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A Del Álamo se le fue el único toro encastado y Morenito pechó con un lote imposible

Tomás Campos quedó colgado de la taleguilla atravesada por el pitón del tercero, aunque sin herirle
Tomás Campos quedó colgado de la taleguilla atravesada por el pitón del tercero, aunque sin herirle (Foto: Plaza1)

San Isidro: derroche de testosterona de Tomás Campos en un festejo de escasa relevancia

El extremeño, valentísimo, quedó colgado del pecho de un pitón del tercero que afortunadamente no penetró

martes 04 de junio de 2019, 22:12h
Momentos de terrible angustia se pasaron en los tendidos cuando el tercer toro de la tarde, cornalón y astifino, metió uno de sus pitones en el chaleco de Tomás Campos durante varios larguísimos segundos. Por fortuna, no le hirió y el chaval siguió porfiando ante el burel -que ya se lo había colgado del glúteo minutos antes igualmente sin herirle (foto)-, con un auténtico derroche de testosterona que impresionó al cotarro en un festejo en el que el flojo encierro de Las Ramblas poco permitió a la terna, sobre todo a Morenito de Aranda, con un lote infumable. Con una excepción, el bravo y encastado segundo, que se le fue a Juan del Álamo sin el triunfo que le ofrecía el bicorne.

Tomás Campos debe cambiar la fecha de nacimiento de su carnet de identidad. Y poner la de este martes 4 de junio. Porque, además de jugársela sin trampa ni cartón a lo largo de toda su labor muleteril con su descastado primer enemigo, que tenía por astas dos afiladísimas navajas albaceteñas –que para eso el animal, como el resto de los que se lidiaron, ha pastado en esa tierra- pasó un trance que pudo ser trágico. Aconteció cuando el animal le metió uno de sus pitones en el chaleco ante el horror de compañeros y público.

De todos, menos del propio extremeño que con sangre fría tras porfiar agarró con las manos el asta casi asesina y la sacó de tan peligrosísimo lugar. Por fortuna, tanto en este momento como un rato antes, cuando otro pitonazo le atravesó la taleguilla por la zona del glúteo, donde volvió a colgárselo de nuevo, salió milagrosamente ileso.

Y es que Campos ni antes ni después de los percances se arredró, pues pisó terrenos comprometidísimos intentando la imposible cuadratura del círculo del lucimiento. En menor medida obró con el último de tan plúmbea tarde, otro mansazo sin nada que ofertar en lo artístico, al que pudo robarle algún muletazo. Loor a Tomás Campos.

Dentro de la pésima corrida de Las Ramblas, más que un premio gordo, le tocó la pedrea a Juan del Álamo, pero no había comprado el décimo. Quiere decirse que con el único animal con comportamiento encastado en la flámula, el segundo, anduvo acelerado y pegapases -dio tropecientos mil- sin poso ni calidad alguna. Con el otro, de cabeza derrotona, anduvo porfesional y pesado porque el animal no obedecía ni los zapatillazos ni las voces ni, menos, la flámula.

Nada le tocó en la suerte de los lotes a Morenito de Aranda, porque el que abrió función era invalidísimo y el mansazo cuarto, que ya se dolió mucho en el tercio de rehiletes, sólo quería que lo dejaran en paz con el sueño imposible de volver a la dehesa albacetense de Elche de la Sierra. Por Morenito, que se aburrió en su intento utópico de torearlo, seguro que no hubiera quedado.

FICHA

Toros de LAS RAMBLAS, con trapío y de astas muy ofensivas; descastados y flojos excepto 2º. MORENITO DE ARANDA: silencio; silencio. JUAN DEL ÁLAMO: ovación; palmas. TOMÁS CAMPOS: palmas tras aviso; silencio. Plaza de Las Ventas, 4 de junio. 21ª de Feria. Media entrada.

CRÓNICA DEL FESTEJO ANTERIOR

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