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Podemos, 404 page not found

lunes 08 de junio de 2020, 14:19h

Ni siquiera es un secreto a voces porque hasta los ujieres de Moncloa hablan de ello abiertamente: los ministros de Podemos son más flojos que la chaqueta de un guardia. Hace unas semanas uno de los ministros socialistas -no ha trascendido cuál pero es fácil imaginarlo- dijo en un off que la mayoría no saben ni leer un excel y que se “olvidan” los informes en cualquier parte porque ni los leen ni los entienden.

Podemos funciona como una secta con un exacerbado culto al líder y un seguidismo narcótico de cuanta palabra sale de su boca. E Iglesias aprovecha su mando sobre la Horda para excitar el cerebro reptiliano de los suyos y de los menos leídos de nuestra sociedad. La apelación permanente a lo que antaño llamábamos las bajas pasiones le produce un alto rédito sociopolítico creando un populismo de ultraizquierdas tan peligroso como los de ultraderechas.

No suele haber argumentaciones en Podemos, apenas consignas primitivistas que calientan la sangre. En palabras de su bienamado Ernesto Laclau: [Populismo] Es el modo de articular una diversidad de demandas para un sujeto político, el pueblo [.../…] que debe ser alimentado con contenidos diversos e inespecíficos y por eso cabe distinguir un populismo de izquierdas y otro de derechas”.

Las intervenciones de Iglesias, Montero y Echenique o bien son consignas facilonas de universitario revenido, o bien son directamente insultos y menosprecios a cualquier adversario que se ponga a tiro y del que no puedan obtener apoyo inmediato.

Su aportación a la política ya pasó y quedó en el barrizal de su ego. Fue cuando aún no tenían representación parlamentaria (apenas cinco años) y consiguió convencernos a muchos de que otra forma de hacer política y hasta de gobernar eran posibles. Fueron los tiempos de la inflamación verbal casi obamista en la que sí podíamos acabar con la casta. Y en menos de dos mil días Iglesias es casta cum laude: coche oficial, chalet en la sierra y segunda vivienda en El Portet, Moraira (les he preguntado directamente a él y a su esposa sobre este tema y ambos han rehusado contestar) y una enorme capacidad para eludir las responsabilidades gubernativas aparcándoselas a otros.

Su última gran aportación es el Deep State a la española, el Estado Profundo que le persigue, sniff, a él y los suyos (mismo argumento de Trump, by the way). El invento ni siquiera es suyo sino otra “apropiación cultural” robada esta vez a varios pensadores yanquis del siglo pasado, en especial a James Burnham, un neomaquiavélico (the Machiavellians, 1943). Se trata, como todo lo de Podemos, de una argumentación ramplona dirigida como un dardo al reptil que habita los cerebros de sus huestes: hay funcionarios, empresarios, políticos-de-derechas, militares, sanitarios, profesores y hasta ujieres que trabajan desde dentro del estado para derrocarle a él, sniff, e impedir su poderosa y bondadosa acción en pro de los pobres. Esto lo dice el que desde la oposición le decía a Rajoy que a la política hay que venir llorado de casa.

Resulta infantil que Iglesias descubra que hay poderes fácticos que presionan [igual que lo hizo su gente cuando su partido nacía y sacó rédito de empujar periodistas, mendigar fondos a HispanTV o dejarse contratar por los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador (2013) para unas asesorías tan espurias como extravagantes sobre la implantación de una moneda común (NOTA: ninguno de los asesores de Podemos era experto en el tema y desde los años 70 hay estudios y planes al respecto de la OEA, MERCOSUR y el BM. Los más relevantes fueron propuestos por Carlos Menem (Argentina, 1994) y Andrés Pastrana (Colombia, 1997)]

Podemos es una anomalía del sistema, pero no una anomalía sistémica; es el 404 page not found de la democracia. Han traído consigo y bajo el disfraz de una bocanada de aire todas las perrerías del sistema y una nueva forma de opresión y dictadura mentales francamente ofensivas. Su forma de actuar es ampliamente conocida entre nosotros: o conmigo o contra mí. Todos son enemigos y todo queda prohibido. Como dijo él mismo no hace tanto “somos una guerrilla y no nos vamos dejar nuestros Kalashnikov en casa". Pues ni vencerán ni convencerán.

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