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Esperando El Milagro...

domingo 12 de abril de 2020, 09:06h

¡Hoy es Domingo! Domingo de Resurrección...

Y tal día como hoy estaríamos pensando en la vuelta a casa, en la vuelta al cole, en la vuelta al trabajo, en los atascos, en la operación retorno... Estaríamos consultando el tiempo y mirando al cielo para ver si puede salir la procesión. Sería un día de apurar las últimas horas, de despedidas, de besos, de abrazos, de maletas, de “hasta pronto”... Y sin embargo este año, nuestro ya cotidiano COVID 19 se ha encargado de que no haya vuelta porque ni siquiera ha habido ida.

Y así es como hemos llegado al final de la Semana Santa, de esta Santa Semana en casa... Y es hoy cuando se conmemora El Milagro. El día más importante y el que da sentido a los católicos. La mayor prueba de fe: La Resurrección. Y esto me hace pararme a pensar en estos días que estamos viviendo. Días en los que dan igual nuestras creencias, incluso si somos creyentes o somos ateos, porque a todos nos une lo mismo y es que queremos creer, necesitamos creer. Ansiamos que se produzca El Milagro: Una vacuna, que se curen los enfermos, que los nuestros estén bien, que les contemos y no nos falte ninguno. Que no haya más muertes, que de una vez por todas la “Curva” sea descendente, que no perdamos el trabajo, que pongan una fecha de fin al confinamiento. Que esto acabe cuanto antes para abrazar y besar a los que tanto echamos de menos. Que volvamos a esa “normalidad” en la que nos sentíamos seguros...

Y sigo pensado. Y caigo en la cuenta de que hasta en estos tiempos de incertidumbre, de tristeza, de desolación... Se produce a diario uno de esos milagros que nunca deja de sorprendernos y hacernos felices: El Milagro de la Vida. Bebés que nacen con ese llanto que es la mayor alegría, ajenos al momento en el que vienen, incluso al mundo al que llegan. Nacimientos más llenos de vida que nunca, porque tienen lugar en hospitales llenos de tragedia, de soledad, de dolor, de miedo, de impotencia, de enfermedad, de contagios, de falta de materiales, de sanitarios exhaustos, de ingresos y defunciones, de altas y bajas, de aplausos y lágrimas. De días que se juntan con las noches y esas noches con los días siguientes... Y sin embargo, entre tanta oscuridad, llega con fuerza la luz más potente de la naturaleza: LA VIDA.

Y puede que ahora sea un buen momento, mientras esperamos el ansiado milagro, para pararnos a pensar en la cantidad de cosas que nos sucedían a diario y que nos pasaban totalmente desapercibidas, pero que sin duda, son mas fuertes y valiosas que los hechos extraordinarios que esperamos que pasen: La libertad, la salud, respirar, reír, besar, abrazar, sentir, amar... Acostarnos y levantarnos cada día. Cada hora, cada minuto, cada segundo del día y de la noche. El amanecer, el atardecer... ¡VIVIR!

Por eso cuando esto pase, que pasará... Recordaremos que aunque no éramos personas de fe, un virus nos hizo vivir con una fe desconocida y con más esperanza que nunca un Domingo de Resurrección en el que anhelamos, esperamos, incluso creímos en El Milagro. Y que mientras llegaba, nos hizo ser conscientes de que pese a todo, éramos capaces de salir adelante y aparcamos la queja para agradecer, disfrutar y celebrar esos grandes o pequeños milagros que nos acontecían cada día y que antes éramos incapaces de ver.

Esther Ruiz Moya

Periodista

Esther Ruiz Moya es comunicadora, creativa, escritora y motivadora. Premio Círculo Rojo 2021. Colaboradora en medios en España y Estados Unidos. Autora del libro 'Cuando esto pase...', sobre la pandemia y el confinamiento. Autora del podcast 'A Contraluz', disponible en Spotify

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