El barril de petróleo de referencia en Estados Unidos, el WTI, cerró el lunes en precios negativos, un hecho inédito provocado por reservas mundiales saturadas y una demanda devastada por la pandemia de coronavirus.
Ante esta situación, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que comprará 75 millones de barriles de crudo para llenar su reserva estratégica aprovechando la caída histórica de los precios.
Unas caídas que arrastraron también a la baja al barril de Brent de referencia en Europa, sin embargo, los expertos apuntan a que los consumidores no pueden esperar una bajada proporcional del coste de los combustibles a ambos lados del Atlántico.
La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos insiste en que "las cotizaciones internacionales (coste del carburante) representa sólo una parte del precio en el surtidor. El resto son impuestos [alrededor del 50%] y costes de distribución y comercialización, que prácticamente no varían".
Asimismo, habría que tener en cuenta que el impacto de la parte relativa al coste del carburante queda reflejado en las gasolineras con meses de diferencia dado al sistema de aprovisionamiento de estos establecimientos.
De esta manera, el precio de los combustibles no vería una rebaja inmediata en todo caso, pero de cara al futuro sólo sería sustancial si la tendencia bajista en los mercados de petróleo se consolidasen a medio largo plazo lo que dependerá de la reactivación de la demanda una vez superada la crisis sanitaria del COVID-19.
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