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Pablo Iglesias, el gran derrotado, no dio la cara y sus acólitos echan la culpa a Errejón

Pablo Iglesias, el gran derrotado, no dio la cara y sus acólitos echan la culpa a Errejón
(Foto: Salvados)
lunes 27 de mayo de 2019, 08:01h

El otro Pablo protagonista del 26-M más allá de Casado es Iglesias. Al líder de Podemos le piden de nuevo responsabilidades y ya no valen disculpas. Cayó en apoyos de manera masiva en las generales y en el Senado se quedó sin representación. Ahora, en las europeas fue cuarto partido, en las autonómicas ha desaparecido en casi todas las comunidades y en las municipales ha perdido sus grandes consquistas de 2015.

Soberbia y egos, apuntan como causa de sus problemas, pero él prefirió no dar la cara anoche y esperar previsiblemente a este lunes, dejando el protagonismo para los candidatos de las elecciones del 26-M, aunque Sánchez, Rivera o Casado sí dieron la cara en la noche electoral.

El chivo expiatorio es evidente: Íñigo Errejón. El que fue su mano derecha y pasó a ser oposición en Podemos y más tarde candidato 'traidor', dicen, en Madrid. La realidad es que ni Errejón es tan importante a nivel nacional y encima ha obtenido unos buenos resultados donde podía demostrar su valía, en la Comunidad de Madrid. 20 escaños en la Asamblea madrileña por los 7 obtenido por Podemos. Isa Serra, la elegida para ser la candidata en la región, también apuntó claro a Errejón para buscar culpables: "Hemos afrontado la campaña en condiciones muy muy difíciles, muchas personas pensaban que Podemos iba a desaparecer en la Comunidad de Madrid, pero el espacio político ha resistido".

Pero es que no fue Errejón. Fue también Pablo Echenique, otrora líder de Podemos en Aragón, donde se ha hundido el partido morado. Lo mismo que en Zaragoza, su capital, donde el desastre ha sido mayúsculo, dejando la alcaldía para la derecha y con el PSOE por delante.

En Castilla-La Mancha ni si quiera ha obtenido representación y será un partido sin trascendencia en regiones como Castilla y León, Extremadura... El proyecto de Podemos e Iglesias debe ponerse a debate de inmediato, con el objetivo de reflexionar si el modelo de la izquierda que defiende Iglesias y sus acólitos es el que demandan los españoles, hartos de batallas internas, egos y soberbias varias. Todo, siempre, culpa de los otros, nunca de él. ¿De qué sirvió el discurso de tricheras contra Amancio Ortega y otros empresarios?

Algo falla cuando falla todo.

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