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Castella confirma el doctorado a Ángel Téllez en el primero de la plúmbea tarde
Castella confirma el doctorado a Ángel Téllez en el primero de la plúmbea tarde (Foto: Plaza1)

San Isidro: mal los toreros y peor la corridita de Jandilla en un festejo plúmbeo

Con el encierro peor presentado de lo que va de abono, tampoco estuvieron inspirados Castella, De Justo y Téllez

jueves 23 de mayo de 2019, 22:18h
Sí, ya sabemos que esto es la Fiesta de los toros. Que los bicornes ejercen de protagonistas. Y si, aparte de escasos de trapío la mitad y excesivamente cómodos de cabeza casi todos, cual los 'jandillitas' de este jueves, están ayunos de bravura, pues es difícil triunfar con ellos e incluso interesar a los sufridos espectadores. Pero no imposible, salvo que la terna de sus antagonistas, en este caso Sebastián Castella, Emilio de Justo y el toricantano Ängel Téllez, anden flojos de imaginación y con casi idéntica vulgaridad que los bureles. Total, aburrimiento generalizado salvo algunas muy pocas cositas sueltas. Y no olé.

En todos y cada uno de los abonos isidriles, tan excesivamente largos solo con fines recaudatorios, se sabe por adelantado que varios festejos serán incoloros, inodoros e insípidos para desgracia de los coletudos y, claro, del público. Y tras el del pasado jueves 16, cuando salieron por chiqueros seis descastadísimos bureles de Valdefresno, mucho tiempo había transcurrido sin que volviera a acontecer. O sea que tocaba una semana después, ahora merced a otra de las divisas con varios fracasos consecutivos en anteriores ferias, la de Jandilla.

Porque los pupilos de Borja Domecq -incluyendo su segundo hierro de Vegahermosa- que en líneas generales tampoco fueron un dechado de presentación -hasta ahora es el encierro de menor trapío, no sólo por el volumen, sino también por las defensas, bien lejos de las ofensivas e incluso descaradas de todas las tardes este año-. Mas lo peor es que también en general, salvándose por la mínima el cuarto, se comportaron cual lo que eran: descastados y sin ofrecer opciones de triunfo, aunque, eso sí, nobles.

Dicho y escrito todo lo anterior, tampoco la terna escapa a su responsabilidad en el grisáceo espectáculo que ofrecieron. Porque, se insiste, los funos no se comían a nadie. Incluso ese cuarto mejoró en la muleta, sacando misteriosamente de no se sabe dónde unas cuantas embestidas codiciosas que pedían un matador en sazón. Como debe serlo, a priori, una figura como Sebastián Castella, ya con dos décadas de alternativa. Pero no lo fue. A pesar de que empezó la faena como ya le es característico y rutinario: en el platillo, citando de lejos y con el espectacular pase cambiado. Hasta tres le dio, el último con un bonito desarme muy ovacionado ¿...?

Luego alumbró una serie de redondos templados, un circular de espaldas y otro al natural de frente, pero los ventajismos que había apuntado fueron a más después, citando desde la M-30 y metiendo pico a mansalva, por lo que recibió la regañina del 7 y otros sectores entendidos. Tras lo cual, el francés amontonó muchos pases sin fuste que ya eran una 'vulgarité' antes de un feo espadazo.

Esta labor había sido copia de la que había llevado a cabo con el segundo, una especie de piltrafa con la que la emoción era imposible, salvo que el toreo de salón que Castella practicó con él fuera sublime -misión imposible con el francés- y no rutinario. Y pura rutina fue el encimismo final que tampoco llegó a interesar mucho.

Emilio de Justo, acostumbrado a las corridas duras y del que tras su magnífica campaña del año pasado -que cerró saliendo a hombros en la cátedra durante la Feria de Otoño- tanto esperaba la conspicua afición, decepcionó también. No es que el jandillita y el vegahermosita le ofrecieran casi nada, pero el extremeño anduvo espesote con percal y flamula en los dos. Aunque hay que reconocerle que aguantó que su primero le echara los pitones arriba a la salida de los vacuos intentos de toreo clásico. Y con el quinto, andarín, tampoco De Justo sembró un ápice de alegría y/o imaginación, cayendo de nuevo en la espesura.

Al que menos se le puede culpar de la vulgaridad generalizada de la tarde es a Ángel Téllez, quien confirmaba alternativa y que en ocasiones ha mostrado como novillero su buen gusto. Lo que el de la ceremonia, otra piltrafa con sangre de todo menos brava, ni le permitió, dejándole inédito. Con el que cerró la plúmbea función, el toricantano se la jugó doblemente: primero con unas ajustadísimas gaoneras con el percal, y después citándole de inicio con la sarga de hinojos en el platillo y llevándose un susto al ser arrollado de manera espectacular aunque sin consecuencias. Pero luego no acabó de acoplarse y desaprovechó lo poco que le duraron las ganas de embestir al bicho, aunque Téllez labró algún buen muletazo suelto merecedor de una repetición ante toros/toros..

FICHA

Cinco toros de JANDILLA y 5º de VEGAHERMOSA :desiguales de presentación, con 2º, 3º y 5º muy justos, y de cómodas cabezas excepto 6º; nobles y descastados excepto 4º. SEBASTIÁN CASTELLA: palmas tras aviso; silencio tras aviso. EMILIO DE JUSTO: silencio; silencio. ÁNGEL TÉLLEZ, que confirmaba alternativa: silencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 23 de mayo. 10ª de abono. Más de tres cuartos de entrada.

.CRÓNICA DEL FESTEJO ANTERIOR

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