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Caciquismo paleto

jueves 14 de mayo de 2020, 13:07h

La misma manifestación de ayer, en el País Vasco, con ikurriñas en lugar de rojigualdas, hubiera provocado un escándalo internacional y las cargas de la policía. Una policía, que ayer, se visibilizó notablemente por su ausencia.

Cuando la política basura se aposenta en las instituciones, nadie puede esperar que emane de la misma más de lo que la sostiene. La pandereta y el santoral, la rojigualda como insignia suprema, y ese cazurrismo revestido de dinero, con olor a nactalina, que ayer dejó su aroma como a rancio descompuesto por las calles de los más distinguidos barrios de Madrid

Todos los clichés de finales del XIX van cobrando forma estos días del S.XXI, y por supuesto, el caciquismo paleto, no podía faltar. Ese caciquismo de mucha misa, que antepone los rezos a la salud pública, que pide libertad para abusar del prójimo. Caciquismo de banderitas para quien la patria es un país en blanco y negro donde no caben la mitad de quienes lo sostienen. Ese caciquismo más decimonónico, para cuyos abusos se inventaron las fuerzas del orden, no para reprimirlos, sino para cometerlos.

Y ahí estaban Borjamari y D. José, con sus banderas y sus genes muy españoles, demostrando que su derecho a propagar la enfermedad está por encima del de los demás a frenar los contagios. ¿Quién es nadie para decirles a ellos lo que tienen que hacer? ¿Qué les importa contagiar a los demás de una enfermedad nueva y sin cura, cuando lo importante es echar a este gobierno?

Los mismos barrios donde se vota a quienes en su programa llevan recortar en I+D, en sanidad pública, en vacunas para niños, o derecho a la dependencia, salieron ayer a la calle a decir que el problema es el gobierno. Los mismos barrios donde se concentran los votos de quienes se negaban a legalizar el divorcio, o a aprobar el matrimonio igualitario.

Todo apenas unos días después de que Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid, dejara entrever tras la queja de las residencias de ancianos, que efectivamente no se hospitalizaba a los mayores enfermos, debido al colapso del sistema sanitario. En otras palabras, que se les dejó morir en las residencias.

Un colapso, el del sistema sanitario, que llega tras años de meter la tijera en la sanidad pública.

Una patria, la del señorito, donde no caben homosexuales, ni ateos, ni extranjeros, que condena a los pobres a la pobreza, para disfrute de los ricos de su riqueza, y a las mujeres a la obediencia.

Es el caciquismo. Nunca se fue del todo, y estos días, arremete con fuerza.

Carlos Paredes

Analista político

Fue portavoz de Democracia Real Ya (DRY, 2011-2012) colaborando en la aparición del movimiento 15-M. Fue presidente de Ecopolítica (2020-2021) y ha tenido presencia como invitado y tertuliano, en 'El programa de Ana Rosa' (Telecinco), 'Las mañanas de Cuatro' (Cuatro TV), '13 TV', 'Los Desayunos de TVE', 'El Objetivo' y 'La sexta noche' (La Sexta)... En 2011 fue portada de las revistas 'Tiempo' y 'Pronto' como portavoz de DRY, además de contar con apariciones en medios internacionales como 'Le Monde', 'Le Monde Diplomatique', 'Der Spiegel', la 'Rai', la televisión pública francesa... Su nombre aparece en el libro 'España 2020, la España que necesitamos', junto al de José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy, entre otros. Colaboró en la publicación por primera vez en castellano de 'Vida y Muerte de Petra Kelly' y actualmente lleva una vida retirada de la política activa, concretamente en el sector privado, dedicado al mundo de la pequeña empresa.

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