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Crítica y análisis de 'La Casa de Papel': una tercera temporada innecesaria
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(Foto: Netflix)

Crítica y análisis de 'La Casa de Papel': una tercera temporada innecesaria

lunes 22 de julio de 2019, 11:35h

Netflix ha estrenado recientemente una tercera temporada de la exitosa serie española 'La Casa de Papel', una ficción que merecía algo mejor que una tercera temporada alargando una trama que fue casi perfecta, pero que cuyo gran mérito era que terminase de manera más o menos cerrada, sin dar pie a secuelas. Pero poderoso caballero es don dinero, dice el refrán, y las productoras no se pudieron reprimir a la hora de estirar el chicle, un chicle que ya estaba más que disfrutado y estirado por los fans.

¡Atención, SPOILER!

'La Casa de Papel' sorprendió para bien porque pocos creían que una serie nacional pudiera llegar tan lejos, pero así fue: medio planeta la convirtió en un éxito viral, siendo la serie española más vista de todos los tiempos y triunfando en Netflix, plataforma que casi asegura ser reconocido en todo el planeta. Sus dos primeras temporadas, en realidad una sola pero con un parón por cuestiones de programación de temporada -se emitió primero en Antena 3, cadena generalista-, nos habían dejado a la banda del Profesor huyendo con éxito tras el atraco a la Casa de Moneda y Timbre.

Con esa trama cerrada, todo parecía haber sido tejido a la -casi- perfección por los guionistas. Unos ladrones que tenían muchos planes B y todo tipo de alternativas a los ataques de las fuerzas de seguridad y el espionaje, un plan bien construido donde sólo hubo agujeros cuando las variables humanas entraban en juego: las pasiones y las relaciones de pareja abrieron varias crisis, pero como todo final feliz de Hollywood, nos mostraron un éxito de la banda a cambio de no renunciar a sus corazones.

Nada estaba acabado, aunque lo parecía...

Bonito final, quizás muy ingenuo, pero final, al fin y al cabo. Cerrado y ojalá muerto. Sin embargo, entró Netflix en juego, compró los derechos para seguir estirando la serie y en esta tercera temporada hemos visto cómo los ladrones abandonan sus lugares de escape, donde vivían un auténtico paraíso personal, para rescatar a uno de sus compañeros, el joven e ingenuo Río, que ha cometido un error de libro al no seguir el protocolo que el Profesor marcó antes de la huida. Es el arranque de la temporada: Tokio se harta de tanta playa caribeña y se monta una escapada. Rio le da un teléfono satelital que compró tiempo atrás y sin permiso en Marruecos, y se lía: los terminales estaban pinchados como trampa, y el CNI, el espionaje español, estaba esperando una llamada algún día. Cuando ésta se produce, empieza a caer la red de ladrones.

Rio es detenido, y casi Tokio, aunque entre su habilidad y la ayuda del Profesor, consigue escapar hasta provocar una reunión global y pedir el regreso de la red criminal para ayudar a Rio. Pronto sabemos que en realidad es una excusa para iniciar un segundo plan de robo del siglo: ahora el robo del Banco de España.

Descubrimos, con cierta sorpresa y alguna incoherencia narrativa, que el Profesor y Berlín, años antes del primer atraco, habían desechado un segundo plan para un atraco 'perfecto': hacerse con la reserva nacional de oro, situada en las entrañas del Banco de España. El Profesor cuenta a su banda, ahora aumentada con nuevos miembros, entre ellos su pareja, la inspectora de policía Raquel, renombrada como Lisboa, que el plan para rescatar a Rio pasa primero por generar otro robo del siglo.

En apenas 2 capítulos, con un ritmo narrativo más lento que en la primera temporada, nos vemos inmersos en una réplica del robo de la Casa de Moneda y Timbre. Hasta el estudio de grabación parece el mismo. Se repiten tramas, estrategias y aunque la serie está bien rodada y con escenas bien producias -incluso con más presupuesto-, la tercera temporada pierde el norte.

Fallos de guión

Se cometen estupideces como mostrar los rostros de la banda, incluida la del Profesor, que quería hacer un vídeo para lanzarlo como mensaje reivindicativo a toda la sociedad española, denunciando secuestro y torturas de su compañero Rio. ¿Qué lógica tiene este paso y que ahora él y Lisboa campen a sus anchas por la carretera con una caravana, sin taparse el rostro? Cualquiera les puede reconocer, como así ocurre cuando tienen que huir tras haber sido muy poco precavidos a la ahora de esconder la fuente de sus emisiones y conexiones con la banda, que está encerrada en el Banco de España.

A este tipo de inconsistencias llegamos hasta el final de la temporada. 8 capítulos que saben a poco y que nos llevan a una cuarta temporada sorpresa para poder acabar la trama, ya que se queda a medias para indignación de los fans de la serie.

A favor y en contra

Como punto positivo, la irrupción de nuevos secundarios, como la inspectora Alicia, interpretada genialmente por la actriz de moda Najwa Nimri. Sin ningún tipo de escrúpulos, su astucia y decisión lleva a poner en jaque a la banda justo antes del fin de temporada: Nairobi está gravemente herida, aunque la serie se resiste a mostrárnosla como una nueva Moscú, víctima mortal del anterior atraco, antes de Berlín. La jugada del peluche y el hijo secreto es tremenda, aunque recuerda demasiado a los duelos de ambas actrices en la serie 'Vis a Vis', donde compartieron cartel.

También son muy buenos, cómo no, los giros que la banda y su plan van ejecutando en función de los movimientos de la policía y el espionaje, siguendo una partida de ajedrez, tal y como el Profesor explicaba a sus discípulos. A cada acción del Estado le llegaba una inteligente respuesta de la banda, que tenía preparados todos los pasos a dar en caso de una amenaza. Cabe destacar el genial plan para fundir el oro de la cámara, cómo burlar el sistema de seguridad consistente en la inundación de dicha cámara, o cómo se hace frente a la incursión de los efectivos de choque de la Policía, que se cuelan por los tubos de ventilación tras llenar el Banco de un gas que dormía a todos las personas encerradas en él.

No está nada mal tampoco el guiño al movimiento indignado del 15-M, esa sociedad harta de decepciones del poder y la clase política, que miente y manipula a la ciudadanía. Los españoles reciben con cariño el regreso de la banda de la máscara de Dalí y, como pasa en 'V de Vendetta', se disfrazan y visten los monos rojos como gesto reivindicativo contra el Estado. Un toque antisistema que encumbra a una banda de atracadores y que quiere cuestionar la legitimidad de un poder distanciado de sus ciudadanos. La escena de los autodirigibles descargando millones de euros por las calles de Madrid es digna de película, y suma muchos puntos.

En su contra está el hecho de que prácticamente se repite la trama anterior, como ocurre en 'Stranger Things 2' respecto a la primera sesión. Se repiten las escenas de planificación en una villa de campo, una maqueta para la explicación, las clases a los miembros de la banda, las mismas bromas entre sus integrantes, los guiños románticos... También se repite el final que había entre la primera y la segunda temporada: un momento en el que todo parece perdido para luego resurgir entre las cenizas. A ver qué nos tiene preparado ahora el Profesor.

Además, el ritmo es más lento y hay demasiados flashbacks para el público medio que verá esta serie. Asimismo, hay demasiadas inconsistencias de guión sobre las precauciones que se toma el Profesor, algo que no encaja en una cabeza privilegiada, golpeada a última hora por la inspectora Alicia. Se dejaron localizar sin mucha resistencia ni inteligencia.

También van destacando más carencias en las interpretaciones, que si bien en las 2 primeras temporadas se veían tapadas por el excelente guión, aquí comenzamos a ver flojear a Úrsula Coberó (Tokio), Jaime Lorente (Denver), Miguel Herrán (Rio) o Alba Flores (Nairobi), entre otros de los actores, que ya han agotado todos sus recursos interpretativos y caen en la sobreactuación, cayendo en credibilidad. Sin embargo, se han realizado buenos fichajes con Rodrigo de la Serna como el nuevo Berlín, el argentino Palermo y jefe operativo de la banda, o el agreste Hovik Keuchkerian como el nuevo Moscú, llamado Bogotá.

Nadie ha ganado por ahora: así que... ¿quién ganará la partida de ajedrez tras quedar en tablas esta tercera temporada?

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