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Sobre el viaje ideológico circular de Iñigo Errejón

martes 16 de julio de 2019, 07:45h

El diario madrileño 'El Mundo' dedica buena parte de su edición del pasado lunes (15/07/19) a glosar sobre la posibilidad de que Más Madrid, el grupo político que lidera Iñigo Errejón en la capital, pueda dar un salto a nivel nacional (Mas País o Mas España). La referencia para ocuparse de este asunto alude al hecho de que ha sido claro que tal grupo se impuso claramente frente a Podemos en la batalla por Madrid. Y que desde ahí, Errejón llega la conclusión de que en el país "hay claramente un espacio para otra fuerza progresista no sectaria".

En la extensa entrevista que le hace el periódico, el antiguo número dos de Podemos hace una amplia excursión por su propia evolución ideológica en relación con la que ha seguido la fuerza política morada. Resulta interesante que, aunque no examine a fondo la naturaleza del punto de partida, deja clara la evolución divergente entre Iglesias y él mismo.

Errejón enfatiza esa divergencia a partir de la reorientación de Iglesias de fundir el original Podemos con el leninismo estilo Izquierda Unida. De hecho, sostiene que Podemos “ha ido mutando, con el rumbo de la actual dirección de Podemos, hasta ocupar el lugar político tradicional de IU, lo que lleva también a ocupar el lugar electoral de IU”. Pero de inmediato, aunque sin hacerlo explicito, Errejón muestra su propia evolución política.

Ese cambio se refleja netamente en algunos momentos de la entrevista. Uno, se evidencia cuando el periodista le pregunta, en relación con la discusión sobre Ciudadanos, que piensa del liberalismo. Errejón sorprende: "Nunca he entendido que la izquierda no reivindique la tradición liberal en España, que es la primera doctrina nacional y popular en España”. Y señala que en esa tradición política “hay un principio emancipador brutal”. Añade: “Y luego el socialismo trata de llevar esos principios liberales un poco más allá. No los refuta: los adopta y los amplía, ideando por ejemplo la seguridad social. No choca con el liberalismo: lo desarrolla”.

Resulta imposible evitar la exclamación: ¡¡¡Bienvenido a la socialdemocracia!!!

Aunque desde el enfoque socialdemócrata, Errejón esté descubriendo el agua tibia. Ese discurso sobre la relación entre liberalismo y socialismo es el repetido por representantes del socialismo democrático desde hace mucho tiempo en todo el mundo. Desde luego, no hay que ocultar que hay una diferencia entre socialdemócratas de hueso colorado y gentes que utilizan el ropaje socialdemócrata para defender planteamientos únicamente liberales o incluso neoliberales. Pero acá nos referimos únicamente a los primeros.

El otro momento en la entrevista que refleja su giro ideológico refiere a su rectificación acerca de su visión sobre la situación en Venezuela. Afirma ahora: “Venezuela va camino de ser un Estado fallido. Y su situación de deterioro político, social y económico hace que nadie en su sano juicio lo estime modelo de referencia para la tierra que ama".

Ahora bien, la antigua visión sobre Venezuela no fue casualidad, procedía de algo en lo que Errejón no quiere detenerse: el origen del proyecto Podemos. Cuando los amigos Iñigo y Pablo se decían que lo que estaba sucediendo en Bolivia era lo que ellos querían para España, se referían al modelo según el cual, ante una crisis económica y política, una fuerza política promete todo lo imaginable y llega al gobierno mediante elecciones, para luego desarrollar una gobernanza autoritaria (en unos casos más suaves como en Ecuador y en otros más extremos, como en Venezuela). Pero no hay donde perderse, ese es un modelo populista. No es, desde luego, un modelo socialdemócrata.

Y ese origen populista fue compartido plenamente por Iglesias y Errejón. El hecho de que luego el primero incorporara el leninismo y el segundo se aproxime ideológicamente al socialismo democrático, no puede ocultar el pecado original de ambos, que les ha separado de la izquierda democrática del siglo XXI.

En otros términos, debe aclararse cuanto antes que prometer la luna no es una política de izquierdas. Y eso es también de naturaleza programática. Por poner un ejemplo concreto: proponer un incremento del salario mínimo de 900 a 1.400 euros no es de izquierdas. La destrucción del tejido productivo a nivel de PYMES es un riesgo inasumible para el país. Esa promesa es propiamente populista y es necesario saber si medidas de este tipo son asumidas por Errejón o no. Como sucede con el tema territorial y el referéndum sobre la autodeterminación en Cataluña.

La otra cuestión a tomar en consideración es cómo opera el cambio ideológico de Errejón y de Mas Madrid respecto de la cultura política de baja calidad existente en España. Es importante saber si está dispuesto a apoyarse en una cultura política tendencialmente sectaria y de banderías, para mantener la inclinación a prometer la luna en lo programático. Y eso guarda relación con la idea de desarrollar una fuerza política a la izquierda del PSOE. No parece pues tan claro que haya un amplio espacio para una fuerza progresista no sectaria; es decir, que no se incline a la extrema izquierda o a la política populista. A menos que se esté pensando en una cosa muy distinta: una alternativa socialdemócrata al sanchismo. Pero esa sería otra historia. Y, aunque eso sea muy improbable, nada está escrito en cuanto a la evolución política de Iñigo Errejón.

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