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Crónica de una posverdad

jueves 30 de enero de 2020, 18:13h

29 de enero 2019. El Consejo de la Internacional Socialista, reunido en Santo Domingo, resuelve considerar ilegítimo al Gobierno venezolano, fraudulentas las elecciones ganadas por Maduro y dar su apoyo a la Asamblea Nacional como único poder legítimo del país. También denuncia la represión que está ejerciendo el régimen. En su intervención en dicho Consejo, Pedro Sánchez califica de “tirano” a Nicolás Maduro.

4 de febrero 2019. En una declaración institucional, el Gobierno de Sánchez reconoce a Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, como “Presidente encargado de Venezuela”, único mandatario legítimo. El Presidente del Gobierno español se compromete a impulsar ese mismo reconocimiento en los países miembros de la Unión Europea.

19 de enero 2020. El Gobierno venezolano avisa al Gobierno español de que la Vicepresidenta de ese país, Delcy Rodríguez, viaja en un avión privado, junto al Ministro de Turismo, Félix Plasencia, y otros altos cargos, en dirección al aeropuerto de Barajas. Rodríguez tiene prohibida la entrada en el espacio de la UE (y por tanto en territorio español). El aviso se hace dos horas después de que el avión haya despegado del aeropuerto internacional de Caracas. Únicamente el Vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha sido puesto en antecedentes de este viaje.

20 de enero 2020. El vuelo en que viajan Rodríguez y Plasencia toma tierra a las 00.12 en el sector de vuelos privados del aeropuerto de Barajas. El Ministro de Transportes, José Luís Ábalos, ingresa en el avión para recibir a su amigo el Ministro de Turismo. Ya ha sido advertido de la presencia de la Vicepresidenta Rodríguez y se entrevista con ella en el avión por espacio de media hora. Terminado el encuentro, Rodríguez ingresa en el salón VIP de la T1 y posteriormente se traslada a la T4 para tomar un vuelo comercial de Qatar Airways en dirección a Doha. Desde allí tomará otro vuelo comercial hasta Estambul.

21 de enero 2020. Tras múltiples rumores, el Gobierno de Sánchez declara oficialmente que el Presidente de Gobierno no recibirá a Juan Guaidó, quien viaja a la reunión de Davos e inicia una gira por los países de la UE, donde se entrevista con presidentes y jefes de gobierno del Reino Unido, Alemania y Francia, entre otros. Se anuncia que será la nueva Ministra de Exteriores, Arancha González Laya, quien reciba oficialmente a Guaidó.

23 de enero 2020. Salta a la prensa confidencial la noticia de que ha habido una reunión entre el Ministro Ábalos y la Vicepresidenta Rodríguez. Ábalos lo niega rotundamente. Sin embargo, en la noche de ese mismo día admite que solamente la saludó y posteriormente que habló con ella en torno a “veinticinco minutos” de asuntos no oficiales.

24 de enero 2020. En la mañana de este viernes, varios representantes del Gobierno de Sánchez hacen declaraciones diversas sobre el encuentro entre Ábalos y Rodríguez. Por su parte, todos los partidos de oposición piden la dimisión del Ministro de Transportes y una comparecencia en el Congreso de Ábalos y Sánchez.

24 de enero 2020. En la noche de ese mismo viernes, Pedro Sánchez convoca una reunión de urgencia con su círculo íntimo para estudiar lo que ya llaman en la Moncloa, la “crisis Ábalos”. Acuden la Vicepresidenta Carmen Calvo y el jefe de Gabinete, Iván Redondo. Se hace una revisión de posibles escenarios y sus consecuencias, desde la dimisión del Ministro hasta su total respaldo. Se decide esta segunda opción y comienza a prepararse una versión para dar a la opinión pública. La reunión termina cuando se concluye ese relato: el Ministro de Transporte acudió al aeropuerto para recibir a su colega y amigo Ministro de Turismo de Venezuela y, previamente advertido por los ministros españoles de Interior y Exteriores, aprovecha la ocasión para desaconsejar a la Vicepresidenta Rodríguez que pise suelo español, dada la prohibición comunitaria.

25 de enero 2020. Tras dos días de silencio, Sánchez utiliza la versión acordada el día anterior y agrega que Ábalos usó sus buenos oficios “para evitar un conflicto diplomático”, agregando “y lo logró”. Esa versión comienza a ser utilizada por los miembros del gobierno: Ábalos pasa así de protagonista de un lío a ser un salvador de la diplomacia española. La posverdad se completa. Mientras, tras entrevistarse con los principales líderes de la UE, Guaidó vuelve a Madrid donde lo recibe la Ministra de Asuntos Exteriores, así como la presidenta de la Comunidad y el Alcalde de Madrid.

26 de enero 2020. José Luís Ábalos se siente completamente respaldado y comienza una cascada de descaros: asegura “a mí no me echa nadie”, sostiene que entre sus logros contará “el haber salvado al país de una crisis diplomática” y que “no tiene decidido si acudirá al Congreso para dar explicaciones”.

La crónica de estos hechos provoca una serie de interrogantes. Ante todo ¿Cuál es la causa por la que Sánchez ha dado un brusco giro sobre la situación de Venezuela? Existe consenso acerca de que es el pacto con Podemos el origen fundamental del giro, pero desde Moncloa aseguran que Sánchez no ha variado su posición sobre Guaidó. De igual forma, ¿Cuál fue el contenido de la entrevista de Ábalos con la Vicepresidenta Rodríguez? Moncloa asegura que sólo fue un saludo y la advertencia de que no pisara suelo español, pero nadie puede imaginarse que Rodríguez no preguntara al Ministro por asuntos políticos y en concreto por la actitud de Sánchez ante la visita a España de Guaidó. Además ¿Pisó la Vicepresidenta Rodríguez suelo español y por tanto de la UE cuando bajo de su avión? Moncloa asegura que en la T1 no visó su pasaporte y que por tanto no entró oficialmente en España, pero juristas reconocidos señalan que una cosa es el registro documental y otra el hecho sustantivo y que si caminó por la T1 y la T4 pisó sin duda suelo español.

Estas y otras interrogantes son las que los partidos de oposición quieren dilucidar mediante una comisión investigadora del Congreso. Por otro lado, buena parte de los medios de comunicación movilizan sus equipos de investigación para desentrañar los hechos. Puede que en los próximos días se obtengan respuestas más precisas sobre lo realmente sucedido.

Lo que resulta indudable es que, para evitar un daño político, Sánchez y Redondo están dispuestos a construir una posverdad y a utilizarla con cara de palo. Desde luego su uso se hace palabra de orden para el conjunto de los representantes gubernamentales. Algo que un apparátchik incondicional como José Luís Ábalos puede entender como una plataforma para aumentar los desplantes chulescos a que nos tiene acostumbrados.

Claro, el uso de la posverdad como instrumento de gobierno, tiene más probabilidades de éxito en un país de idiotas. Fue Fernando Savater quien advirtió que de esos no está falto este país, tanto en el sentido común del término (imbéciles), como en su sentido etimológico (indiferente del curso de la Polis). Y parece indudable que Sánchez y Redondo trabajan sobre la base de esa hipótesis. Por eso tiene tanto valor que haya algunos responsables políticos que rechacen este método, como es el caso del Presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, quien ha afirmado: “Además del Código Penal, existen códigos éticos y políticos. No sé cuál sería la tipificación en el código político, pero sería grave. A lo mejor algún día incluso se podía discutir si llevar al Código Penal la tipificación para el que hace exactamente lo contrario de lo que promete. Eso, que realmente suele tener una condena, que es electoral, en un momento determinado, y en otros países les lleva al sometimiento de juicios”.

De mi parte, como socialdemócrata veterano, sólo agregar que siento una enorme vergüenza ante este tipo de comportamientos del Gobierno Sánchez. Y que, con pesar, he de admitir que no, no me representan.

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