El vídeo del escándalo desde ayer fue aquel el que se podía ver y escuchar a varios dirigentes internacionales presentes en la cumbre de la OTAN mofándose en un corrillo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Entre esos mandatarios estaban el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Boris Johnson. Los 3 comentaban en una conversación privada que se pudo grabar en vídeo y captar con micrófonos lo largas que eran las ruedas de prensa de Trump, así como insustanciales.
Lógicamente, el contenido del vídeo también lo pudo ver en seguida Trump y su delegación, que aunque prefirió no montar un revuelo en plena cumbre, optó por cancelar las comparecencias ante los medios con una velada referencia a las mofas de sus compañeros de cumbre. En un mensaje en Twitter, comentó: "Cuando las reuniones estén hoy terminadas, voy a volver a Washington. No haremos la rueda de prensa al terminar la OTAN porque ya hemos hecho muchas en los últimos dos días. Buen viaje a todos".
Relaciones con Canadá
La espantada de Trump de la cumbre de la OTAN no se quedará en un enfado, sino que habrá consecuencias, aunque parece ser que la diplomacia estadounidense prefiere no tensar las relaciones con Canadá, su gran aliado en Norteamérica y con el que suele ir de la mano en todo tipo de negociaciones. Sin embargo, el malestar con Trudeau es absoluto después de que en estos años se hayan cuidado tanto las relaciones con el primer ministro canadiense, siempre tratado como invitado de honor en la Casa Blanca. "Bueno, tiene dos caras... es un tipo agradable. Lo encuentro agradable pero la verdad es que le he llamado la atención por el hecho de que no está pagando el 2% e imagino que no está muy contento por eso", dijo sobre Trudeau en un tono no muy elevado.
El vídeo fue difundido por canales de temática política en Twitter y la cadena canadiense 'CBC News' puso subtítulos a las conversaciones, complicadas de escuchar correctamente.
Tampoco se esperaban que Boris Johnson se uniera a esas chanzas de índole personal sobre la persona de Trump, dándolas por evidentes en el caso de Macron, con quien las relaciones están más que contaminadas por distintos hechos en los últimos años. Esta semana se terminaban de intoxicar con la subida de aranceles a productos franceses en EEUU como represalia comercial por la imposición en Francia de la llamada 'tasa Google' contra intereses de empresas estadounidenses.
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