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Crítica de 'A lo lejos', de Hernán Díaz: el nuevo western viene del sur

jueves 05 de marzo de 2020, 09:58h
Crítica de 'A lo lejos', de Hernán Díaz: el nuevo western viene del sur

Hace falta ser estudioso de Borges, emigrado y argentino para abordar con valor y decisión un género tan estadounidense como el wéstern y lograr que la calurosa acogida de críticos y lectores de este país te haga finalista del Pulitzer y del PEN / Faulkner. Esto es lo que hizo Hernán Díaz en 2018 con 'A lo lejos', un título sobresaliente por su calidad y ambición, que Impedimenta acaba de traer al castellano en la valiosa traducción del cuentista Jon Bilbao, y que toma de Borges la meticulosidad del lenguaje así como la costumbre de adueñarse sin reparos de una tradición literaria ajena y engrandecerla.

'A lo lejos' es en su confección una novela de camino que narra las peripecias del gigante Håkan Söderström, un héroe que resulta extraordinario para los lectores por su profundidad emocional y para sus compañeros de viaje por su bondad y dimensiones. Procedente de Suecia y siendo poco más que un niño, Håkan llega a San Francisco en plena Fiebre del Oro y emprende la misión imposible de reencontrase con su hermano Linus en Nueva York atravesando todo el continente. Este débil motivo para guiar al personaje a través de sus lances con forajidos, mineros, indios y todos los estándares de John Ford es poco a poco sustituido por la huida del mito que sus propias acciones y las habladurías de las caravanas van gestando: “el Halcón”, una combinación de asesino cruel y justiciero que el transcurso del tiempo y el distanciamiento que Håkan se impone no hacen sino alimentar. Sin duda, la novela crece a la par que este se desengaña, aprende en sus viajes a contrapelo de los que conquistan el Oeste, se sume en una introspección casi ascética y finalmente envejece sin perder su inocencia original, y es que su retrato tiene mucho de autobiográfico: la familia de Hernán Díaz huyó de la dictadura argentina, este se crio en Suecia y acabó fijando su residencia en Estados Unidos hace veinte años. Los pasajes aparentemente más anodinos, donde el Halcón no hace sino vagar y sobrevivir en la inmensa soledad y la dureza del desierto o la llanura, resultan más vibrantes y conmovedores que los encuentros con algunos personajes que, como Mortimer, un científico evolucionista que busca el origen de la vida, o una prostituta líder de un grupo de forajidos pecan de cierto anacronismo, el único defecto achacable a esta obra.

En ella Hernán Díaz ensancha las convenciones éticas del género sin salirse de las estéticas. Con bellas descripciones reivindica el valor del paisaje en una notable metáfora de la soledad, pero revierte los tópicos de machismo, racismo e individualismo que tradicionalmente han sustentado estas novelas y películas, construyendo un ideal de la conquista americana del territorio y la naturaleza, que las acciones de Håkan cuestiona, convirtiéndolo más en un antihéroe a lo Lázaro de Tormes que en Clint Eastwood o John Wayne. Las claras referencias del wéstern en A lo lejos no son las clásicas, sino tal vez los personajes crueles y egoístas de la serie Deadwood y el ritmo y las prosopografías de Cormac McCarthy, aunque sin el destino fatalista de los protagonistas ni los ágiles diálogos del autor de Meridiano de sangre.

Sin embargo, la expansión de Estados Unidos hacia el oeste y el enfrentamiento del hombre a una naturaleza inicialmente salvaje fue un hecho muy complejo, también en lo literario, ya que, de forma contemporánea al wéstern, se desarrolló otro género diametralmente opuesto en su expresividad y sentido moral, que en la construcción de A lo lejos tiene una importancia fundamental y que suele ser conocido en el mundo anglosajón como nature writing. Concebida como prosa ajena a la fic­ción y nutrida tanto por infor­ma­ción cien­tí­fica y des­crip­cio­nes del mundo natu­ral como por refle­xio­nes perso­nales, esta “literatura de naturaleza” encabezada por Thoreau y Ralph Waldo Emerson busca vin­cu­lar emo­cio­nal­mente al lec­tor con distintos pai­sa­jes y eco­sis­te­mas, inci­diendo ade­más en la nece­si­dad de su con­ser­va­ción. Hernán Díaz viste todo esto de ficcionalidad y se deshace del componente autobiográfico típico de estos libros, pero las decisiones de Håkan, la forma en que se resuelven sus conflictos y la moral evidente que esconden las descripciones apuestan por la contemplación del entorno, una vida en contacto con la naturaleza y una crítica a la avaricia, el materialismo y determinadas formas de desarrollo. Ello se adivina de forma sutil en numerosos conflictos que contribuyen a urdir la belleza del libro: el mito del buen salvaje frente al colono agresivo, corruptor y corrompido, el integrismo religioso de los forajidos frente al racionalismo científico de Mortimer o el refugio que Håkan encuentra en las zonas más vírgenes y agrestes frente a la destrucción que la minería del oro promueve.

Con ello no hay maniqueísmo, pero sí una bella polémica racial y ambiental muy acorde a estos tiempos de Mr. Trump en la que cualquier lector de narrativa se sentirá cómodo, aunque tal vez no el actual inquilino de la Casa Blanca. Hernán Díaz, un joven autor del Sur que escribe en inglés, llama con fuerza a ese podio que suele llamarse la gran novela americana. Estaremos atentos a que futuras novelas como A lo lejos acaben de abrirle esa puerta.

A lo lejos
Hernán Díaz
Editorial Impedimenta, 2020
344 páginas, 22,76 euros

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