrategia.
Lo primero, Rivera se negará a abstenerse en la investidura para permitir que Sánchez gobierne, algo que sin embargo exigió al PSOE en 2016 para que Mariano Rajoy pudiera acceder a la presidencia pese a que no tenía la mayoría necesaria. Ese culebrón ya sabemos todos cómo terminó, con Sánchez expulsado del liderazgo del PSOE y luego dimitido como diputado.
Pablo Casado le invitó ayer a que fuera Ciudadanos quien se abstuviera, mientras que el PP votaría que 'no'. Hace ya años de ese pacto Rivera-Sánchez, un acuerdo que ha quedado en el olvido y además imposible ante la nula relación entre Sánchez y Rivera en estos últimos años.
Ambos no se aguantan y la tensión es evidente cada vez que se tienen que saludar. De hecho, fue el único líder que apenas saludó fríamente al socialista cuando en junio de 2018 accedía a la presidencia tras la moción de censura a Rajoy. La misma frialdad que se le vio en los saludos en los 2 debates electorales de esta campaña.
Pablo Iglesias llega para presionar
Otra cita complicada le viene a Sánchez después con Pablo Iglesias. El líder de Unidas Podemos, la coalición entre Podemos, IU y Equo, le dejará claro que es la única opción posible que tiene para poder gobernar y el único socio capaz de hacerle sacar adelante tanto sus Presupuestos Generales como las grandes reformas que quiera liderar en esta legislatura.
Iglesias dijo ayer que "vamos a trasladar nuestra disposición al diálogo sin líneas rojas, sin ultimátums y sin arrogancia, con mucha claridad", pero realmente irá con las uñas preparadas para arrancarle un compromiso de que algún acuerdo habrá, aunque no le permita tener ministros de Podemos en su gobierno. Es, precisamente, el gran objetivo que tenía Iglesias: estar él o alguien de su entorno en el Ejecutivo que forme Sánchez este verano.
Iglesias trasladó al Consejo Ciudadano Estatal de la formación 'morada' que propondrá a Pedro Sánchez formar un gobierno de coalición que "inaugure una nueva etapa de colaboración entre progresistas que es lo que España necesita".
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