El impacto de las tensiones comerciales no sólo se está reflejando en las continuas revisiones a la baja de las previsiones de crecimiento, sino también en el cambio del discurso de los principales bancos centrales. Quizá donde este cambio está siendo más evidente es la Fed. De transmitir el mensaje de que este año podría haber alguna subida de tipos, se pasó después a mantenerlos, para ahora enviar señales al mercado de que pueden subir. No con las palabras tan explícitas que empleaba el lunes el presidente de la Fed de San Luis, cuando decía que una rebaja en los tipos de interés en EE.UU. "podría estar garantizada pronto", el presidente de la Fed, enviaba ayer un mensaje similar al señalar que el banco central está listo para actuar ante la escalada de las guerras comerciales.
Hoy por hoy nada hace pensar que la tensión comercial vaya a remitir. Cuando el acercamiento entre China y EE. UU. está lejos de producirse, se reabre un nuevo frente entre EE.UU. y México. Y mientras, Europa en este asunto se mantiene en un duermevela que el presidente estadounidense se encarga de interrumpir de vez en cuando, como ha hecho en su visita a Reino Unido al expresar su clara preferencia, no sólo por el Brexit, sino por el Brexit duro, lo que podría dar un mayor acceso a las empresas estadounidenses al mercado británico, que ahora se encuentra limitado por las normas comunitarias.