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Doctor Antonio Serrano: "Para aliviar un dolor crónico no suele bastar con tomar medicamentos"

miércoles 27 de noviembre de 2019, 13:26h
Doctor Antonio Serrano: 'Para aliviar un dolor crónico no suele bastar con tomar medicamentos'
Entrevistamos al Dr. Serrano y la intensidad con la que habla solo es sinónimo de la pasión que muestra por la Psiquiatría, a pesar de los dramas que escucha cada día en su consulta y de los sinsabores que le produce la estigmación de la salud mental. Experto en Alta Sensibilidad y dolor crónico y un "revolucionario de la profesión médica trabajada en equipos multidisciplinares".

¿Dónde estudió?

Estudié la carrera de Medicina en Valladolid y realicé mi residencia en psiquiatría en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, pero la medicina es una disciplina que requiere estudio continuo y continuar la formación durante toda la vida, el último año cursé estudios de experto universitario en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud.

¿Cómo describiría su experiencia a lo largo de la carrera de Medicina?

Los años de la facultad fueron muy felices para mí. Tuve la suerte de encontrar un grupo de profesores excelentes, con grandes conocimientos y una gran cercanía. Además de en las clases cualquier momento era bueno para hablar y debatir de casi cualquier cosa, recuerdo con especial cariño al Dr Constancio González de Fisiología, al Dr Manso de Medicina Interna y por supuesto al Dr Conde de Psiquiatría, del que fui alumno interno durante los dos últimos años de carrera. También al Dr Orduña de Microbiología, a la Dra López de Psicología Médica y al Dr Corell de Inmunología, también otros, la verdad es que me considero afortunado por haber podido coincidir con ellos. De todas formas una de las cuestiones más enriquecedoras de los años de facultad fue la participación en la vida universitaria general, limitarse a aprobar asignaturas no es mi forma de ver la universidad y soy de los que no concibo la universidad sólo como una formación técnica, sino como una formación para todas las facetas de la vida.

Después vinieron los años de la residencia en Zaragoza y también tuve la suerte de encontrar a gente con ganas de enseñar y con un gusto inmenso por el saber, allí estuve con el Dr Alonso-Lej, la Dra Sanz, el Dr Día, el Dr García Campayo, el Dr Caro y muchos otros que de una forma u otra contribuyeron a mi formación.

¿Qué piensa usted que fue lo más difícil o que más trabajo le costó aprender?

Quizá lo más difícil fue aprender a vivir con la incertidumbre, en medicina no existen apenas certezas y cualquier médico debe aprender a vivir con eso. Aunque realices un diagnóstico correcto y un tratamiento bien indicado en la teoría, eso no significa que en la práctica vaya a ir bien.

¿Me podría contar un poco su trayectoria profesional? ¿Ha recibido o participado cursos, seminarios o conferencias en el exterior?

Como decía antes siempre he procurado seguir aprendiendo, ya de estudiante pasé un verano en Nueva York en el Hospital Monte Sinaí en una unidad de SIDA y psiquiatría, durante la residencia pasé unos meses en el Hospital Sagrat Cor de Martorell en una unidad de Psicogeriatría y casi todos los años hago algún curso o acudo a alguna reunión para mantenerme actualizado, tanto en el exterior como en España. Respecto a mi trayectoria, al acabar la residencia estuve trabajando en Pamplona, en la unidad de hospitalización psiquiátrica del Hospital Virgen del Camino hasta que vine para León, que es mi tierra, aquí he pasado por distintas unidades como Psiquiatría Infanto-Juvenil, Hospital de Día, Urgencias psiquiátricas hasta que en 2015 el Dr Álvarez me asignó a la Unidad del Dolor, y desde entonces, con un breve paréntesis, me he dedicado a esta función y debo decir que muy contento.

Actualmente, está al frente del equipo de psiquiatría de la Unidad del Dolor de León ¿En qué consiste su trabajo?

El dolor crónico es una experiencia sensorial que constituye el resultado de la interacción entre las estructuras óseas y musculares con el sistema nervioso central, el sistema nervioso autónomo, el sistema neuroendocrino e incluso el sistema inmunitario. Sobre esta compleja interacción del organismo se añaden los factores del entorno de la persona que pueden condicionar la vivencia del dolor. Es por lo tanto necesario una visión amplia y personalizada de cada caso particular. Mi labor es esa, comprender y aliviar en lo que puedo al paciente que tengo delante.

¿Trabaja con una única línea de comprensión del ser humano o combina diferentes escuelas, enfoques?

Soy de la opinión que una visión única de las cosas nos limita y que cuando existen dos posturas enfrentadas ambas suelen tener algo de razón. Es necesario un sustrato biológico para explicar la mente humana pero las aportaciones del psicoanálisis, el conductismo y la terapia sistémica, entre otras, no deben despreciarse y, en un momento dado, pueden ser una herramienta para sacar un caso adelante.

¿Por qué nos da miedo el psiquiatra? ¿Esta estigmatizada su profesión?

Sin duda existe cierto reparo a acudir al psiquiatra, pero generalmente es resultado de un desconocimiento o de creencias que poco tienen que ver con la realidad actual. Pensar que sólo aquellas personas que padecen un trastorno mental grave con alteración del juicio de realidad deben acudir al psiquiatra da lugar a que muchas personas que podrían beneficiarse no acudan. Un psiquiatra es un especialista médico más, con una formación que tiene en cuenta desde lo molecular a lo social y que actúa sobre el cerebro fundamentalmente.

¿Son las neurociencias el eslabón que permite cohesionar cuerpo, mente-emoción y espíritu?

Decía el Dr Erik Kandel, premio nobel de medicina en el año 2000, que el estudio biológico de la mente es un puente entre las ciencias y las humanidades. Las ideas que inspire esta nueva síntesis no sólo mejorarán nuestro conocimiento de las perturbaciones psiquiátricas, sino que nos aportarán una comprensión más cabal de nosotros mismos.

¿Cómo influyen la educación y la cultura en la salud mental?

La salud física o mental se da en un contexto cultural determinado y se ha configurado en cada individuo a partir de todas las vivencias que ha desarrollado a lo largo de su vida, incluyendo la educación, pero no sólo la educación reglada sino todos los aprendizajes.

La era de la comunicación, pero ¿Estamos más solos que nunca?

Sin duda la soledad es una de las grandes epidemias en nuestra cultura. En las últimas décadas ha ido tomando un papel preponderante el individuo frente al grupo, con lo cual el resultado de esta potenciación del individualismo es la soledad y todas sus consecuencias.

¿Es cierto que en la sociedad actual preferimos tomar una pastilla antes que sentir una emoción negativa o un dolor físico?

Suelo decir a mis pacientes que los medicamentos son como un bastón, ayudan a andar pero no andan solos. Para aliviar un dolor crónico o una emoción negativa no suele bastar con tomar medicamentos, es necesario que el paciente sea parte activa en su recuperación y realice cambios en su sistema vital, sin embargo a veces estos cambios no son posibles. Voy a poner un ejemplo con un caso clínico que veo ocasionalmente, paciente de 45-50 años que acude por dolor lumbar de larga evolución sin mejoría con los distintos procedimientos intentados. En las pruebas de imagen se observa artrosis facetaria e hipertrofia de los ligamentos. Durante la historia clínica se evidencia que posee estudios básicos, realiza desde hace 25 años un trabajo físico y es el único sustento de su familia. Esta persona necesita seguir trabajando para mantener a su familia, sin embargo mientras siga realizando ese trabajo físico, que además difícilmente va a poder cambiar por su nivel de estudios, va a seguir padeciendo dolor lumbar. Acabará tomando pastillas para aliviar el dolor y posiblemente psicofármacos para los síntomas emocionales asociados con una expectativa de mejora muy escasa, pero no es cuestión de que prefiera tomar pastillas o someterse a procedimientos terapéuticos, es que la posibilidad de alivio que podemos prestar los médicos es esa, es insuficiente pero en muchas ocasiones no hay otra posibilidad y el paciente nos pide que le aliviemos para poder continuar.

A todo le llamamos depresión…

Es cierto que en los últimos tiempos se ha popularizado el término, sin embargo existen diferentes tipos de cuadros y deben evaluarse y tratarse de manera específica, así por ejemplo existe la Depresión Mayor que normalmente no suele tener que ver con sucesos vitales, el Trastorno Adaptativo Depresivo, que suele responder a algún suceso vital, la Distimia, que es una depresión de baja intensidad crónica, la Melancolía, que es una depresión con pérdida de contacto con la realidad, etc…

¿Qué opinas de la medicalización sistemática de los procesos naturales, por ejemplo, el duelo?

Creo que el gran éxito de los antidepresivos y ansiolíticos es que son eficaces en personas sanas, de esta forma si tomas un fármaco que aumente tu nivel de serotonina vas a darle menos vueltas a tu cabeza y si tomas un ansiolítico vas a conseguir relajarte y dormirás mejor. Estamos en un momento en que existe cierta confusión entre el malestar y la enfermedad, los psicofármacos pueden aliviar el malestar pero no van a resolverlo. Sigue siendo necesaria la introspección y la reflexión para poder lograr reequilibrarnos después de un hecho que nos haga sufrir.

El catálogo de psicofármacos es impresionante ¿Son todos necesarios?

Hay más psicofármacos que los clasificados como tal, muchos medicamentos clasificados en otras categorías, como por ejemplo para los vértigos, los vómitos o el dolor son psicofármacos. En general cuanta más variedad de fármacos haya disponibles más específico podrá ser el tratamiento para un paciente determinado.

Cada vez aparecen nuevas etiquetas diagnósticas y psicofármacos vinculados a ellas… ¿Es necesario tanta medicación? ¿Es buena la tendencia actual a etiquetarlo todo?

Cada vez hay más etiquetas diagnósticas pero su utilidad suele ser escasa. Lo fundamental no es lograr clasificar al paciente, es lograr que mejore y que pueda hacer su vida. Lo fundamental a la hora de abordar un caso sigue siendo el relato del paciente y la herramienta más valiosa que tenemos todos los médicos es la entrevista clínica. Las pruebas de imagen y los test de laboratorio son útiles pero no pueden sustituir la relación médico-paciente.

¿En qué proyectos está trabajando?

En León se están desarrollando múltiples iniciativas en el campo de la Psiquiatría de Enlace, desde hace unos años venimos colaborando con la Unidad de Raquis porque hemos observado que los factores psíquicos influyen en el resultado de las cirugías. También existe otro programa con Endocrinología, Cirugía General y Gastroenterología para abordar los casos de obesidad mórbida. Hemos puesto en marcha el programa de Duelo Perinatal y estamos desarrollando iniciativas en Motilidad Digestiva y Psicodermatología. Estoy seguro de que esta forma de trabajar, que trata de dar una visión integral de la persona, cada vez tendrá una difusión mayor y espero que lo que hemos ido desarrollando en León pueda ser una referencia.

Háblenos sobre las conclusiones a las que llegaron en el Encuentro medico sobre el dolor y el uso de opiáceos que se ha celebrado en el Hospital de León

La jornada de discusión sobre Dolor y el uso de opiáceos desarrollada el pasado viernes en el Complejo Asistencial Universitario de León ha resultado muy enriquecedora para todos los asistentes por su carácter multidisciplinar. Desde el año 2012 la Unidad del Dolor de León ha sido pionera en Castilla y León en un modelo asistencial que aúna las visiones de los especialistas de rehabilitación y psiquiatría a la de los anestesistas, realizando un abordaje biopsicosocial de la persona afectada por cuadros dolorosos y planteando el tratamiento, intervencionista o farmacológico más personalizado y eficaz posible y tratando de ser un servicio accesible y flexible para todos sus pacientes.

Con este planteamiento la prescripción de opiáceos entre el año 2012 y el año 2016 por parte de la unidad del dolor descendió en torno a un 60% y las razones principales de este éxito han de buscarse en la concepción radicalmente humana de la atención al dolor, combinada con los más avanzados conceptos y procedimientos.

En León tenemos todos los medios para lograr alcanzar al menos el nivel III (unidad multidisciplinar) de acreditación para el abordaje del dolor, es un principio haber alcanzado en nivel II (unidad unidisciplinar) pero podemos hacerlo mejor. León tiene la suficiente experiencia y capacidad para constituirse en una referencia al menos en nuestra comunidad autónoma.

Para terminar… su ideal de equipo de trabajo, su ideal a la hora de ejercer su profesión.

Mi ideal de trabajo consiste en un grupo en que exista la posibilidad de aportar cada uno su punto de vista sobre un determinado proceso, desde un plano de igualdad y con los medios necesarios tanto técnicos como humanos para llevarlo a cabo. Para el abordaje del dolor es necesaria la comunicación directa entre los profesionales, en un espacio común, y con la suficiente flexibilidad y cercanía que permitan, si no curar, aliviar, y si no aliviar, acompañar.

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