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Ansiedad

miércoles 29 de abril de 2020, 07:49h

Un día más, después de haber pasado otro día, después de un día más vivido...

¡Las ganas que le queremos poner a cada día! Pero a veces es todo tan forzado, que no sé si eso es bueno o es mejor decir que te has cansado de ponerle ganas hasta que no empieces a ver motivos. Porque antes de que el COVID 19 nos robara nuestras vidas, teníamos días de todo, buenos, menos buenos, días sin más y también malos, incluso peores... Pero bueno, casi siempre esos días tenían una causa, o al menos, sabíamos cómo vivir con ellos.

Pero ahora, después de mes y medio de confinamiento. De intentar entender una situación que no tiene explicación. De no poder salir ni entrar libremente. De no ser dueño de tu propia vida. De no dar ni recibir abrazos. De no dar ni recibir besos. De estar inmersos en una rutina que no sabes cuánto va a durar. De estar cansados de que envuelvan la más terrible realidad en papel de celofán para que no la veamos. De ver cómo las llamadas y videollamadas se han convertido en obligación porque ya no nos apetece ni hablar. De tener que decir que estás bien aunque no lo estés. De estar de mal humor y no saber por qué. De no aguantarte ni tú. De agarrarte con fuerza a lo único que te vale en este momento, el que los tuyos y tú estáis sanos y vivos. Después de todo esto... La incertidumbre se está convirtiendo en ansiedad.

Una ansiedad que no tiene sólo un motivo, porque es una ansiedad generalizada. Te levantas y te acuestas con unas palpitaciones que tú sabes que no son las habituales. Unas palpitaciones que van por libre, a un ritmo que sabes que no es el suyo y que además van del corazón al centro del pecho, a la boca del estómago. Ese nerviosismo que no te deja en todo el día y que quieres controlar, pero que se te escapa. Y te hace estar irritable, y quieres hacer cosas todo el rato para no pensar, pero a la vez no te puedes concentrar. Y el dolor de cabeza vive contigo. Y todo es una contradicción, quieres estar bien, pero estás cansado de hacer que no pasa nada. Y el hastío y el cansancio se apodera de ti. Y no haces nada pero sudas. Y quieres dormir pero no puedes. Y quieres dar ánimos pero te cuesta un triunfo. Y puedes estar con gente pero te sientes sólo. Y aparentas seguridad y lo único que tienes son miedos. Y escuchas “no te preocupes” y aún te sientes peor. Y no quieres pensar en el futuro pero eso te ahoga todavía más. Y quieres encontrar el equilibro, pero la balanza está tan descompensada que no sabes ni por dónde empezar.

La verdad, no sé si esos expertos de los que hablan y que supongo que existan, han medido el impacto emocional del Coronavirus. Porque hemos pasado por todas las emociones. Desde un optimismo y un ánimo aparentemente incompatibles con la dramática y desconocida situación a la que nos enfrentábamos. Hasta la rabia, el enfado y el miedo. Y ahora todo eso se está transformando en tristeza. En sentirnos más vulnerables que nunca. Pero es en este momento cuando nos tenemos que agarrar a la esperanza, a los motivos, a la ilusión, que es lo único que nos puede hacer remontar y salir. La confianza en lo que nos dicen nuestros mayores, que cualquier situación por mala y difícil que sea pasa. Que cuando empieza a llover, siempre para.

Por eso cuando esto pase, que pasará... Recordaremos que hubo un virus que nos robó nuestra vida, que nos atrapó en una montaña rusa de emociones que cuando bajaba sólo nos traía tristeza, miedo, fragilidad. Y que cada día nos hablaban de “pararlo juntos”, pero que llegó un momento en que eso nos sonaba a cuento, porque sentíamos que cómo lo íbamos a parar si no sabían ni cómo afrontarlo. Que ya necesitábamos certezas. Y fue entonces, cuando nos dimos cuenta que teníamos el mayor aprendizaje por delante: aprender a vivir fuera de la burbuja. Porque esta crisis pasaría y sería historia y volverían nuestras ilusiones y por qué no decirlo, también nuestros problemas. Y eso sería lo mejor, porque sería señal de que estamos vivos.

Esther Ruiz Moya

Periodista

Esther Ruiz Moya es comunicadora, creativa, escritora y motivadora. Premio Círculo Rojo 2021. Colaboradora en medios en España y Estados Unidos. Autora del libro 'Cuando esto pase...', sobre la pandemia y el confinamiento. Autora del podcast 'A Contraluz', disponible en Spotify

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