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Divided Kingdom

jueves 25 de julio de 2019, 14:06h

Reelegido Primer Ministro de Gran Bretaña y asumiendo como primer objetivo efectuar la salida de la Unión Europea, poniendo las cartas sobre la mesa, Boris Johnson tiene al menos cuatro problemas. El primero de ellos es su compromiso de salir de la Unión Europea, aun sabiendo que esta posibilidad le va crear una enorme serie de problemas políticos y económicos. El segundo es la posición del Parlamento Británico y la posición del Parlamento Europeo ante sus propuestas. El tercer problema, sin duda, el más grave para la integridad de Gran Bretaña es el relativo a la situación de Irlanda si las circunstancias fuerzan al establecimiento de una frontera entre Irlanda del Norte parte del Reino Unido e Irlanda, Estado miembro de la Unión Europea, frontera que ya nunca será aceptada y finalmente queda la cuestión referida a la posición de Escocia ante la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, cuando es notoria la posición favorable de una mayoría de escoceses a la permanencia.

La primera de estas cuestiones, el compromiso de Johnson de salir de la Unión Europea ya tiene respuesta, el 24 de julio, desde el recientemente establecido Grupo Directivo Brexit del Parlamento Europeo,-Brexit Steering Group (BSG)- presidido por Guy Verhofstadt, se reunió con el negociador de la Unión Europea, Michel Barnier y emitieron una declaración al final del encuentro, manifestando a Boris Johnson su voluntad de “trabajar de manera estrecha y constructiva con él y su gobierno” recordándole “que la entrada en vigor de todos los acuerdos con el Reino Unido antes y después de su retirada de la Unión Europea requerirá el consentimiento del Parlamento Europeo”.

Inmediatamente, la declaración aborda la cuestión de la salida ordenada, es decir, la salida con acuerdo para dejar claro que una salida ordenada solo es posible si los derechos de los ciudadanos, el acuerdo financiero y la salvaguarda de la frontera en la isla de Irlanda se mantiene en aras de respetar el Acuerdo de Viernes Santo y con objeto de mantener la integridad del Mercado Único.

Para ello, le recuerda que el Acuerdo de Retirada entre la UE y el Gobierno del Reino Unido proporciona gran seguridad para ambas partes y que el Gobierno del Reino Unido, de conformidad con la Decisión del Consejo Europeo, como máxima instancia política de la Unión Europea ha acordado que “el Acuerdo no puede ser reabierto”, si bien el BSG está abierto a considerar cambios en la Declaración Política, en particular si estos cambios proporcionasen “un detalle mucho mayor y una futura asociación más ambiciosa entre la UE y el Reino Unido”.

Por último, el Parlamento Europeo señala que las declaraciones hechas por el partido conservador británico han aumentado considerablemente el riesgo de una salida desordenada del Reino Unido y recuerda que una salida sin acuerdo sería económicamente muy perjudicial para ambas partes. Cuestión que la Unión Europea se está planteando y para lo que ya viene adoptando “medidas de preparación y contingencia”, asumidas bajo el liderazgo de la Comisión Europea, pero coordinadas con todos los Estados miembros, para mantener la estabilidad tras una salida sin acuerdo. El propio Parlamento Europeo mantiene, como una de sus más elevadas prioridades, garantizar que, en el caso de un escenario sin acuerdo, “los derechos para los ciudadanos de la UE en el Reino Unido o para los ciudadanos del Reino Unido en la UE, deberían ser plenamente resguardados”.

Esta afirmación, que cierra la declaración, vuelve a poner de manifiesto que la capacidad de negociación del nuevo Premier británico es mínima. Hay un Tratado firmado -el Tratado Brexit- que debe ser respetado. A partir de ahí, sólo hay una posibilidad, modificaciones estéticas de la Declaración Política o una ruptura sin acuerdo, enormemente trascendental y perjudicial para ambas partes. La Unión Europea ha calculado milimétricamente sus riesgos y las consecuencias, los planes de contingencia han preparado a la Unión para unas circunstancias especialmente desfavorables. Lo que no sabemos es si verdaderamente Boris Johnson sabe a dónde va a conducir a su propio país, el mismo que llegó a crear un gran Imperio, y si no va poner en peligro hasta la propia unidad de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Rogelio Pérez-Bustamante

Catedrático Jean Monnet ad personam

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