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Crisis social, crisis sanitaria y crisis política

lunes 23 de marzo de 2020, 15:50h

El rápido avance del COVID 19 ha sido el detonante que ha hecho estallar una crisis global del capitalismo que ya avanzaba, así como una crisis politica en el estado español que llevaba tiempo creciendo.

Creo que está suficientemente explicado que el capitalismo estaba en medio de convulsiones e incluso una recesión anunciada a la que los enfrentamientos entre las dos grandes potencias y varias intermedias contribuían de forma decisiva tanto en forma de guerra de aranceles como guerra del petróleo.

Por ello, tal vez lo que hace más falta es referirse al momento presente y las sensaciones que se viven en barrios, pueblos y ciudades del estado español, sabiendo que la crisis sanitaria y económica son internacionales y sus consecuencias, también. Lo que ocurre es que en España el cabreo se materializado también en el descubrimiento, tras años de ocultación por las derechas, la prensa corporativa y el Felipismo y sus herederos de los negocios y manejos del rey Juan Carlos I y el saber que el heredero su hijo Felipe VI, era y es al menos conocedor de ellos hace tiempo y sigue siendo su heredero. Lo es porqué su padre no ha muerto y porqué de él ha heredado su cargo de jefe del estado ¿O no?

En medio del virus desconocido, han descubierto muchas y muchos que la “tercera mejor sanidad del mundo” tiene graves deficiencias, carencias injustificables de personal, escasez de medios y todo ello porque desde la crisis de 2008 ha sido recortada, privatizada en parte gracias a un proceso que había comenzado antes, siendo reducida en personal e instalaciones de forma que las consecuencias, afirmo sin miedos han sido criminales. Por eso me produce tanto asco escuchar de personas responsables de recortes quejarse de falta de medios incluidas camas y UVIs que ellos mismos han provocado de forma consciente y mediante resoluciones políticas y presupuestos restrictivos. A esto se añade y no es menor, la destrucción de la industria española vía deslocalizaciones y gracias a multinacionales privadas internacionales o españolas, grandes patronales privadas, que han deslocalizados las fábricas y destruido el tejido industrial, lo cual queda demostrado cuando algo tan simple como una mascarilla hay que impórtarla de china y nos hace dependientes del “mercado” internacional. Vamos si esto fuera una guerra, como algún responsable militar con gran impericia comunicacional describe, no podríamos hacer ni tirachinas.

Todo esto ha provocado un fuerte debate político pues la derecha se está dando cuenta de que su postura liquidadora del estado del bienestar no es popular. La derecha trumpista española está en plena batalla agresiva al objeto de exculpar sus culpas y sobre todo sus responsabilidades. El PSOE debe volver a la senda del estado social de la que nunca debió salir aceptando las tesis neoliberales y de hecho gran parte de sus cúpulas todavía están en ellas. Por cierto, Pedro Sánchez debe abandonar sus cansinas y repetitivas intervenciones (No digo que las tenga, las debe tener) y aprender de Salvador Illa, ser concreto y claro.

La ofensiva de la derecha española no se va a frenar con paños calientes y “yo no discuto con las CCAA” ante una presidenta de Madrid, Ayuso, agresiva, chula, faltona, que desprecia al resto de territorios y naciones y que piensa que España es Madrid. Su postura (la de las extremas derechas centralistas) es claramente por un lado defender las privatizaciones y evitar que triunfe la voluntad de fortalecer lo público además de defender los intereses de los EE.UU en lo que está suponiendo otro enfrentamiento entre estos y China, muy nerviosos, porque parece ser que al menos la confrontación por la diplomacia de la mascarilla y el respirador la están venciendo los chinos. La actitud errática e insolidaria impuesta por Trump le ponen las cosas fáciles a China.

Pero mantenemos que la crisis es politica, es total y por tanto insisto politica. Juan Carlos I sobre el que se tejió una leyenda de rey campechano, demócrata y popular, queda por fin al descubierto. No ha hecho nada gratis y que la supuesta capacidad y prestigio diplomático de la corona ha sido a comisión.

Mientras las y los sanitarios improvisaban batas con bolsas de basura, la corona tiene una gran cantidad, todavía no aclarada de millones y millones de euros en paraísos fiscales. La corona forma parte pues de la corrupción, pero es que el régimen del 78 ha necesitado de la corrupción y mientras los partidos, varios de ellos, se echan en cara unos otros rosarios de casos, la monarquía gracias a la censura y la ocultación de todas las oligarquías patrias, formaba, forma parte del tinglado, siendo parte impulsora.

Por tanto vamos a ver reacciones autoritarias tendentes a mantener el status. Todo se va a utilizar. Las derechas trumpistas han iniciado ya una dura campaña politica a base de provocar miedo, mentir y engañar. Las tímidas medidas del gobierno y sus fallos en comunicación, le pueden facilitar la tarea. Toda esta ofensiva derechista tiene un solo objetivo, salvaguardar el trono y sus privilegios.

Ante esto la exigencia de prohibición de despidos, moratoria de alquileres y la imposibilidad de desahucios junto a la defensa a ultranza de lo público van a ser señeros en nuestra acción, incluidas nacionalizaciones ya imprescindibles y revertir a público todo lo privatizado. Pero sin olvidar la exigencia de un referéndum monarquía o república. En esencia la defensa de la democracia y defender la democracia no es tan solo celebrar unas elecciones cada cierto tiempo, sino puesta en valor de la soberanía popular y la libertad, igualdad de derechos y servicios públicos universales y de calidad. Defensa de la vida y de la dignidad. Una forma de encarar la rotunda crisis económica que ya sufrimos de lleno diferente de la de 2008, poniendo los intereses de las clases trabajadoras y populares por encima de las grandes empresas y bancos y por un rescate de las personas, de las clases populares y no de los ricos y sus instituciones.

Termino, el capitalismo ha vuelto a fracasar. Sin estado no hay defensa posible de la población. Solo el socialismo, por tanto libertad, igualdad y reparto pueden generar tranquilidad, protección y dignidad.

Carlos Martínez García

Politólogo y ex portuario. Miembro de la plataforma socialista pro PSF.

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