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Diario de una pesadilla 25 de abril

sábado 25 de abril de 2020, 11:50h

Cuando acababa de comenzar a andar el día 25 de abril de 1974, en Radio Renascença, empezó a sonar la canción “Grándola, Vila Morena”, una canción revolucionaria de José Alfonso prohibida por el régimen portugués. Era la señal para que los militares ocuparan los puntos estratégicos del país. Tras ese amanecer, una camarera, Celeste Caeiro, que regresaba a casa cargada de claveles de un banquete que se había suspendido por la tensa situación militar, es reclamada por un soldado, aterido de frío, para que le diera un cigarrillo. El joven está subido en uno de los muchos tanques que están parados la plaza del Rossío en Lisboa. Como no lleva tabaco, la camarera le ofrece una flor que el joven recoge y lo sitúa en el cañón de su tanque. Aquel gesto gustó a las tropas y todos imitaron a su compañero pidiéndole flores a la joven y poniéndolas en sus fusiles. Así comenzó la revolución incruenta llamada “de los claveles”…Como ven las grandes páginas de la historia, al final, se escriben con pequeños gestos que acaban convirtiéndose en todo un símbolo.

Nosotros, este 25 de abril del 2020, 46 años después de aquella revolución, estamos inmersos en otra. La nuestra tiene que ver con la salud y con vencer al enemigo en el que se ha convertido el Covid-19. Parece que el sol y el buen tiempo podrían ser nuestros mejores aliados. Científicos del gobierno americano aseguran que “los rayos del sol podrían matar rápidamente el nuevo coronavirus”. Al “bicho” parece ser que no le gusta el impacto de los rayos ultravioleta sobre su capa de grasa trompetera. Es más, podría matarlo. El estudio ha demostrado que con una temperatura entre 21 y 24 grados centígrados y una humedad del 20 por ciento, el virus tardaría 18 horas en reducirse a la mitad. Los investigadores americanos también han comprobado que el patógeno en suspensión en el aire, se redujo a la mitad con la misma temperatura, entre 21 y 24 grados. ¡Bienvenido sea el verano y las altas temperaturas! Será cuando la transmisión baje. Sin embargo, eso no significa que el virus quede totalmente eliminado. Como dijo la presidenta Díaz Ayuso, “el Covid ha venido para quedarse un largo rato” pero que el sol será nuestro cómplice, está claro.

Hay otro “virus” que está quedando destapado en este confinamiento, me refiero al de la violencia machista. Cuatro mil detenidos desde el inicio del estado de alarma. Las casas para todas aquellas mujeres que ya tenían una situación difícil, se están convirtiendo en auténticas jaulas. La policía no ha dejado ,afortunadamente, de detener a estas bestias.

Y nos preparamos para la salida de nuestros niños. Por cierto, algunos tienen miedo y prefieren quedarse en casa. ¡Pobrecillos! Yo también tengo miedo a salir de casa y soy adulta. Y es para tenerlo, con el número de víctimas que ha causado y sigue causando el maldito Covid-19.

Hoy he decidido ponerme a desinfectar mi casa al ritmo de “Grandola Vila Morena”. Intento traducirla al paso de las botas de los militares que han puesto un clavel en su fusil: “tierra de fraternidad. El pueblo es el que manda más dentro de ti. En cada esquina, un amigo. En cada rostro, la igualdad…”. Y así, dale que te pego a la lejía y al estropajo. “Tierra de fraternidad…”. Bonito día de primavera…

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